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Todo comenzó en las primarias de Nevada, en donde los electores latinos tienen una representación demográfica significativa (17% de la población) y donde se concentra el mayor número de indocumentados en proporción total a la población, según el Pew Research Center. Allá Hillary Clinton superó a su rival, el senador Bernie Sanders, por cinco puntos, pero no gracias al voto latino, que benefició a su rival.
En las huestes del Grand Old Party, el Partido Republicano, el gran ganador fue Donald Trump. ¿Gracias al voto hispano? Según el multimillonario, magnate de la construcción y los casinos, además de estrella de los reality shows, sí. “¡Soy el número uno entre los hispanos!”, aseguró tras confirmar que ese voto lo había llevado al triunfo en Nevada.
En la jornada de ayer (supermartes) siete millones de latinos estaban habilitados para votar. En Texas, en donde el 40% de la población es hispana, el voto fue definitivo, al igual que en Colorado, con el 15% de votantes latinos, Virginia (5%), Georgia (4%) y Carolina del Norte (3%). El censo de 2010 evidenció que los mexicanos son el grupo hispano más grande en el país, con el 63%, seguidos de lejos por los puertorriqueños, con el 9%, y los cubanos, con el 4%. El 83% de la población hispana vive en nueve de los estados más grandes de EE. UU.: Nuevo México, Texas, California, Florida, Nueva York y Arizona.
¿Cómo está votando el hispano? ¿Está apoyando a Trump, el candidato con el discurso migratorio más duro en la historia electoral de Estados Unidos? Latino Decisions, firma experta en sondeos y análisis entre la comunidad hispana, asegura que no. “Este grupo demográfico vota mayoritariamente por los demócratas. El 55% de los latinos se identifica con ese partido, el 29% como independiente y sólo el 16% como republicano”. Así que Mr. Trump no puede darse como el favorito de los latinos.
Cynthia Arnson, del Wilson Center, lo explica así: “La retórica agresiva de Trump y de candidatos como Rubio manda un mensaje de hostilidad no sólo contra los migrantes no documentados, sino contra los latinos. Este es un obstáculo que el Partido Republicano difícilmente logrará superar”. Pero a Trump pareciera no afectarlo. Una de las latinas más activas en Nevada fue la colombiana Myriam Witcher, quien se hizo famosa en octubre del año pasado cuando se subió al escenario de un evento de Donald Trump gritando: “Soy hispana y amo a Trump”. No es la única. Ciudadanos estadounidenses originarios de México, República Dominicana, Cuba y otros países centroamericanos manifestaban a las cadenas hispanas de televisión que cubrían las primarias en Nevada su amor por el candidato. “Lo que él dice es cierto: todos en el país tienen que obedecer las leyes y vivir legalmente sin ninguna excepción”, decía Witcher. “Llevo cuarenta años viviendo en Estados Unidos y siempre se ha hablado de migración y no ha pasado nada. Trump dice que va arreglar la economía y voy a votar por él”, decía Luis Duarte, un mexicano nacionalizado. Clara Gutiérrez lo apoyaba: “No hay discusión. Éste es el hombre que necesitamos todos en EE. UU.”.
Eduardo Gamarra, estratega político y profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU), lo explica así: “Resulta que el hispano republicano se identifica con el conservadurismo blanco. Los valores son los mismos, piensan parecido, coinciden con muchos de sus ideales, como familia, leyes, aborto, etc. Pensamos que el latino va a votar por alguien que tenga apellido como Rubio o Cruz, y eso no pasa. Los que llevan más de cuatro décadas viviendo en el país ya se sienten y piensan como estadounidenses”.
Por eso, agrega, es fácil encontrar latinos que apoyen la intención de Donald Trump de realizar deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, así como la construcción de un muro en la frontera sur de EE. UU., que además sea pagado por México. “Hay hispanos que apoyan cerrar la frontera, como Trump ha venido diciendo. En la sociología se conoce como la teoría de la escalera, y consiste en que cuando ya has llegado a tu meta, recoges la escalera para que los demás no tengan acceso. Este es un poco el fenómeno de los conservadores hispanos que ya resolvieron su situación económica, migratoria, etc., y no quieren extenderles la misma cortesía a quienes vienen detrás. La razón que esgrimen es que ellos trabajaron por años tratando de arreglar su estatus migratorio por la vía legal y no quieren concesiones para los que violan la ley”.
Un estudio realizado por Naleo afirma que el 65% de los latinos en Estados Unidos nacieron en este país y solamente el 35% restante en otra nación. Entre los que tienen menos de 18 años, el 94% nació en territorio estadounidense, lo que muestra claramente un nuevo perfil generacional.
Organizaciones que estudian el comportamiento electoral de las minorías en Estados Unidos explican que el latino que hasta ahora ha apoyado a Trump o a candidatos como Ted Cruz es evangélico, de segunda o tercera generación (es decir, mayor de 40 años) y ultraconservador.
Una investigación del Partido Demócrata reveló que los latinos no pueden ser identificados como una masa uniforme. “Los mexicanos de dos generaciones en Los Ángeles, por ejemplo, se sienten distintos de los mexicanos que acaban de llegar a Estados Unidos y no tienen nada que ver con los cubanos o con los puertorriqueños de Nueva York, algunos de los cuales ya llevan 40 años en EE.UU. y otros que están llegando por cuenta de la crisis en la isla. Ellos ya sienten, piensan y votan como nativos”.
Es decir, no hay un perfil determinado. El Centro de Investigación de Temas Latinos encontró que la comunidad es compleja porque “es liberal en temas de educación, posesión de armas y seguro de salud, pero conservadora con el aborto, escuelas y seguridad social”.
Después de la jornada de ayer, las esperanzas republicanas se concentran en Florida, uno de los estados más importantes y de fuerte presencia latina. Allí se supone que ganará el senador de ese estado, Marco Rubio, pero el voto es impredecible. Encuestas señalan a Trump como el gran ganador.
Mark Lopez, del Pew Research Center, y Daniel Ramírez, vocero de Naleo, concluyen: “Esta elección es tan atípica que nadie puede dar el voto latino por descontado”.