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El millonario fraude al BBVA

Un expolicía de la Dijín experto en informática fue acusado de instalar un programa espía en los cajeros del banco.

Juan David Laverde Palma
30 de octubre de 2014 - 02:25 a. m.
El millonario fraude al BBVA
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Igor Alexánder Gómez Martínez, de 33 años, es un ingeniero electrónico experto en seguridad informática que durante ocho años ofició como investigador de la Policía. En su momento tuvo a cargo investigaciones de gran calado, pero con los años terminó protagonizando un expediente judicial que tiene sorprendidos a los investigadores. El 25 de octubre pasado fue detenido e imputado por las autoridades como autor de un millonario fraude al banco BBVA con una modalidad de robo inédita en Colombia.

Luego de ocho años al servicio de la Dijín de la Policía, Igor Alexánder Gómez trabajó en dos empresas como programador electrónico y analista de fallas en seguridad de cajeros electrónicos. Fue así como llegó a laborar en el BBVA el 15 de marzo de 2011. Después de tres años, sus responsabilidades ascendieron al punto de que un mes antes de renunciar al banco le fue confiado el manejo de la herramienta Netop, que controla, a través de acceso remoto, los 1.159 cajeros automáticos en toda Colombia.

Entre el 4 y el 6 de octubre pasados, los sistemas operativos de 14 cajeros del banco, ubicados en Bogotá, Cúcuta, Armenia, Barranquilla, Bello (Antioquia) y Cajicá (Cundinamarca), fueron manipulados. La organización logró sacar $1.024 millones. Ese dinero simplemente se esfumó sin que quedara registro de transacción alguna. De inmediato, el banco denunció el súbito fraude en la Fiscalía. Trascendió que Igor Alexánder había usado su código de seguridad y sus claves personales para vulnerar el sistema operativo de todos los cajeros del BBVA.

Así, el expolicía instaló un programa que ejecutó las modificaciones necesarias para que los cajeros entregaran dinero sin límite de cuantía y sin dejar rastro en el sistema de monitoreo. Según la Fiscalía, Igor Alexánder dejó listo ese software antes de presentar su renuncia al banco el pasado 3 de octubre. Pensó que así había cubierto cualquier posibilidad de sospecha, pero los investigadores de la Policía, sus compañeros de años atrás, descubrieron sus pasos. En tiempo récord identificaron los programas fraudulentos y siguieron el dinero.

En desarrollo de la sofisticada operación ilegal, Igor Alexánder Gómez utilizó aplicativos sofisticados denominados “archivos ejecutables”, que dejaron los cajeros preparados para que los demás integrantes de la organización ilegal ejecutaran el fraude en menos de 48 horas en seis ciudades distintas. Las autoridades ya tienen las fotografías de los señalados cómplices del expolicía, que fue capturado en Leticia (Amazonas) cuando se disponía a pasar la frontera hacia Brasil.

De inmediato fue trasladado a Bogotá, donde se le formularon cargos por los delitos de acceso abusivo a un sistema informático y daño informático agravado, por tratarse de redes del sector financiero colombiano. En su defensa, el ingeniero electrónico relató que el 30 de septiembre fue obligado a entregarles a dos desconocidos que no identificó las claves del sistema de cajeros del BBVA, así como los códigos de seguridad de la plataforma bancaria. Incluso llegó a decir que fue intimidado por estos anónimos, que, según él, eran de una banda criminal que tampoco determinó.

Su versión estuvo llena de inconsistencias, al punto de que terminó por decir que supuestamente había cedido a las amenazas para proteger la vida de su hermana y la suya propia. Un relato que, por su experiencia de ocho años como investigador de la Dijín de la Policía, resultaba inverosímil. La verdad, las autoridades descubrieron toda una jerarquización de la banda ilegal que presuntamente lideraba Igor Alexánder Gómez. Incluso se sabe ya que un “reclutador” era usado para conseguir las personas que retirarían los dineros en los cajeros indicados.

En total, el fraude fue de $1.024 millones, pero se calcula que si los protocolos de seguridad no hubieran operado a tiempo el dinero hurtado habría podido ascender a varios miles de millones. Mauricio Pava, abogado del BBVA, señaló que en menos de un mes la Fiscalía y la Policía “hicieron un trabajo impecable, evitaron la fuga de uno de los responsables y lo sometieron ante los jueces”. Para él, lo nuevo de este viejo modelo de estafas a los bancos es que no se trató de engaños a los clientes sino de un programa sofisticado e inédito que vulneró la plataforma de seguridad de la entidad.

La banca en Colombia gasta mucho dinero en ajustar cada año los protocolos de seguridad electrónica con el fin de evitar que bandas organizadas de delincuentes puedan vulnerar sus cuentas. Sin embargo, los fraudes bancarios todavía se cuentan por montones, ya sea a través de distintos programas de clonación de tarjetas, desencriptación de códigos y otra infinidad de modalidades.

Hace pocos meses María Mercedes Cuéllar, la saliente presidenta de Asobancaria, declaraba: “En términos generales, ha habido progresos significativos en el país. El indicador de fraude pasó de tres transacciones problemáticas por cada 10.000 movimientos en 2010 a 1,5 el año pasado; sin embargo, eso significa que cerca de 500.000 personas se vieron afectadas por este crimen, lo cual sigue siendo una cifra muy alta”.

 

 

jlaverde@elespectador.com

@jdlaverde9

Por Juan David Laverde Palma

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