Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Edelvis Martínez Aguilar, Dunieski Eliades Lastres y Liober Santos Corria, tres cubanos que en junio de 2016 empezaron una travesía desde su país hacía Estados Unidos, fueron víctimas de una organización de tráfico de migrantes en Colombia. Santos Corria fue el único que logró salvarse. Mientras su novia y su compañero de viaje eran cruelmente degollados por los dos coyotes que los acompañaban aquella noche del 9 de septiembre de 2016, él se lanzó a la Ciénaga de Matuntubo, en el Golfo de Urabá. Y sobrevivió.
Las autoridades capturaron a los dos coyotes y esta semana se conoció la captura de otra persona que estaría relacionada con este crimen: Fredy Valencia Palacios, uno de los líderes detrás de una de las redes de tráfico de migrantes más peligrosa de Colombia. Es señalado de ser el coordinador que, a través de sus contactos, establecía rutas en el país para que migrantes lleguen hasta Panamá. Por una de las rutas que él manejaba, habrían pasado los tres amigos cubanos que había zarpado de La Habana en junio de 2016 para cumplir el sueño americano.
Llegaron a Cúcuta procedentes de Venezuela y allí lograron establecer contacto con una organización ilícita que les aseguró que los ayudaría a llegar al Tapón del Darién, en Panamá, a cambio de $1.500 dolares ($4,260.000 en ese entonces). Antes, otra estructura delincuencial se había prestado para llevarlos pero estos se negaron porque les había exigido mucho más dinero.
La ruta trazada, según uno de los investigadores de la Dijín, era: Cúcuta, Necoclí y Turbo en Antioquia; llegaban a Acandí y luego se dirigirían al corregimiento de Capurganá, en Chocó, para, finalmente, llegar a Tapón del Darién. Al emprender el camino que de Necoclí conduce a Turbo, los dos balseros que iban en compañía de los tres cubanos les exigieron más dinero para completar el trayecto. Martínez Aguilar, Eliades Lastres y Santos Corria se negaron a entregar más plata argumentando que, inicialmente, habían establecido el acuerdo económico mediante un compromiso verbal.
De acuerdo con la investigación realizada por la Dijín, esa noche los dos balseros identificados como Carlos Emilio Palacios y Johan Estiven Asprilla, al ver que los cubanos no accedieron a sus pretensiones, amarraron a los hombres a la balsa y abusaron sexualmente de Edelvis Martínez Aguilar. Posteriormente, Martínez Aguilar y Eliades Lastres fueron degollados por los balseros y tirados a mar abierto mientras que Liober Santos Corria logró tirarse a la Ciénaga de Matuntubo alejándose de la lancha intentando salvar su vida.
Primeras capturas
Horas después del asesinato, y de un intento fallido de los coyotes por localizar a cubano que logró escapar, un pescador que transitaba por el sector logró detectar la presencia de Liober Santos Corria escabulléndose pidiendo auxilio. El pescador lo asistió y lo llevó a una sede del CTI de la Fiscalía en Capurganá. Santos Corria le contó a los investigadores lo sucedido esa noche e inmediatamente la Armada Nacional, en compañía de las autoridades, desplegaron un operativo de búsqueda. Lograron ubicar los dos cuerpos y capturaron a los coyotes Carlos Emilio Palacios y Johan Estiven Asprilla, el 10 de septiembre de 2016.
De la información recibida por el cubano sobreviviente, investigadores de la Dijín a cargo del general Jorge Luis Vargas, así como la Fiscalía General y la Agencia Americana de Inmigración (Ice), iniciaron un proceso de investigación para establecer el modo en el que opera esta organización de tráfico de migrantes. Inicialmente, a través de un proceso de infiltración en municipios como Cúcuta, Necoclí y Acandí, claves en el trasporte de migrantes en el país, lograron establecer contactos y relaciones con personas de la organización, luego de cuatro meses de trabajo.
Así fue la captura de uno de los líderes
“Teniendo identificadada la ruta, establecimos un grupo de trabajo y nos infiltramos en varios puntos estratégicos donde se mueve el tráfico de migrantes, con el fin de ganar la confianza de algunos miembros de la organización. Así logramos detectar, a través de actividades propias de inteligencia y de investigación criminal, aspectos minuciosos de la organización, tales como movimientos y el modo de actuar. Los contactos con personas nos permitieron llegar a uno de los objetivos que más nos importaba: Fredy Valencia Palacios”, relata uno de los investigadores a El Espectador, que por seguridad prefiere ocultar su nombre.
Valencia Palacios fue capturado el pasado 17 de mayo pero solo hasta esta semana se conoció su captura. Valencia Palacios tiene en su contra una circular roja de la Interpol y será extraditado a Estados Unidos por el delito de tráfico de migrantes, una pena que ronda los 60 años de prisión.
La Dijín explicó que Fredy Valencia Palacios es uno de los responsables de la muerte de los dos cubanos en la noche de septiembre del año pasado. Con su captura, se incautó un radio de comunicación, un arma y un panfleto que, al parecer, lo vincula con el Clan del Golfo. “Eso da a entender que hay una relación muy fuerte con esa estructura criminal. Estamos indagando si los otros dos coyotes, que fueron capturados, también tenían relación con el Clan porque uno de ellos era un sicario”, agregó el investigador.
Valencia Palacios tenía alrededor de 12 personas bajo su mando. Con este caso, los radares de las autoridades están puestos en la relación que podría existir entre las estructuras ilegales de migrantes y el Clan del Golfo, que estaría aprovechando la alianza para financiar sus actividades criminales.