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Era 1986 y estaba en Alemania, porque iba a empezar a estudiar. Recibí una cantidad de notas en la puerta de la habitación de la residencia estudiantil contándome que llamara a Colombia, pues en ese tiempo las comunicaciones eran distintas. Cuando logré comunicarme, mi hermana me contó que le habían hecho un atentado a mi papá, pero no fue capaz de decirme lo que había pasado en realidad. Realmente fue muy difícil, me tocó devolverme sola y en el avión me di cuenta con el periódico de lo que había pasado.
Mi mamá iba con él en el carro para clase de alemán. Al llegar a la avenida, en la 127, los sicarios metieron la ametralladora por la ventana, mi mamá levantó la mano para intentar defenderlo y a ella la impactaron tres disparos, pero a mi papá le entraron 27.
Pablo Escobar es el antes y el después de mi familia. Nos quitó a mi papá, quien siempre fue trabajador, disciplinado y un ejemplo para nosotros de rectitud. Por sus ideales y su compromiso fue que perdió la vida. Hernando Baquero ayudó a redactar el tratado de extradición en el año 79 y por eso era un objetivo. Después de su asesinato, cuando llegó César Gaviria al gobierno y empezaron a negociar, acabaron con ese tratado. Fue la época en la que negociaron absolutamente todo, hasta la cárcel donde Pablo Escobar iba a estar, la cárcel que él mismo hizo y hoy por hoy es claro que a lo único que le tienen miedo los delincuentes y los narcotraficantes es a la extradición, es decir, que eso sigue vigente y es legado de mi padre.
En esta época, en la que la esposa de Pablo Escobar saca su libro y le hacen entrevistas, se renueva ese sentimiento de dolor y de impotencia, porque Escobar era una persona mala y la muestran como héroe. Nunca se hizo justicia en nuestro caso, a mi papá lo mataron Los Priscos, que fue el grupo de sicarios que Pablo Escobar contrató, y a ellos desde ese mismo día los comenzaron a matar. Nunca se supo nada, nunca se declaró claramente quién lo mató.