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Emilio Tapia: Secretos de una infidelidad

De cómo una pelea conyugal está sacando a relucir lo que no ha encontrado la Fiscalía: los bienes de Emilio Tapia, sus finanzas, empresas, cuentas en el exterior y bienes inmuebles.

Norbey Quevedo H.
18 de febrero de 2012 - 09:00 p. m.

Lo que no ha podido establecer con precisión la justicia respecto al poder económico del polémico Emilio Tapia Aldana en el escándalo del carrusel de la contratación en Bogotá, empieza a salir a flote en su proceso de divorcio. Como lo ha hecho ante las autoridades judiciales, en la primera audiencia de conciliación de su sociedad conyugal llegó diciendo que no posee nada a su nombre y por tanto nada tiene que aportar. Con lo que no contaba Tapia es que, por obvias razones, su exesposa sí conoce secretos que empiezan a develarse.

Emilio Tapia Aldana, nacido el 30 de octubre de 1976 en Sahagún (Córdoba), contrajo matrimonio con su coterránea Astrid Sofía Hoyos en enero de 2007. Producto de esta unión marital, hace dos años nació una niña en el estado de Florida (Estados Unidos). Tiempo después, hacía junio de 2011, la pareja y su hija se trasladaron a vivir a Sahagún, en especial en una finca ubicada en las inmediaciones del municipio, inicialmente llamada “Rancho Sofía” y hoy llamada “Rancho La Fe”. Una finca que Tapia siempre ha manejado como su señor y dueño.

Según el relato que Astrid Sofía Hoyos detalló en su demanda de divorcio ante un juzgado de familia en Bogotá, por esa misma época empezaron a notarse las continuas ausencias de Emilio Tapia y sus recurrentes viajes a Bogotá. Ella refiere que intuía que algo no andaba bien, pero no quiso indagarlo. En una ocasión ella se ofreció a acompañarlo, pero él la rechazó categóricamente. Otra vez se fue a Barranquilla y ni siquiera contestó el teléfono celular. Después se enteró de que no estaba en la capital del Atlántico, sino bien acompañado en Cartagena.

Cuando Emilio Tapia regresó de su viaje, su esposa lo encaró por la información que poseía de que estaba sosteniendo una relación sentimental extramatrimonial. Astrid Sofía Hoyos testificó que la respuesta de Tapia fueron improperios, gritos y agresiones sicológicas. Desde ese día ella empezó a detallar cada momento de prueba para la causal de divorcio de las relaciones sexuales extramatrimoniales de su cónyuge. Así, por ejemplo, supo que una noche departió con su amiga Natalia Morales en la Zona T de Bogotá y después en la Zona Rosa.

Finalmente, el 9 de julio de 2011, Emilio Tapia admitió su relación extramatrimonial y al día siguiente, después de cuatro años y cinco meses de unión, abandonó su hogar. Astrid Sofía Hoyos, agobiada por lo sucedido pero resuelta a verificar por sí misma lo que le decían sus amigos, supo en dónde estaba Tapia con su amiga y comprobó que no eran rumores. Desde entonces, en incontables ocasiones empezó a requerirlo para que acordaran una reunión y definieran los temas de alimentos, gastos y visitas de la menor. Se hizo, pero no hubo acuerdo.

Como los acercamientos no causaron efecto alguno, Astrid Sofía buscó a la abogada María Carmenza Valverde, quien de inmediato planteó una conciliación como escenario para darle terminación cordial a la relación matrimonial y a la sociedad conyugal. La primera cita fue programada el 11 de octubre y fue el día en que Tapia sostuvo que no poseía nada a su nombre, a pesar de llevar una vida exageradamente costosa y llena de lujos. Aunque lucía un reloj de más de US$45.000, aseguró que era prestado, y lo mismo dos camionetas blindadas.

A través de su abogada, Astrid Sofía Hoyos hizo una relación de los gastos mensuales que incluía el sostenimiento de su hija y los tasó en $10 millones, pero luego empezó a relucir información inédita sobre los bienes, movimientos bancarios, declaraciones de renta, cuentas en el exterior y fideicomisos de Tapia. Cifra por cifra, cada dato quedó relacionado en el acápite de pruebas que acompañó la demanda de divorcio, cesación de efectos civiles del matrimonio católico, disolución de la sociedad conyugal y fijación de la cuota de alimentos que entabló Astrid Hoyos.

Pero además de los movimientos financieros, la demanda dejó conocer otras perlas. Por ejemplo, que Tapia es el gerente de la sociedad Grupo Asociado Aliar S.A.S., constituida en noviembre de 2010 con un capital de $100 millones. Un certificado del contador público de la compañía documentó que hoy posee el 75% de las acciones. Y también es el subgerente de la sociedad Criadero Rancho La Fe, con el 100% de las acciones, según certificación anexada expedida por la Cámara de Comercio.

Lo más interesante fue saber que Emilio Tapia Aldana tiene una cuenta abierta en el Banco Credit Suisse en Zurich (Suiza), que también guarda capitales en una corporación de Panamá y que tiene un fideicomiso en Nueva Escocia. Es un personaje que ha sido relacionado en el escándalo de la contratación como el hombre que direccionó y concentró la contratación en el Distrito, con la particularidad de que ni él ni sus empresas figuraron nunca, es una sorpresa inesperada de la que viene a saberse por la vía de una infidelidad conyugal.

Hoy, mientras Emilio Tapia comparte sus días con su nueva compañera en el exclusivo Condominio San Simón, en Guaymaral, al norte de Bogotá, su exesposa Astrid Sofía Hoyos acopia pruebas no sólo para demostrar que Emilio Tapia sí tiene como pagar $15 millones mensuales para los gastos de vivienda, alimentación, salud, educación, vestuario, recreación y gastos extras de su hija y de su antiguo hogar, sino que debe hacerlo porque su maltrato fue tal que Astrid Sofía hoy asiste a terapias con una sicóloga profesional.

Con su abogada, Astrid Sofía Hoyos no se cansa de aportar pruebas. Certificados de no comparecencia de Emilio Tapia a las conciliaciones, extractos de sus cuentas bancarias, documentos sobre sus ingresos y retenciones, la composición accionaria de las empresas en donde aparece su nombre, fotografías con su nueva compañera. Y como la pelea es peleando, ya le solicitó al juez que haga comparecer a Emilio Tapia para que absuelva un interrogatorio de parte y ordene una inspección judicial a sus empresas conocidas.

Y no sólo se quedó en estas peticiones, también pidió un peritaje desde 2007 a 2012 sobre la información contable y financiera de su exesposo y, a título de medidas preventivas, pidió que se embarguen los bienes sociales y particulares que tuvieron cuando eran cónyuges y que se determine a la brevedad la cuota definitiva que tiene que pagar Emilio Tapia Aldana para el sostenimiento de la menor, al margen de la división que debe hacerse de los movimientos bancarios que ha realizado el polémico contratista desde que dejó su hogar.

En síntesis, por donde menos se piensa salta la liebre y lo que ha bregado por hacer la justicia al menos en dos años en relación con Emilio Tapia, lo está poniendo en evidencia su exesposa, que se cansó de esperar a que el personaje reconociera sus deberes con su hija. Tres veces ha tenido que aplazar la Fiscalía su audiencia de imputación de cargos por el escándalo del carrusel de la contratación en Bogotá y no se sabe si hay preacuerdo. En pocos días, Astrid Sofía Hoyos, a riesgo de su privacidad pero decidida a pelear por su hija, finalmente lo ha puesto en su sitio.

El estado actual del proceso contra Tapia

Junto a Julio Gómez, el contratista Emilio Tapia es quien más expectativas judiciales genera dentro del sonado caso del carrusel de la contratación en Bogotá. Dentro del proceso están en la cárcel exfuncionarios y los hermanos Samuel e Iván Moreno. Sin embargo, en el caso Tapia, en tres ocasiones se ha suspendido la audiencia de imputación de cargos.

Éste debe responder ante la justicia por cargos de concierto para delinquir, falsedad en documento privado, interés indebido de contratos y peculado por apropiación, presuntos delitos que le darían una pena de hasta 20 años de cárcel.

Dentro del proceso, varios testigos han señalado a Emilio Tapia como el contratista que a través de sus empresas tenía el mayor monto de convenios con el Distrito y a su vez algunos representantes en las entidades. En varias semanas se realizará una nueva audiencia que definirá la situación jurídica del contratista.

Contratista con diversos líos por resolver

El 14 de noviembre de 2010 El Espectador reveló que el empresario Emilio Tapia Aldana estaba comprometido en la elaboración de un documento de 11 páginas con detalles sobre el estado de cada una de las obras, las fechas, los compromisos y las entidades del Distrito con contratantes. El documento al parecer fue elaborado en Miami, en donde Tapia habría viajado para asistir a una reunión con carácter de urgencia para revisar los proyectos de infraestructura que a través de terceros se estaban desarrollando en Bogotá. En varias páginas se detallaban pagos de algunos porcentajes, así como los vínculos con varios socios extranjeros.

El 17 de marzo de 2011 este diario publicó una serie de grabaciones en las que Tapia evidencia su influencia en el Distrito. En esa edición se conoció, además, que dos congresistas, como emisarios del contratista, buscaron asegurarle un cupo en el pabellón de los parapolíticos a través de una cita que solicitaron en el Ministerio del Interior.

Por Norbey Quevedo H.

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