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La conexión israelí

Cada vez es mayor la importancia del armamento y la asesoría de inteligencia de ese país en la guerra colombiana.

Nelson Fredy Padilla
08 de agosto de 2009 - 10:00 p. m.
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Por lo que se advierte en su página de Facebook y lo que se comenta en los fríos pasillos del Ministerio de Defensa, Moshe Cytter, el representante legal en Colombia de la firma Israel Aerospace Industries Ltd. vive muy a gusto en Bogotá desde que llegó a mediados de 2005. Es uno de los empresarios israelíes que, al igual que los miembros de las migraciones producidas en especial a raíz de la Segunda Guerra Mundial, encontró en nuestro país un ambiente propicio para los negocios.

Cytter es un influyente proveedor porque la firma que representa ha ganado algunos de los más jugosos contratos para el suministro de armamento tanto en licitaciones como en contratación directa y en “contratos llave en mano”. Uno de los más recientes fue el de la repotenciación de 11 aviones supersónicos K-fir y la compra de 13 más por US$162 millones, imponiéndose a una oferta de Francia como dan cuenta los registros avalados por el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

Pero no todo ha sido celebración para Cytter. El pasado 20 de julio, cuando dos pilotos israelíes hacían el alistamiento del K-fir FAC-3004, la aeronave se salió de la pista del aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena y se incendió contra las rocas de la playa. Él mismo emitió un comunicado en el que atribuyó el hecho a factores humanos y no a la tecnología que, según un experto consultado por este diario, ya no usa el propio gobierno de Israel por “obsoleta”.

La opinión fue refutada por el ministro Santos cuando anunció que antes que convertirlos en chatarra a Colombia le convenía, por ahorro y por las necesidades del conflicto interno, modernizarlos para utilizarlos otros 20 años más con la ayuda de radares de última generación y bombas con designadores laséricos para aumentar la precisión.

Cytter también aparece como representante legal de la razón social Israel Aircraft Industries (IAI), inscrita en la Cámara de Comercio de Bogotá el 3 de octubre de 2007 y cuyo objeto empresarial es “el diseño, desarrollo, fabricación, venta, reparación, revisión y servicio de todo tipo de sistemas y productos aeroespaciales”. Ya el 13 de noviembre de 2007 era el único participante del proceso de contratación directa N° 30, por casi US$9 millones, para encargarse del “fortalecimiento del Sistema de Comando y Control de Inteligencia Informática C312 de la Fuerza Aérea Colombiana”. Sin embargo, lo que pasó el día de la audiencia pública dejó muy mal referenciados a Cytter y a la IAI porque no cumplieron con ninguno de los requisitos a pesar de no tener otras empresas que le hicieran competencia y haber sido recomendado incluso con certificación del cónsul de Colombia en Tel Aviv, quien resaltó la “reciprocidad” que ha caracterizado las relaciones comerciales con Israel.

“Llevaba muchos años de no ver una oferta tan mal presentada… no es común que la oferta no cumpla con ninguno de los elementos que se evalúan, esto es económico, técnico, jurídico”, manifestó la Secretaría General del Ministerio de Defensa antes de declarar desierto el contrato.

Cytter no pudo más que disculparse y admitir “las grandes fallas” en el presupuesto y el estudio de mercado necesarios para “la construcción de la infraestructura en dos bases y la telefonía IP en internet”.

Además, el dirigente figura como director de la delegación en Colombia de Elta Systems Ltd., entidad registrada para “ocuparse en el diseño, desarrollo, abricación, venta, reparación, revisión y el servicio de todo tipo de sistemas y productos electrónicos”.

Las visitas

Israel, así como Estados Unidos, es desde hace 20 años uno de los países que más armamento suministra a Colombia y es el primer socio comercial en Oriente Medio. No por casualidad hace una semana visitó Bogotá el canciller israelí Avigdor Lieberman. El mes pasado el vicepresidente Francisco Santos estuvo seis días allí en reuniones con el presidente Shimon Peres y sus ministros. Manifestó que las relaciones políticas, tecnológicas, comerciales y militares están en “constante evolución”. En el tema de defensa, insistió en que los dos países, así estén separados por diez mil kilómetros de distancia, tienen como enemigo común al terrorismo y que por eso, además de suministros, comparten información de inteligencia.


El año pasado, luego de la ‘Operación Jaque’, los periódicos israelíes Yediot Aharonot y Haaretz revelaron que la liberación de Íngrid Betancourt y de sus compañeros de cautiverio “implicó a decenas de expertos de seguridad”, gracias a la coordinación de la empresa Global CST, a la que le atribuyeron un contrato por US$10 millones en Colombia. Es propiedad del ex jefe de planificación del Estado Mayor de Israel, general Israel Zivn, y dijeron haberlo consultado a su regreso de Colombia. También hablaron de la participación del general de brigada y antigua cabeza de la inteligencia militar de ese país, Yosi Kuperwasser. Según los diarios, sus fuentes no formaron parte de la ejecución de la operación pero, con apoyo de expertos del Mosad y el Shin Bet, sí la asesoraron y suministraron la tecnología de inteligencia. La versión fue rechazada por el Gobierno colombiano.

En febrero del año pasado fue el ministro Juan Manuel Santos quien estuvo cinco días en Israel, invitado por su colega Ehud Barak. Se mostró complacido por haber ampliado los acuerdos militares y no dudó en opinar que “la cooperación entre Colombia e Israel está en su mejor momento y esa es una noticia estratégica muy importante para el país”. Insistió: “Israel es uno de nuestros proveedores más importantes”.

Sin embargo, para los expertos en geopolítica (ver columnista invitado) puede ser un arma de doble filo, porque al alinearse con Estados Unidos e Israel, Colombia termina en medio del conflicto que éstos sostienen con Irán.

El presidente Hugo Chávez, aliado de Irán, declaró hace pocos días que “Colombia es el Israel de Suramérica”. Aunque pasó al olvido, durante el gobierno de Álvaro Uribe, Chávez ya había tenido otra controversia por misiles distintos a los decomisados a la guerrilla de las Farc. Venezuela detuvo por varias horas en el aeropuerto de Maiquetía un avión de Lufthansa que transportaba componentes de misiles que el Gobierno colombiano enviaba al fabricante para inspección y mantenimiento a la sede de otra industria israelí muy nombrada en nuestro Ministerio de Defensa: Rafael Armament Developmet Authority Ltda. Aquí se usan cohetes y lanzacohetes Spike.

Las investigaciones

Aparte de las implicaciones políticas, el volumen de contratación con ese país ha llevado a los organismos de control a poner los ojos sobre algunos casos. Tal vez el más representativo ha sido el de la adquisición por parte de Colombia de la fábrica de fusiles Galil en 1994. Israel los descontinuó, pero la Industria Militar Colombiana (Indumil) compró a la compañía Isrex esa tecnología en un contrato por US$52 millones detrás del que hubo irregularidades que fueron denunciadas durante un año por El Espectador, investigación que le valió en 1995 el Premio de Periodismo de la Sociedad Interamericana de Prensa “SIP-The Miami Herald al Periodismo en Profundidad”.

Como lo había publicado entonces este diario, la Contraloría General de la República encontró que en la licitación pública no se tuvieron en cuenta todas las propuestas que se presentaron ni los reportes de fallas técnicas del Galil. La Corte Suprema de Justicia respaldó esa investigación fiscal, aunque después la Corte Constitucional les otorgó a los implicados una tutela porque se les violó el debido proceso.

El caso fue convertido en comidilla política por los entonces representantes a la Cámara Íngrid Betancourt, María Paulina Espinosa, Carlos Alonso Lucio y Guillermo Martínez Guerra, quienes hicieron debate en el Congreso, pero no lograron que la fabricación de fusiles israelíes en Colombia se suspendiera. Internacionalistas y organismos de derechos humanos criticaron el hecho de que Colombia se convirtiera en productor y exportador de armas. A favor del proceso hay recientes documentos del ex viceministro de Defensa Juan Carlos Pinzón en los que asegura que fue un acierto haberse convertido en el único fabricante de los Galil, porque el Ejército ahorró US$120 millones en cuatro años, produce en las afueras de Bogotá un promedio de 42 mil unidades por año y los exporta. Pero según documentos del Comité Técnico Superior de Saneamiento Contable del Ministerio de Defensa, a pesar de los antecedentes, en 2005 todavía Isrex figuraba en los registros contables del Ejército Nacional como receptora de anticipos por $143 millones sin que pudiera “constatar si el contrato fue ejecutado en su totalidad” ni el “recibo a satisfacción de los bienes y servicios”.

La Contraloría también se ha pronunciado sobre los contratos de la Fuerza Aérea con Israel Aircraft. En una auditoría del año 2000 encontró “inconsistencias y ausencia de mecanismos de control” en el contrato 01 por US$4’400.000 para la reparación de aviones K-fir: presentó cinco modificaciones, no se encontraron “soportes reales” y se “limitó el conocimiento integral de las operaciones y de la identificación individual de los diferentes recursos asignados”.

Las relaciones militares entre Colombia e Israel están lejos de bajar su intensidad. Se ampliará la cooperación en entrenamiento de tropas y la asesoría de inteligencia. Incluso se habla de la compra de aviones no tripulados y de asociarse para lanzar al espacio un satélite para comunicaciones civiles y de defensa.


El llamado de un escritor

El laureado escritor israelí Amos Oz ha dicho que a la hora de evaluar el papel de su país frente a la guerra es fácil condenarlo si no se analiza su larga historia de defensa ante ataques externos. Oz, combatiente de la Guerra de los Seis Días, de la de Yom Kipur y fundador del movimiento Paz Ahora, escribió en su libro Contra el fanatismo que es ingenuo pensar que “sólo con que los chicos malos soltaran las armas el mundo se convertiría de inmediato en un hermoso y adorable lugar”. Cree que tampoco sería obra del sentimentalismo: “Lo contrario a la guerra no es amor, lo contrario a la guerra es paz. Las naciones necesitan vivir en paz… Incluso aunque no prevalezca el amor”. Según él, bastaría con que entre los belicistas imperaran la racionalidad y el sentido común.

Tysa, otro contratista fuerte

Tysa Tecnologías y Sistemas S.A. representa en Colombia a otra poderosa firma israelí: Israel Weapon Industries participó en la contratación directa 8 de 2005 por 2.177 millones de pesos para armamento de la Policía Nacional. Fue descartada para suministrar ametralladoras calibre 5.56, pero escogida para la compra de 161 fusiles Tavor a un costo de 289 mil dólares. En la contratación directa 35 de 2005, por más de diez mil millones de pesos, para la adquisición de pistolas calibre 9 milímetros con destino al Ejército y la Policía, no cumplió con las condiciones técnicas. Tysa también apodera a Israel Military Industries (IMI) en contrataciones directas como la 48 de 2003, en la que se le adjudicó la compra de tres Sistemas Airmore Protection para la Fuerza Aérea por valor de un millón 269 mil dólares. Participa en contrataciones de ametralladoras, subametralladoras y tecnología como miras telescópicas para el Ejército y la Armada Nacional. Otra representada por Tysa es International Technologies Ltd. de Israel, que ofrece tecnología militar asistida por rayos láser para visión nocturna y direccionamiento de bombas. Para este tipo de tecnología compite también, por aparte, la firma Gilat Satellite Networks Ltd. de Israel.

El caso Yair Klein

El mercado negro de la guerra trajo a Yair Klein, el israelí contratado por el narcotraficante José Gonzalo Rodríguez Gacha para que a finales de los años 80 entrenara a los primeros grupos paramilitares en el Magdalena Medio. Luego conoció a los hermanos Castaño Gil y se gestaron las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia. En 2001 Klein y los también israelíes Tzedaka Abraham y Melnik Ferry fueron condenados a diez años y ocho meses de cárcel “por instrucción y entrenamiento de grupos terroristas y concierto para delinquir”. Klein fue detenido en agosto de 2007 en Moscú. La Federación Rusa no lo ha extraditado a Colombia, medida que el Gobierno presiona ante la Corte Europea de Derechos Humanos.

Por Nelson Fredy Padilla

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