Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El próximo 19 de mayo se cumplen 20 años del asesinato de Mario Calderón, su esposa Elsa Alvarado y el padre de ella, Carlos Alvarado. En la madrugada del 19 de mayo de 1997, un grupo de sicarios derrumbó la puerta de su apartamento en el norte de Bogotá y los acribilló. A la masacre solo sobrevivieron Elvira Chacón, madre de Elsa, e Iván, el bebé de la pareja. Para la Fiscalía, es claro que no se trató de un crimen aislado. Fue planeado. Fue sistemático. Fue un delito de lesa humanidad.
(Lea: Los 5 grandes crímenes que ordenó la casa Castaño)
Así lo acaba de señalar expresamente el organismo investigativo, en un documento de 59 páginas conocido por este diario. En la resolución se lee que el asesinato colectivo se determinó porque "Mario Calderón y Elsa Alvarado formaban parte del grupo de personas que cuestionaban de una u otra manera la política estatal y la conducta de algunos miembros del gobierno y de la fuerza pública (...) fue precisamente Carlos Castaño, extinto comandante de las AUC, quien emitió la orden a los miembros de la banda La Terraza".
Para la Fiscalía, este crimen está conectado con otros como el de Jaime Garzón o el de José Eduardo Umaña Mendoza. Así lo resumió la Fiscalía en septiembre pasado, al declarar el caso de Umaña como lesa humanidad: "Se observa que el modus operandi común a los homicidios objeto de estudio consistía en que presuntamente miembros de la Fuerza Pública, escudados en su lucha contrainsurgente, declaraban objetivo legítimo a defensores de derechos humanos, con ocasión a su labor o por tener una postura crítica. Dicha información era transmitida al máximo jefe de las AUC, Carlos Castaño, quien a su vez le ordenaba a la banda sicarial La Terraza que cometiera el homicidio".
(Lea: El modus operandi contra Jaime Garzón y otras personas "incómodas")
Desde que Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna, aceptó en 2013 desde una cárcel en Estados Unidos la participación de los paramilitares y de ciertos militares en los crímenes de Jaime Garzón, José Eduardo Umaña, Jesús María Valle, Mario Calderón y Elsa Alvarado, la Fiscalía se ha dedicado a encontrar los puntos en común entre estos expedientes. Los avances al respecto se concretan hoy así: en septiembre del año pasado no solo el caso de Umaña fue declarado de lesa humanidad, el del periodista Jaime Garzón también lo fue. Con esta nueva resolución, solo falta que se decida frente al caso de Jesús María Valle, por cuyo asesinato ya la Corte Interamericana condenó a la Nación.
Para la época en que fueron asesinados, Mario Calderón trabajaba como investigador del Cinep, un centro jesuita de investigación social que siempre ha lidiado con amenazas e intimidaciones. Allí conoció a su esposa, quien apoyó al Cinep un tiempo en proyectos de comunicación para el desarrollo. Ambos, además, apoyaban la labor de la organización Reserva Natural de Suma-paz, en tiempos en que el Sumapaz era un campo de batalla entre el Ejército y la guerrilla. Personas cercanas a la familia Calderón Alvarado creen que fue precisamente ese trabajo de protección ambiental en una zona roja el que les costó la vida.