“Guacho” se le sigue escurriendo a la Fuerza Pública en Nariño

Desde que su grupo asesinó a tres trabajadores del diario ecuatoriano “El Comercio” en abril pasado, la persecución en su contra se ha intensificado. Al parecer, se está refugiando en un resguardo indígena.

Catalina Vargas Vergara
08 de junio de 2018 - 10:00 a. m.
Más  de 10.000 militares colombianos fueron enviados a Nariño para capturar a “Guacho”.   / Cortesía Ejército
Más de 10.000 militares colombianos fueron enviados a Nariño para capturar a “Guacho”. / Cortesía Ejército

Guacho pasa sus noches en la selva tumaqueña sin poder dormir, creen los militares que lo persiguen. No sólo por la zozobra de que lo capturen, sino por los constantes sobrevuelos de helicóptero y los diferentes generadores de ruido que se usan con el propósito de evitar que concilie el sueño. Desde hace ocho meses, Policía, Ejército y Fiscalía le respiran en la nuca al disidente de las Farc. Su captura, sin embargo, aún no se ha logrado. Mientras tanto, Ecuador reclama justicia por el asesinato de tres de sus conciudadanos en poder del grupo de Guacho y quiere de regreso a la pareja que se encuentra en cautiverio.

Wálter Patricio Arizala Vernaza, alias Guacho, se convirtió el pasado 13 de abril en el hombre más buscado por los gobiernos de Colombia y Ecuador. Desde entonces se ha desplegado toda una ofensiva para dar con él en Tumaco y sus alrededores, pero han pasado 56 días y de Guacho no hay rastro. El disidente guerrillero se ha valido de cuanta artimaña conoce para huir de las autoridades. La última, esconderse en un resguardo indígena del corregimiento de Llorente, con el objetivo de protegerse de cualquier bombardeo en la zona.

“Se encuentra muy debilitado, en condiciones difíciles y con grandes dificultades para acceder, por ejemplo, a alimentos y a medicinas”, aseguró el general Alberto Mejía, comandante general de las Fuerzas Militares, en entrevista con El Espectador. Para el disidente de las Farc, las cosas no han resultado fáciles. A pesar de que se logra mimetizar entre la población indígena, investigadores que lo persiguen le aseguraron a este diario que Guacho adquirió una infección por salmonela hace unas semanas, lo que no le ha permitido hacer grandes desplazamientos.

No sólo la enfermedad tocó a su puerta. Después de ser uno de los hombres más poderosos del sur del país, ahora parece que nadie quiere ayudarlo. Guacho ha buscado auxilio en algunos de sus socios del narcotráfico, pero todos le han dado la espalda, teniendo en cuenta que ya no es un aliado efectivo, de acuerdo con información de inteligencia militar a la que tuvo acceso este diario. De los múltiples laboratorios que tenía a cargo, el Ejército ha destruido 130 y ha incautado más de 50 toneladas de cocaína. “Se le han incautado 346 armas de diferentes calibres que normalmente vienen del Pacífico, vía Centroamérica y América del Norte”, resaltó el general Mejía.

Guacho ha perdido a más del 40 % de sus hombres, asegura la Fuerza Pública. La mayoría de ellos desertaron por la difícil situación que atraviesa el disidente de las Farc y otros han muerto en combate o han sido capturados. Todo esto ha llevado a que Guacho no confíe ni en su propia sombra, tanto así que hace varios días mató a uno de sus escoltas por el simple hecho de estar hablando por celular, según le contaron fuentes oficiales a El Espectador. Ante su ausencia, hay varios jefes de estructuras armadas que se disputan su lugar. Uno de ellos es alias Sábalo, también disidente de las Farc que se ha fortalecido en esta zona.

Y no solo Sábalo quiere el poderío de Guacho. Detrás de su “cetro” también estaría uno de sus antiguos aliados, alias Gentil Duarte. “Él se encuentra en la región del río Guayabero (Meta). En su visión pretende posar como el nuevo jefe de las disidencias de todo el país y tenemos evidencia de que está tratando de dar algunas instrucciones y de organizar estos grupos que están dispersos en diferentes partes del territorio”, afirmó el general Mejía.

En el transcurrir de estas operaciones, Ecuador aún llora el asesinato de los trabajadores del diario El Comercio y el secuestro de Óscar Villacis y Katty Velasco. Para los ecuatorianos, no sólo faltan tres, faltan cinco, y los reclaman a gritos. El pasado martes Elvia Villacis, hermana de Óscar, y Ana María Velasco, hermana de Katty, llegaron a Colombia a pedir ayuda para encontrar a sus familiares. “No queremos que esto tenga un final fatal, sino que, al contrario, podamos recibir la alegría de que puedan rescatarlos con vida”, afirmó Ana María Velasco en diálogo con El Espectador.

Óscar Villacis y Katty Velasco fueron secuestrados por disidentes de las Farc el 17 de abril, en la frontera colombo-ecuatoriana. De acuerdo con información entregada por sus familiares, Óscar Villacis fue a cobrar un dinero que le debían a una zona conocida como Costa Rica, en Nariño. Cuando aún no se salía del asombro por la suerte que corrió el equipo periodístico de El Comercio, la joven pareja fue secuestrada, lo que se confirmó a través de un video publicado por los disidentes. En la grabación se veía a los jóvenes amarrados con cadenas y pidiendo ayuda al gobierno de Ecuador para negociar su liberación.

“A veces estamos de acuerdo con las operaciones militares que se han adelantado contra Guacho. Sentimos que quizás así se puede lograr rescatarlos con vida. También pensamos que ellos pueden perder la vida, pero estas son cosas que maneja el Gobierno”, aseguró Ana sobre los operativos que se han efectuado para capturar al disidente. La más reciente operación dejó seis hombres de Guacho muertos, lo que fue exaltado por el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas. Las familias de los secuestrados prefieren una negociación humanitaria.

Por su parte, el embajador de Ecuador en Colombia, Rafael Paredes, quiere que paren los episodios violentos en la frontera que tienen aterrorizados a los ecuatorianos desde enero, cuando Guacho puso un carro bomba en una estación de Policía en San Lorenzo. “Estamos esperando que los secuestrados retornen con vida. Es lo más importante. Hacemos un llamado a aquellas personas que los tienen retenidos para que, en su humanidad, los liberen. Apelamos al corazón de los captores para que tengan en cuenta que son personas de condición socioeconómica limitada”, afirmó el embajador Paredes.

A pesar de los recientes episodios violentos que se han vivido en la zona fronteriza, Ecuador está esperanzado en que se puede alcanzar una solución para combatir a las disidencias de las Farc que atemorizan a la población civil en la frontera con Colombia. “Ya hay un trabajo que se ha realizado con anterioridad. Ambos estados tienen el mismo objetivo, y por esa razón el trabajo de mantener una relación para intercambiar información y de frenar la expansión de este tipo de delitos se ha venido haciendo”, resaltó el embajador de Ecuador en Colombia.

Las autoridades seguirán tras la pista de Guacho, quien busca la manera de escapar y sobrevivir en la selva espesa de Nariño, donde Tumaco se volvió hace un buen tiempo un enclave del narcotráfico. Entretanto, las familias del equipo periodístico de El Comercio y de los ciudadanos ecuatorianos Óscar Villacis y Katty Velasco ruegan para que se logre una negociación que permita volver a ver a sus familiares o poder enterrar sus restos. El llamado de los ecuatorianos sigue siendo el mismo: no quieren vivir la oleada de violencia de la que fue víctima Colombia por más de 50 años.

Por Catalina Vargas Vergara

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