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Esta mañana, a través de declaraciones hechas por el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, esa cartera ministerial declaró como objetivo de alto valor para las fuerzas militares a cinco jefes de frente de las Farc, quienes se declararon en disidencia del proceso de paz en meses pasados. “Los vamos a perseguir con contundencia porque el proceso de paz es serio. General (Alberto) Mejía (comandante del Ejército), queda la orden dada”, señaló el ministro Villegas.
Se trata de alias Gentil Duarte, alias Euclides Mora, alias John 40, alias Giovanny Chuspas y alias Julián Chollo. En la noche del pasado martes, a través de un comunicado las Farc decidieron expulsar a estos cinco guerrilleros de la organización por haber entrado “en contradicción" con la línea "político-militar" del movimiento guerrillero, que se encuentra ad portas de la dejación de armas.
El camino de la paz, señaló la organización en un comunicado, "no debe ser obstaculizado por un grupo de insensatos que desconociendo los anhelos de paz (...), se lanzan por el despeñadero de la ambición personal disfrazando sus innobles propósitos tras fraseología de apariencia revolucionaria". Las Farc hicieron un llamado a sus disidentes para que "se aparten de la errada decisión que han tomado sus jefes inmediatos y regresen a las filas de las FARC donde serán acogidos por sus camaradas".
Ya desde mediados de este 2016, el Frente Primero de las Farc, que opera en Guaviare se declaró en disidencia del Secretariado de esa guerrilla. Con una carta fechada del 10 de junio del presente año, ese grupo decidió no concentrarse en zonas ni dejar las armas. Esta estructura, que en total sería de 120 hombres, se dedica casi de forma exclusiva al negocio del narcotráfico. Y, como ella, los demás jefes de frente en disidencia tienen un rol clave en el manejo de cultivos, rutas y fabricación de los estupefacientes con los que se financió esta guerrilla durante el conflicto.
Lo cierto es que todos los expulsados de las Farc tienen un perfil criminal cercano al narcotráfico más que a lo político. El caso de Giovanny Chuspas, por ejemplo, es paradigmático: asumió el mando del frente 16 de las Farc tras la muerte de Tomás Medina Caracas, alias Negro Acacio, uno de los mandos de la guerrilla más cercanos al narcotráfico. Pero son dos, Gentil Duarte y John 40, quienes se han destacado por su papel en el narcotráfico. Y, según el secretariado de las Farc, están disfrazando de intenciones políticas una disidencia que tiene que ver exclusivamente con motivaciones económicas.
Miguel Botache Santillán, alias Gentil Duarte, fue durante muchos años el comandante del Frente Séptimo de las Farc, que operaba en los límites entre Meta y Guaviare. Era una figura clave para Bloque Oriental de las Farc, y además, tenía una fuerte influencia en los frentes 22, 27, 43, 'Manuela Beltrán' y 'Camilo Tabaco'. Todos estos grupos tenían un papel decisivo en el cultivo y procesamiento de la coca.
En 2013, Gentil Duarte fue uno de los guerrilleros que se integró a la delegación guerrillera en los diálogos de paz en La Habana. No obstante, regresó al país después de que el frente primero, bastión ‘narco’ de la guerrilla, decidiera entrar en disidencia. El secretariado de las Farc lo envió para comandar este frente y tratar de controlar la disidencia, pero en lugar de resolver la situación, se adhirió a los deseos de ese frente y desde entonces abandonó, junto a su grupo, las filas de la guerrilla.
Por su parte, Géner García Molina, alias John 40, ingresó a las filas de las Farc desde muy joven, después de haber pasado por las filas de las Juventudes Comunistas. Inicialmente inició en el Frente 31 de la guerrilla, pero se fue acercando cada vez más al negocio del narcotráfico en la clandestinidad. Tanto así, que en 2010, se conoció un correo del fallecido Mono Jojoy en el que le pide al Secretariado hacerle un juicio revolucionario en el que se le castigara por su “indisciplina”.
Y es que era bien conocido que Jhon 40 llevaba una vida excéntrica en el Meta, donde operaba el frente del cual fue comandante durante su paso por la guerra: el séptimo. Después de que su campamento fura atacado por la Fuerza Pública en 2008, John 40 debió rendirle cuentas a la organización. En el juicio, en el que no se le condenó a la pena de muerte, las Farc lo condenaron por "despilfarrar las finanzas" del grupo y "hacer quedar a la guerrilla al nivel de bandidos narcotraficantes de poca monta". Por esta razón, lo degradaron de su cargo.