Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En su momento, los jefes del temido cartel de Cali, Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, llegaron a amasar una fortuna de US$12 mil millones, de acuerdo con estimativos de la DEA. La estructura criminal bajo su mando era una de las mayores del mundo y responsable de inundar a Estados Unidos y Europa con cientos de toneladas de coca. Tras la muerte de Pablo Escobar, los Rodríguez Orejuela se convirtieron en amos y señores del mundo criminal colombiano, hasta que en 1995 fueron capturados por las autoridades y extraditados a Estados Unidos en 2003 y 2004. Su imperio empezó a desmoronarse.
A mediados de los años 90, los Estados Unidos declararon a los carteles de la droga colombianos como una amenaza a su seguridad nacional e incluyeron a gran parte de las empresas del imperio Rodríguez Orejuela en la recién creada lista Clinton, lo que evidenció la cadena de empresas, aparentemente legales, y testaferros a su servicio. Ahora —19 años después— el Departamento del Tesoro acaba de anunciar el retiro de 230 firmas y 78 empresas de la lista Clinton. Solo dos personas de este imperio en ruinas quedarán en la lista los capos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela.
Un operativo de tal calado llevó a Adam Szubin, director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), encargada de la lista Clinton, a decir que “con esta, la mayor acción de retiro en la historia de los programas de sanciones del Departamento del Tesoro, demostramos el éxito de las sanciones financieras selectivas, que han logrado destruir el imperio empresarial de los hermanos Rodríguez Orejuela”.
Szubin agregó que esta estocada a la que fue la “organización narcotraficante más poderosa del mundo, fue el resultado de una estrecha coordinación entre numerosas autoridades competentes en Estados Unidos y sus homólogos en Colombia” y que su oficina mantendrá su “apoyo a las autoridades colombianas mientras se preparan para finalizar la extinción de los activos de los hermanos Rodríguez Orejuela, incluyendo la cadena Drogas La Rebaja”.
Mientras tanto, en Colombia sigue el proceso judicial contra varios exdirectivos de La Rebaja y de Coopservir: la cooperativa de trabajadores de esta empresa, que en 1996 compró Drogas La Rebaja para que ésta “no figurara como propiedad de los señores Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, sino de sus hijos y finalmente de los empleados constituidos en esta cooperativa, que también estaba bajo la soterrada dirección de los señalados jefes del Cartel de Cali”, de acuerdo con la Fiscalía. Varios hijos y familiares de Miguel y Gilberto Rodríguez están procesado por lavado de activos en este caso.
Ya la OFAC había tomado decisiones similares a la anunciada este jueves. El 16 de noviembre de 2006, la justicia estadounidense condenó a 30 años de prisión a Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, después de que estos se declararan culpables y se comprometieran a pagar US$2.100 millones “de sus activos vinculados al narcotráfico en todo el mundo”. En esa ocasión, Miguel le pidió “perdón a mi familia, que la he hecho sufrir por esto (...) también al pueblo de Estados Unidos y a todas sus autoridades”.
Ese mismo día, 28 de los miembros del clan Rodríguez Orejuela llegaron a un acuerdo con el Departamento del Tesoro, mediante el cual se comprometieron a “romper cualquier lazo con el tráfico de drogas y a señalar todas las propiedades confiscables financiadas, en parte o en su totalidad, con ingresos del narcotráfico y a entregarlos al gobierno colombiano”. Todo esto para que fueran excluidos de la lista Clinton.
De acuerdo con la OFAC, “muchos de estos familiares cumplieron con el acuerdo y fueron retirados de la lista. Sin embargo, otros miembros de la familia Rodríguez Orejuela ocultaron algunos de sus activos y violaron el acuerdo. Gracias a la presión continua por parte de las autoridades estadounidenses y colombianas, estos individuos fueron expuestos y judicializados en Colombia”. Ahora, de ese temido cartel no queda sino el recuerdo de aquellas épocas en las que inundó a Estados Unidos y Europa de cocaína y a Colombia de sangre y dineros calientes.
jjimenez@elespectador.com
@juansjimenezh