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Desde 1996 la justicia de los Estados Unidos le seguía la pista a José Bayron Piedrahíta e incluso le dictó una acusación por lavar activos al entonces poderoso cartel de Cali. No obstante, fue un cargo “menor” el que lo llevó tras las rejas: el soborno a un agente federal para, precisamente, salir del radar de las autoridades de ese país. Hoy, una corte Distrital de la Florida lo condenó a pagar una condena de apenas 2 años y tres meses de prisión.
Extraditado a Estados Unidos el 10 de mayo de 2019, a Piedrahita se le tendrá en cuenta los meses que ha estado detenido a la hora de cumplir la pena. El caso está relacionado con los sobornos que le dio a Christopher Ciccione, un funcionario federal de Homeland Security (Seguridad Nacional), para tratar que la acusación en su contra (indictiment) desapareciera y así no tener que ir a la cárcel.
Piedrahita dejó su pelea con las autoridades y apenas pisó suelo estadounidense aceptó los cargos. Es decir, reconoció que entregó al agente Ciccione en el 2010 dinero, cenas costosas, licores y prostitutas. A cambio, Ciccione falsificó registros e, incluso, les mintió a sus supervisores para que el indictment ya no tuviera vigencia y, por ende, Piedrahíta pudiera ingresar a los Estados Unidos. El intermediario, según EE.UU. fue un hombre llamado Juan Carlos Velasco Cano.
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Según los documentos de la Corte, que conoció este diario, lo que Piedrahita admitió ante el juez de su caso fue que, entre el 24 de febrero de 2010 y el 28 de octubre de 2011, hizo todo lo que estaba a su alcance para obstruir a la justicia estadounidense. En particular, para afectar el proceso 93-470, que se abrió en 1993 contra un hombre llamado Blas Antonio González y en el que Piedrahíta resultaría involucrado unos años más tarde.
La acusación contra Piedrahita provenía de la operación Cornerstone (que traduce piedra angular), llevada a cabo para desentrañar el cartel de Cali. Él nunca fue arrestado, pero el indictment permanecía vigente. Y él lo sabía. Por eso, en 2010, llegó al agente especial Christopher Ciccione, del área de investigaciones de Homeland Security. Con ayuda de Velasco Cano, quien le traducía y cuadraba reuniones, Ciccione y Piedrahita se entendieron.
En noviembre de 2010, Ciccione habría comenzado las gestiones en favor de Piedrahita. Por ejemplo, le pidió una copia de su pasaporte con el propósito de habilitarlo para que pudiera regresar a los Estados Unidos. En ese mismo mes, Ciccione le advirtió a Piedrahita que lo iban a transferir de unidad y que debía cuidarse, pues en la entidad había muchos “soplones” que podían perjudicarlo. el agente, dicen los documentos, quería ayudar a Piedrahita.
::El narco que sedujo a agente federal::
En diciembre siguiente, Piedrahíta -admitió él mismo ante la Corte de Florida- le pagó US$20.000 a Ciccione, una costosa cena en un restaurante bogotano, una fiesta en el hotel Marriot de la misma ciudad, licor y trabajadoras sexuales. En contraprestación, Ciccione hizo lo propio, a través de medidas ilegales, para que la acusación de 1996 en contra de Piedrahíta se desvaneciera y para que él y su familia pudieran ingresar a Estados Unidos.
De esa manera, Piedrahíta salió de la “lista negra” de Estados Unidos en 2011, aunque, en 2016, su nombre apareció en la Lista Clinton: “La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó hoy a José Bayron Piedrahita Ceballos como Narcotraficante Especialmente Designado de conformidad con Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico”.
Un año más tarde, Piedrahíta fue detenido en Caucasia (Antioquia), donde tenía frigoríficos y era conocido como un gran ganadero de la zona. Estados Unidos lo quería extraditado por los sobornos al agente Ciccione y por eso Colombia lo capturó. Al tiempo se había abierto una investigación en Argentina que también lo comprometía, al punto que, ahora, ese país también lo quiere en extradición.
Ciccione, por su parte, fue condenado a 36 meses de prisión por este mismo caso. "Christopher Ciccione abusó de su autoridad para beneficio personal", expresó entonces la Fiscalía de Estados Unidos. "Sus acciones no afectaron solamente una investigación en curso y estuvieron a punto de permitir que un peligroso narcotraficante escapara de la justicia; él también traicionó la confianza atribuida a él para realizar sus deberes con integridad".
*Con colaboración del periodista argentino Agustín Ceruse