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Muy temprano ayer, en la Sala Especial de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia se dieron cita el senador Álvaro Uribe Vélez y el defensor de derechos humanos y abogado, Manuel Garzón Correa. Los dos lidiaban una batalla jurídica desde el 2018 a causa de un tweet donde el senador Uribe se refirió a Garzón como “un terrorista que participa en montajes judiciales”. Las acusaciones del senador se hicieron en medio del proceso jurídico que afrontaba su hermano, Santiago Uribe, por presuntos vínculos con el paramilitarismo. Tras dos horas de audiencia, Garzón y el senador llegaron a un acuerdo.
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Como habían pactado en el acuerdo conciliatorio, el senador trinó en la tarde del pasado viernes: “no tengo elementos de prueba para señalar que el señor Manuel Garzón Correa sea o haya sido terrorista. Afirmarlo, como lo hice, atentó contra su honra por lo que le ofrezco excusas. Defender derechos humanos y participar de la vida democrática del país, son derechos fundamentales que deben ser protegidos por el Estado y la ciudadanía, por lo que hago pública esta rectificación”. En diálogo con El Espectador, Manuel Garzón dio detalles del proceso que por dos años enfrentó estuvo en los estrados judiciales.
¿Por qué decidió aceptar el perdón de Uribe?
Hay algo que es fundamental. Cuando me animé a poner la denuncia y en los años que he litigado y participado del debate democrático, mis intenciones nunca se han guiado por ánimos revanchistas. Yo veo la necesidad de finalmente cerrar este ciclo de violencia trágico que desde hace más de 50 años no ha permitido que florezca una verdadera democracia en nuestro país. Para que esto ocurra, tiene que terminar el conflicto y parte de que eso, tiene que ver con dar pasos a la reconciliación. En este caso particular, acepto el perdón y lo tomo como un aliciente para continuar en estas labores legitimas de defensa y promoción de derechos humanos.
¿Cómo fue la audiencia conciliatoria entre Ud. y el senador Álvaro Uribe Vélez?
El proceso empezó desde el año 2018. El año pasado en alguna diligencia presenté una propuesta de conciliación ante los abogados del doctor Uribe. El proceso se fue dilatando, hubo varios aplazamientos, como unas cinco o seis veces. Finalmente estaba citado para la semana pasada en donde ellos anexan una propuesta de conciliación en ese momento y a la vez, solicitan el aplazamiento de la audiencia.
No tengo elementos de prueba para señalar que el señor Manuel Garzón Correa sea o haya sido terrorista, como pudo entenderse, con ocasión de la publicación de su foto en mi tweet del 25 de enero de 2018, lo que pudo atentar contra su honra, por lo que le ofrezco excusas.
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) July 3, 2020
¿Cuál fue la actitud del senador Uribe?
Hubo un ánimo conciliatorio de decir: Está bien. Ambos cedimos en algunas cosas. Por mi parte renuncié a que él hiciera un encabezado general sobre el valor de la labor de los defensores de derechos humanos que propuse y él, por su parte, también quería hacer una serie de precisiones que, a la larga, desde mi punto de vista, terminaba por enredar o podrían conducir a una revictimización. Sin embargo, encontramos una manera de ponerlo en un punto medio y fue hacer la rectificación. De esa manera zanjamos esa diferencia.
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¿Qué le propuso inicialmente usted al senador Uribe?
Yo quería en un principio que además de la solicitud de perdón hubiera un reconocimiento de la labor de defensa y promoción de los derechos humanos y de la legitimidad de la vida democrática del país. Finalmente, sobre eso no hubo acuerdo. El senador volvía a referirse al caso de su hermano, Santiago Uribe, que fue por quien empezó este proceso. Mi postura era que la discusión no estaba en ese punto especifico sino en las dos actividades que yo desempeñaba: la defensa de Derechos Humanos y mi participación política.
¿Cuál fue su propuesta para llegar a un acuerdo?
Con base en eso, yo llegué con una nueva propuesta en la que intentaba encontrar un punto medio entre lo que yo había planteado inicialmente y la respuesta de Uribe. La idea era encontrar puntos en común. Mi nueva propuesta empezaba con lo que él publicó hoy: “No tengo elementos de prueba para señalar que el señor Manuel Garzón Correa sea o haya sido un terrorista”.
¿Cómo fue la primera solicitud de conciliación propuesta por el senador?
Esa propuesta de conciliación era algo insuficiente, inaceptable. Era una propuesta que no incluía un ofrecimiento de perdón, no había tampoco ninguna clase de arrepentimiento y, al contrario, terminaba revictimizando porque, si bien decía que no tenía elementos de prueba para señalarme como terrorista, sí reafirmaba que tenía la convicción que desde hace décadas organizaciones terroristas promovían montajes en su contra y contra su hermano. Eso es inaceptable.
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¿Cuáles fueron los argumentos del senador Uribe para no acceder a la propuesta inicial?
Lo que nosotros estábamos proponiendo eran enunciados muy generales. Algo como, por ejemplo: defender derechos humanos es una labor que debe ser garantizada al igual que el debate democrático, algo así era la propuesta. Sin embargo, había una reminiscencia por el contexto en el que se habían hecho esos señalamientos. Cuando él me injuria como lo hizo, en ese momento yo era candidato por el partido Farc al Congreso. En esa medida, él decía que eso podía tener una contradicción con los acuerdos públicos que él ha planteado históricamente.
¿Cómo encontraron ese punto medio?
Estuvimos alrededor de dos horas hablando e intentando encontrar puntos en común. Finalmente, el término medio fue la publicación que él hizo esta mañana y con eso ambos quedamos satisfechos.
¿Qué impacto tuvo en su vida los señalamientos del senador e 2018?
Por una parte, se vio vulnerada mi honra y mi buen nombre, la angustia que eso produce.
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¿Fue amenazado después de eso?
Es innegable el liderazgo que tiene el senador Uribe. Esa mañana que él publicó el tweet, el 25 de enero de 2018, fue retweeteado 801 veces y la mayoría de esos mensajes venían con insultos, con amenazas, con agravios, con situaciones mucho más complejas de las que él en un principio había puesto en su tweet. Eso, por su puesto me generó angustia, me generó un riesgo para mi vida, para mi integridad personal.
¿Qué pasó luego de recibir estos mensajes?
Afortunadamente hubo un respaldo fundamental de decenas de organizaciones de derechos humanos que se pronunciaron respaldándome y exigiendo a la vez que el Estado colombiano tomara las medidas pertinentes para garantizar mi seguridad. Eso fue un aliciente para poder seguir adelante.
¿Qué cree que le molesta a Uribe de su trabajo y del sector que representa?
Creo que son dos asuntos. Primero, creo que la guerra jurídica empezó con el primer tweet de Uribe en el que, según él, había organizaciones terroristas detrás de las denuncias que se hacían por crimines de estado, por paramilitarismo, por narcotráfico. En mi caso particular, yo trabajé en una organización de derechos humanos durante ocho años. Tuve a mi cargo distintos procesos y entre ellos, con muy poco protagonismo, fui el abogado suplente de las víctimas en el caso en contra de Santiago Uribe por el caso de los 12 Apóstoles. Sin embargo, al proceso llegué, cuando lo estaban investigando desde hace 20 años y, además, estando pocos meses en donde mi participación allí fue accesoria.
¿Qué significa esta rectificación para los defensores de derechos humanos?
Es un pequeño triunfo, tampoco era un gran proceso judicial, pero en lo simbólico tiene una importancia relevante. Es importante que figuras públicas que tienen una enorme influencia en amplios sectores del país reconozcan que la labor de los defensores de derechos humanos y así no lo diga explícitamente en el tweet, ese ofrecimiento de perdón por mi labor y en esa medida creo que es una victoria para los que trabajamos como defensores y las organizaciones sociales en todo el país.