Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Chucho, un oso andino que se encuentra en el Zoológico de Barranquilla, es el protagonista de un complejo debate en la Corte Constitucional. ¿Los animales tienen derechos?, es una de las preguntas que intenta responder el alto tribunal en una audiencia pública este jueves, pues una tutela y un habeas corpus que fueron interpuestos para proteger a Chucho están bajo revisión de los magistrados.
(Lea también: El oso “chucho” y los derechos de los animales, a audiencia pública en la Corte Constitucional)
La mayoría de los expertos invitados a la audiencia pública coincidieron en que Chucho debería permanecer en Barranquilla. "Chucho está condenado a seguir en cautiverio", dijo Daniel Rodríguez, experto en conservación del oso andino, pues según explicó, habría mayores riesgos para su vida si se decide trasladarlo hasta la Reserva de Río Blanco, en Manizales (Caldas).
Rodríguez añadió que "no hay inconvenientes desde el punto de vista ambiental" para que Chucho permanezca en el zoológico de Barranquilla y, contrario a lo que podría pensarse, "el clima no presenta ningún problema para Chucho", pues existe evidencias de ejemplares de la misma especia que sobreviven a altas temperaturas en los veranos de Perú.
(Le puede interesar: Australia reconocerá a los animales como "seres sensibles")
Steven Wise, académico estadounidense y director de The non-human rights project, iniciativa que lucha por el reconocimiento de los derechos de los animales, también se pronunció. Según explicó Wise, la discusión no es única en Colombia y sí tiene precedentes, pues en el derecho internacional se ha reconocido que ser "persona", la calidad necesaria para tener derechos, no es exclusiva de los seres humanos.
Aunque pueda sonar descabellado, Wise dio ejemplos de casos como el de la Corte Suprema de Justicia de India, que reconoció a todos los animales de ese país como "personas" en 2014. Asimismo, el caso de Cecilia una chimpancé que vivía en Buenos Aires y en favor de quien se reconoció un habeas corpus, como el caso que hoy revisa la Corte Constitucional.
(En contexto: Corte Suprema ordena que el oso Chucho, recluido en Barranquilla, regrese asu hábitat)
Chucho nació en 1994 en Planadas (Tolima) y a sus cuatro años lo trasladaron a la Reserva de Río Blanco en Manizales, supuestamente para asegurar la repoblación de la especie. Los responsables de su traslado llevaron también a su hermana Clarita, así que la repoblación no fue posible pues genéticamente no pudieron reproducirse. Cucho, entonces, fue trasladado al zooloógico de Barranquilla.
El pleito jurídico se remonta a 2017, cuando Luis Domingo Gómez Maldonado interpuso un habeas corpus en favor de Chucho para que fuera trasladado al que sería su hábitat natural: la Reserva de Río Blanco. Este recurso, sin embargo, se utiliza para pedir la libertad de seres humanos, y en este caso fue usado alegando que el oso estaba en cautiverio.
(Le puede interesar: "Chucho", el oso de anteojos, es el nuevo presidente del Zoológico de Barranquilla)
El recurso fue negado en primera instancia, pero el 26 de julio de 2017, la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia lo concedió, asegurando que se protegían los derechos de los animales. La polémica de ese fallo duró poco, pues la Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla recurrió a la tutela para tumbarla. En respuesta a ese recurso, la misma Corte Suprema revocó el habeas corpus y aclaró que este tipo de recursos no aplican para animales.
El caso llegó a la Corte Constitucional, pues la magistrada Diana Fajardo seleccionó el asunto el 26 de enero del año pasado para estudio. La togada consideró que era de tal importancia la discusión que citó a una audiencia pública para discutir, por un lado, la política pública de protección y conservación del oso andino y, por otro lado, la protección de los animales en el derecho comparado e interno.