La supuesta espía del DAS procesada en Bélgica por calumnia

Se trata de la venezolana Patricia Betancourt quien trabajó por más de dos años con la agencia de inteligencia de Colombia en el marco de una estrategia para “proteger” al gobierno de la época de acusaciones de defensores de derechos humanos y abogados.

Redacción Judicial
24 de octubre de 2019 - 09:00 p. m.
Patricia Betancourt responderá en un tribunal penal de Bruselas por el delito de calumnia. / Imagen de Referencia / Archivo El Espectador
Patricia Betancourt responderá en un tribunal penal de Bruselas por el delito de calumnia. / Imagen de Referencia / Archivo El Espectador
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Operación Europa. Así calificó el DAS su estrategia por llevar sus labores al viejo continente en una época en la que la entidad, como ya probó la justicia, interceptaba ilegalmente comunicaciones de periodistas, defensores de derechos humanos y magistrados. Uno de sus focos fue Bélgica y, desde que se conocieron las primeras denuncias sobre las andanzas no diplomáticas de agentes del DAS en el país europeo, las autoridades belgas prendieron las alarmas. Luego de más de 10 años de pesquisas, el caso no se ha movido porque, aseguran los denunciantes, las autoridades colombianas no han cooperado con las belgas. Sin embargo, dentro de sus pesquisas apareció hace unos años el nombre de Patricia Betancourt. 

La mujer venezolana, supuesta espía del DAS, enfrentará a partir de mañana 25 de octubre un proceso por calumnia en la Cámara del Tribunal penal de primera instancia de Bruselas. El caso tiene que ver con unas declaraciones que habría hecho Betancourt en contra de un defensor de derechos humanos que, dice la denuncia, serían falsas y harían parte de una campaña de desprestigio en su contra liderada por el DAS. Si bien el proceso que arranca este viernes no está directamente relacionado con las irregularidades que se podrían evidenciar por el desarrollo de actividades de inteligencia colombianas en otro país, el nombre de Patricia Betancourt recuerda una vieja historia de espías y chuzadas ilegales.

(En contexto: Los enlaces del DAS en Bélgica)

Según su propio testimonio, Betancourt nació en Venezuela en 1961 y fue una amiga suya quien la presentó con la subdirectora de Operaciones del DAS, Martha Inés Leal —condenada ya por las chuzadas—.  Betancourt relató que entre 2002 y 2003, su amiga le contó que Leal estaba buscando a alguien que viviera en Bruselas pues quería saber cuál era la imagen de Colombia en Europa y “cuáles grupos y personas hablaban mal o bien del país. Quería saber quién hacía lobby en ambos lados”, contó. La venezolana agregó en una primera entrevista con la fiscalía belga que manejaba una revista sobre el mundo hispano en el país y por eso le quedaba fácil recolectar información abierta sobre Colombia.

“Acepté la propuesta, porque no le vi nada de malo. Para mí era como trabajar para el gobierno (…) Martha Leal me dijo que había más gente como yo en toda Europa”, explicó Patricia Betancourt, quien en su testimonio mencionó el nombre de un exfuncionario del DAS clave en esta historia: Germán Villalba —también condenado ya las chuzadas—. Su papel dentro del entramado de escuchar ilegales fue crucial. Tanto así que quienes conocieron de las andanzas ilegales de la entidad lo reconocían a él como el canciller del DAS. Es más, la Fiscalía lo calificó como el encargado de extender en Europa  el concierto para delinquir de la entidad. 

Villalba, según las investigaciones, respondía órdenes directas de  Jorge Noguera Cotes. El entonces director del DAS, desde su posesión en 2002, se dedicó principalmente a poner el organismo de inteligencia al servicio del bloque Norte de las autodefensas. Y, mientras tanto, se obsesionó con espiar a todas las organizaciones de derechos humanos que se movían en Europa denunciando los abusos de agentes del Estado en compañía de los ejércitos ilegales de la casa Castaño. Esas operaciones de espionaje y seguimiento quedaron en evidencia luego de que estallara el escándalo de las chuzadas en febrero de 2009. 

Dentro de sus estrategias por controlar lo que se decía del gobierno, apareció la Operación Europa que, según archivos de inteligencia, buscaba “neutralizar el sistema jurídico europeo”. Para lograrlo, Noguera le encargó la misión a Germán Villalba, tal y como lo reveló El Espectador en 2015. Su orden fue precisa: desarrollar un modelo de “interceptación” que le permitiera prevenir al gobierno “las maniobras ejecutadas por las ONG”. Así lo declaró Jaime Ovalle, director del grupo G-3 del DAS, quien agregó que la célula secreta operó entre 2003 y 2005 y realizó operaciones de desprestigio contra periodistas, abogados, defensores de derechos humanos, magistrados y dirigentes políticos de izquierda. 

El propio Germán Villalba relató en una de sus declaraciones que cuando fue asignado como oficial de enlace ante la Dirección Antidrogas de Italia en 2003, el director Jorge Noguera le pidió reclutar fuentes. Su misión era seguir a los blancos escogidos por el DAS. Por orden de la Dirección de Inteligencia, le explicaron a Villalba, debía cubrir algunos eventos realizados en países como Bélgica, España, Italia, Portugal, Francia y Holanda. Pero en realidad, lo que querían los directivos era investigar los supuestos nexos de las ONG con guerrillas y proteger a toda costa la imagen del Gobierno en Europa. 

Germán Villalba sostuvo hace 10 años ante la Fiscalía, sin aportar mayores detalles, que consiguió dos fuentes en Bélgica para estas vueltas, a quienes identificó como Víctor Hugo y Patricia. La misma que ahora será juzgada por calumnia en Bélgica. Sobre el hombre se sabe que se trata de un colombiano con nacionalidad belga que nació en enero de 1962 en Colombia. Su apellido es Herrera y a los investigadores les contó que sus nexos con la policía secreta empezaron en 2003 por cuenta de su excuñado Hugo Abondano, un mayor de las Fuerzas Armadas que le presentó a Germán Villalba. Una vez hecho el contacto, el detective empezó a pedirle información. 

“Germán me pidió encontrar información sobre personas y organizaciones que denigraban al presidente Uribe y de Colombia”. Añadió que aceptó la propuesta y que el dinero por este trabajo debía ser consignado a una cuenta bancaria en Colombia. De acuerdo con su versión, durante los años que envió información al DAS, toda bajada de Google y de otros motores de búsqueda, recibió unos $5.000 euros. “Compré un apartamento en Bogotá con ese dinero”, dijo, y agregó que su única motivación era obtener un dinero y que a pesar de que supo del escándalo del espionaje del DAS en Colombia, “no sentí que eso tuviera relación conmigo, dado que solo transmití información proveniente de internet”. 

Sobre la información que Betancourt y Herrera le entregaron a su enlace Villalba, ambos coincidieron en que toda provino de motores de búsqueda. La mujer agregó que con Villalba llegó a un acuerdo: cada vez que enviaba esa información debían pagarle $600 euros. La mayoría de sus reportes eran por correo electrónico, aunque se encontró con este agente del DAS “dos o tres veces” entre 2004 y 2005. En total, contó, recibió $2.000 euros por su colaboración. Ambos supuestos agentes del DAS le dijeron a las autoridades que no tienen nada que ver con espionaje ni nada irregular. La Fiscalía belga no ha logrado tampoco vincularlos directamente al expediente. 

A raíz de estos hechos, dos personas naturales, tres ONG belgas y tres organizaciones internacionales interpusieron una denuncia en octubre de 2010 en contra de los dos supuestos espías. En un comunicado de prensa, los denunciantes aseguraron que “la impunidad que reina en Colombia ha obstaculizado la acción de la justicia: las autoridades colombianas nunca permitieron que el juez de instrucción belga fuera a Colombia para interrogar a exfuncionarios del DAS que cumplen penas de prisión”. En ese mismo mensaje, insistieron en que es esencial que las autoridades belgas trabajen por la protección de los derechos de derechos humanos en su propio territorio. 

“Bélgica no puede permitir actividades ilegales de los servicios secretos extranjeros y debe asegurarse de que estos últimos cumplan con la ley belga. Este proceso es una oportunidad para recordar que los servicios de inteligencia, ya sean belgas o extranjeros, están sujetos al cumplimiento de la ley”, concluyeron. Tras la salida de Jorge Noguera del DAS, en octubre de 2005, la Operación Europa se cerró. 

Por Redacción Judicial

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