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Era un secreto a voces. La Bomba del Amparo ha sido por muchos años uno de los puntos más conocidos por la explotación sexual, la trata de personas y el proxenetismo en Cartagena. Vecinos del sector lo sabían y una que otra vez se quejaron del ruido de los establecimientos, por lo que en ocasiones se sellaron temporalmente algunos. Pero ninguna medida parecía tan contundente como la que adelantó la Fiscalía este fin de semana. (Lea aquí: Así es la cárcel donde está la “Madame”)
En un operativo de allanamiento y registro, las autoridades encontraron atropellos sexuales en tres discotecas, que eran más bien burdeles, y rescataron a 49 mujeres víctimas de esclavitud sexual, 23 de ellas venezolanas que llegaban engañadas a la ciudad con una supuesta oferta de trabajo. Los proxenetas las obligaban a tener relaciones sexuales para pagar sus “deudas” por manutención y alimentación y les retenían los documentos de identidad para tener control sobre sus movimientos. (Lea aquí: La empresa fachada que une a la "Madame", una exreina e israelíes)
Dos de los establecimientos allanados, según la Fiscalía, estaban conectados por un pasillo secreto que era utilizado por clientes y mujeres para realizar encuentros sexuales y para evadir la intervención de las autoridades. Ahora, las investigaciones se concentran en ubicar y judicializar a las personas responsables de esta estructura criminal dedicada a la trata de personas y se adelantan los procedimientos de extinción de dominio de estos inmuebles. (Lea aquí: El peligro de criminalizar la prostitución en Cartagena)
En el video que captó las imágenes del extenso operativo de la Fiscalía, la Armada y Migración Colombia se observa que uno de los burdeles intervenidos es Chica Linda Night Club, más conocido como Chicas Lindas. El establecimiento de comercio fue registrado el 30 de noviembre de 2005 “para el expendio de bebidas alcohólicas para el consumo dentro del establecimiento” y hoy es propiedad de la sociedad Inversiones Terán Pérez S.A.S, que se creó en 2009 con un capital de $1.000.000.
La empresa está dedicada oficialmente a actividades inmobiliarias, al expendio de bebidas alcohólicas para el consumo dentro del establecimiento y a la construcción de otras obras de ingeniería civil. Además es propietaria de otros dos establecimientos en la Bomba del Amparo: Bar Cacique Show y El Maracana Disco Bar Show.
Visitantes asiduos a estos burdeles le contaron a El Espectador cómo funcionaba Chicas Lindas, el más “exitoso” de los tres establecimientos. Una de las mejores épocas que ha atravesado este negocio fue gracias a la etapa de construcción de la Refinería de Cartagena (Reficar), proyecto que terminó siendo uno de los desfalcos más grandes del país y cuyos sobrecostos se habrían originado, entre otras cosas, por el pago a prostitutas.
Un exempleado de la refinería aseguró que los trabajadores eran clientes fieles de los prostíbulos de la Bomba del Amparo, sobre todo los días de pago. “Uno iba a Chicas Lindas en aquella época y se encontraba con medio Reficar. Nos saludábamos y los fines de semana salíamos muy borrachos porque cada vez que ingresaba un compañero al lugar gastaba una botella para todos los conocidos”, relató el sujeto.
Si una mesa ordenaba una botella de whisky tenía derecho a un baile de dos mujeres que terminaba en desnudo. Y si la botella era de aguardiente o ron el baile solo lo hacía una mujer. Desde las 10p.m. aproximadamente se realizaban espectáculos en la tarima y a las 2a.m. el show subía de tono. Cualquiera de los clientes subía a la tarima para tener sexo con una de las mujeres que trabajaban en el establecimiento. Ante la mirada de los asistentes, la pareja mantenía relaciones sexuales mientras le arrojaban agua fría. Si el hombre no resistía el acto, bajaba del escenario.
“En el sitio todo giraba también en torno al licor. Las muchachas ganaban por trago. Uno las invitaba a tomar y ellas por lo general pedían champaña o vino, que cuestan más. Por cada trago que uno les pedía, ellas ganaban una comisión”, añadió otro de los clientes de Chicas Lindas, que reconoció que las mujeres estaban constantemente vigiladas por los proxenetas. Solo después de las 8a.m., cuando cerraba el lugar, les daban permiso para salir de la discoteca con algún sujeto que les gustaba y sus “jefes” cobraban por esa salida.
“Las mujeres tenían en Chicas Lindas un espacio privado donde vivían. Y en otro lado, atrás de la tarima, había una puerta que llevaba a un segundo piso donde se tenía sexo. Había una caja donde se pagaba y se asignaba la habitación con cama, baño y aire acondicionado. Cuando estaba todo muy ocupado se subía a un tercer piso en la zona de lavandería para tener relaciones”, contó otro de los visitantes de Chicas Lindas.
En los testimonios conocidos por este diario los clientes de Chicas Lindas confirmaron la existencia de un pasillo interno que conectaba al local con Cacique Show y era usado sobre todo cuando la policía molestaba porque el lugar sobrepasaba abierto las 5a.m. “Media hora con una mujer valía en el Cacique Show $50mil, mientras que en Chicas Lindas costaba $150 mil”, añadió otro hombre.
Pese a que era evidente la explotación sexual a la que eran sometidas las mujeres en Chicas Lindas, los clientes aseguran no saber que debajo de todo ese imperio de la prostitución se escondían sótanos donde las víctimas eran sometidas a un estricto régimen de control y eran obligadas a estar ahí. Las mujeres con las que ellos comercializaron tener sexo eran víctimas de una estructura criminal que reclutaba jóvenes y las amedrentaba para que no escaparan.