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Venezuela ha vivido un ciclo de diálogos imposibles desde hace 14 años. El 14 de abril de 2002, después del fallido golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, lo primero que hizo el mandatario a su regreso a Miraflores fue dar una declaración muy conciliadora invitando a la oposición al diálogo.
Todo se quedó en una cordial invitación, pues los boicots de ambas orillas políticas frustraron cualquier cara a cara. Desde aquel día la confrontación entre contradictores se ha profundizado en el país.
Y qué decir de lo que sucede en tiempos de Nicolás Maduro. Bajo su gobierno, esas búsquedas de entendimiento se multiplicaron: comisiones, mediadores, mesas de conversaciones y un largo etcétera de propuestas que no se han durado más de una semana.
Hoy la mediación internacional para bajar la tensión —luego de que el Gobierno determinara suspender el referendo revocatorio y la Asamblea Nacional se declarara en rebeldía y llamara a una “Toma de Venezuela”— se reactiva. Pero, ¿es posible un diálogo en medio del actual escenario?
La misión está en manos de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que envió al país a tres expresidentes: de España, José Luis Rodríguez Zapatero; de Panamá, Martín Torrijos, y de República Dominicana, Leonel Fernández. Desde hace meses estos políticos intentan un acercamiento, pero no han logrado mayor avance.
Ahora se suma, por invitación de oposición y gobierno, el enviado especial del Vaticano. Pero el escenario es el mismo de hace 14 años: el Gobierno denuncia intentos de golpe de Estado y la oposición responde que no hablará con una “dictadura”.
De acuerdo con Vladimir Villegas, periodista, exchavista y columnista de El Nacional, “el diálogo es el camino más difícil, porque requiere de dar señales que nos cuesta ofrecer, la intransigencia cierra esas puertas pero debe ser vencida. El gobierno tiene la primera responsabilidad de crear condiciones, de evitar por ejemplo el camino represivo y la oposición no puede dejarse llevar por extorsiones de ninguna naturaleza destinadas a confundir diálogo con traición”.
Pero el camino parece destrabarse y aparece una luz al final del túnel. Ayer, dos hechos aparentemente separados, lograron destrabar la confrontación política, al menos un poco. Representantes de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y diputados opositores se reunieron con el representante del Vaticano en Venezuela, monseñor Emir Paul Tscherring, y el nuncio venezolano, Aldo Giordano.
Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se reunió con el papa Francisco en El Vaticano, quien le insistió, de acuerdo con un comunicado de la Santa Sede, en la urgencia de solucionar a través de un diálogo sincero. Venezuela preocupa al papa Francisco, quien en varias oportunidades se ha referido a la situación del país.
Horas después de los encuentros, Emir Paul Tscherrig, anunció el inicio del diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) el 30 de octubre en Isla de Margarita.