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El abogado Jonathan Velásquez Sepúlveda, apoderado de varias de las familias víctimas de la masacre en el oriente de Cali en el barrio Llano Verde, anunció que una de las madres de los cinco menores fue amenazada de muerte. En entrevista con Blu Radio, el defensor explicó que la mujer al salir de su casa encontró un panfleto en el que le decían que “era mejor que dejara el caso quieto, que se quedara callada. Había unos dibujos ahí, como una boca cerrada y una amenaza en su contra”.
En un comunicado, la firma de abogados Legalgroup, que defiende a las familias de Llano Verde, señalaron que el nombre de la madre no sería revelado por seguridad y que interpusieron denuncia formal en la Sijin de la Policía y la Fiscalía. Asimismo, que no iban a permitir ninguna revictimización de las familias.
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Por los hechos ocurridos el pasado 11 de agosto, en los que fueron asesinados cinco menores entre los 14 y 16 años, hay dos personas capturadas. Se trata de Yefferson Marcial Angulo y Juan Carlos Loaiza, que fueron capturados por el testimonio de otro de sus compañeros: Jhon Alexander Vera Ocampo, quien era supervisor de la empresa de vigilancia Control Interno y Transporte S.A.S. . Ambos, celadores de una construcción cerca de la finca La Flores, en la que sucedió la masacre.
Las autoridades buscan a un tercer hombre quien habría sido quien disparó a los menores. Fue identificado por los otros responsables del crimen como Gabriel Alejandro Bejarano, a quien conocen como el “Mono”. Por la captura de esta persona se está ofreciendo una recompensa de hasta $50 millones. en la audiencia de imputación de cargos, Loaiza y Marcial se declararon inocentes y dijeron que fueron testigos de todo, pero que quien arrinconó a los cinco adolescentes y les disparó fue un hombre llamado Gabriel Alejandro Bejarano.
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Al inspeccionar el lugar de la masacre, las autoridades encontraron dos cuchillos pequeños, con mangos de palo, aunque no se ha determinado si alguno de ellos fue usado para lastimar a los cinco jóvenes. Lo que sí dejan ver las necropsias es que la tesis de que Loaiza y Marcial “solo” fueron testigos pende de un hilo por una razón: al menos dos de los cuerpos muestran indicios de que con ellos hicieron más que arrodillarlos y ejecutarlos por la espalda, como Loaiza y Marcial aseguraron. De comprobarse que fue así, la hipótesis de que Bejarano (a quien conocían en su trabajo con el sobrenombre del Mono) fue el único que actuó esa noche contra los jóvenes se vendría al piso.