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El hombre detrás de la construcción de miles de kilómetros de carreteras colombianas está bajo la lupa de la Fiscalía por un negocio en el que participó junto con Odebrecht en Bogotá. Carlos Alberto Solarte se impuso como el constructor de infraestructura vial más exitoso del país tras medio siglo de carrera, pero el próximo 27 de noviembre le imputarán cargos junto a su hija Paola por, supuestamente, haber pagado sobornos con la firma brasileña para quedarse en 2009 con el contrato para la construcción del túnel interconector entre el río Tunjuelo, la planta de tratamiento de aguas residuales Canoas y el río Bogotá.
La gran preocupación que generó la noticia es que Carlos Solarte hoy es socio —tanto como persona natural como a través de su empresa familiar CASS Constructores— de cinco concesionarios que firmaron con la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) contratos que suman alrededor de $8 billones. Se trata de tres iniciativas de asociación público-privadas (APP) y dos iniciativas privadas (IP) que forman parte de las vías de cuarta generación o 4G, el proyecto bandera para el desarrollo vial del país en los próximos 25 años. Si bien hasta el momento el llamado a imputación de cargos de la familia Solarte no generará traumatismos en el desarrollo de los proyectos, fuentes consultadas indicaron que Carlos Solarte ha buscado la forma de reducir su participación accionaria.
(Vea: Confiamos en el valor de la verdad para demostrar nuestra inocencia: Carlos y Paola Solarte)
“En este momento no existe un impacto en la ejecución de los contratos de concesión en los que pueda tener alguna participación el Grupo Solarte, por cuanto el llamado a imputación de cargos no se relaciona con ninguno de los contratos con la ANI, la imputación se realizará a personas naturales y no a las sociedades concesionarias, y las personas anteriormente mencionadas no son representantes legales de las concesiones”, explicó la ANI en un comunicado de prensa. Además, desde la entidad manifestaron que hasta no haberse surtido todas las etapas del proceso no se pueden tomar acciones, porque prima la presunción de inocencia.
Los contratos
En agosto de 2015 en la ANI, Carlos Solarte firmó dos grandes contratos de concesión con la ésta. El primero, la construcción de la autopista Santana-Mocoa-Neiva, que tiene un valor de $2,9 billones. El Concesionario Aliadas para el Progreso está compuesto por CASS Constructores & CÍA. SCA, con el 30,78 %, y Carlos Alberto Solarte tiene el 35,74 %. El segundo, el proyecto de la autopista Popayán-Santander de Quilichao, un proyecto tasado en $1,7 billones. El ganador de la licitación fue el Concesionario Nuevo Cauca, en el que CASS Constructores & CÍA. SCA y Carlos Alberto Solarte tiene una participación del 35 % cada uno. Ambos contratos tienen una duración hasta 2040.
En octubre de 2015, el concesionario Autovía Neiva-Girardot, del que CASS Constructores S. A. tiene una participación del 85 %, firmó un contrato por un valor de $2 billones. El objetivo, la construcción de la carretera entre Neiva-Espinal-Girardot y administrarla hasta 2045. El siguiente proyecto fue el de la vía Bucaramanga-Pamplona, que se adjudicó en junio de 2016 a CSS Constructores S. A. y que tiene un valor de $1,4 billones. La última concesión obtenida, que si bien no tiene las cifras exorbitantes de las anteriores, fue la de la vía al puerto de Buenaventura, que tenía un costo de $3.000 millones y del que CASS Constructores & CÍA. SCA es socia con el 33 % y Carlos Alberto Solarte S.A.S. con el 34 %.
El nacimiento de CASS Constructores
Carlos Solarte es oriundo de Guaitarilla (Nariño) y se hizo a pulso. Se graduó en 1965 como ingeniero civil y ahí empezó su historia de construir trochas y vías en Colombia. Junto a su hermano Luis Héctor Solarte —quien falleció en 2012— comenzaron a ganar fama entre las grandes firmas de ingenieros y consolidaron el nombre de los hermanos Solarte. No despreciaron contrato alguno. Construían desde vías rurales y urbanas, hasta autopistas nacionales, túneles, puentes, diques y viaductos. Fue tal su crecimiento, que se convirtieron en uno de los tres clientes principales de Caterpilar en América Latina y en uno de los contratistas más importantes del Estado, junto con Conalvías y los Nule, otros dos grupos que entraron en desgracia al quedar vinculados con supuestos actos de corrupción.
(En contexto: “Con nosotros no se perdió un solo peso”: Jaime Quintero, por caso Odebrecht)
En 2005 decidió comenzar un nuevo proyecto con sus hijos Claudia, Paola y Carlos Andrés, y creó CASS Constructores S.A.S. Según la página web de la empresa, Carlos Solarte no puso un peso y sólo prestó su nombre para lograr impulso financiero de los bancos. Entre las anécdotas de su hijo está que sólo hasta la Licitación número 37 fue que ganaron su primer contrato, que consistía en construir el puente sobre el humedal Juan Amarillo. Sus hijos abandonaron sus carreras en el sector privado y, por ejemplo, Paola Solarte se convirtió en la gestora de los proyectos de licitación.
Ahí comenzó la seguidilla de victorias y comenzaron a ser parte de proyectos como el MIO de Cali. Si bien sus hijos manejan los hilos de la empresa, el jefe de CASS Constructores es Carlos Solarte. En 10 años crecieron de tal forma, que han trabajado en más de 35 proyectos de gran importancia para el país, como la remodelación de la pista del aeropuerto El Dorado y la construcción del dique de La Mojona (Sucre). No había existido tacha alguna sobre el nombre de los Solarte, hasta que la Fiscalía aseguró que hubo presuntas maniobras ilegales que rodearon la adjudicación del contrato del túnel Tunjuelo-Canoas.
(En contexto: Samuel Moreno esquivó la imputación de cargos por escándalo de Odebrecht)
El lío del Tunjuelo-Canoas
El contrato tenía un valor de $244.363 millones y, según las pruebas de la Fiscalía, la CASS Constructores & CÍA. S.C.A. y Odebrecht se asociaron en el Consorcio Canoas y pactaron pagar el 8,75 % en coimas. El dinero terminó en los bolsillos de concejales, contratistas, funcionarios de la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Bogotá (EAAB) y el exalcalde Samuel Moreno, a quien también le imputarán cargos por estos hechos. Este contrato, que engrosa la larga lista de negocios turbios insignias del carrusel de la contratación, puso en la mira de la justicia a Carlos Solarte, quien insiste en su inocencia.
“Siempre estaremos prestos a los llamados de la justicia colombiana para acudir a las respectivas diligencias y demostrar nuestra inocencia. Seguimos demostrando nuestro cumplimiento contractual en este y todos nuestros proyectos. Compareceremos de manera oportuna y franca ante la justicia con todas las pruebas que nos exoneran de las imputaciones hechas”, se lee en un comunicado publicado por Carlos Solarte y su hija Paola, quien era la representante legal de CASS Constructores para la época de los hechos.
Desde principios de febrero, cuando la Fiscalía allanó las oficinas de CASS Constructores, Carlos Solarte dio explicaciones y sostuvo que ese contrato se ejecutó en un 97 % y que nunca incurrieron en prácticas ilegales. Además, que la obra nunca se pudo finalizar por un problema de predios que tuvo la EAAB, que al parecer hoy ya están resueltos y la alcaldía buscar finalizar la obra y presentarla como la salvación para descontaminar el río Bogotá. Solarte y su hija Paola comenzarán su proceso de defensa dentro de un mes y medio, cuando la Fiscalía les impute cargos por los delitos de contratos sin cumplimiento de los requisitos legales, peculado por apropiación y cohecho por dar y ofrecer.
(Vea: Tras nexos entre Odebrecht y el carrusel de la contratación)