Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Recibo con cierto nivel de agrado que la JEP haya permitido plantear un tema que en 21 años la justicia no pudo dilucidar. Sin embargo, también recibo esa información con precaución y reserva, porque no es con una simple carta de reconocimiento como se va a aclarar el caso”. Con estas palabras reaccionó Eduardo Bejarano, hijo del excomisionado de paz, Jesús Antonio Bejarano, al conocer el anuncio de la JEP de que las FARC reconocieron haber asesinado a su padre el 15 de septiembre de 1999.
Eduardo Bejarano agregó que lo que corresponde ahora a los excomandantes de las FARC es mostrar las evidencias de su reconocimiento, y dar los detalles de quién dio la orden del asesinato, quiénes fueron los autores materiales, si el homicidio obedeció a una retaliación política o ideológica, en otras palabras, toda la verdad del caso, la misma que la Fiscalía no pudo esclarecer y que deja claro que el papel cumplido por la justicia colombiana es cuestionable desde todo punto de vista.
Cuando Jesús Antonio Bejarano fue asesinado al interior de la Universidad Nacional, su hijo Eduardo acababa de regresar al país de adelantar una maestría en economía política y ese día justamente habían acordado verse para ir a comer juntos. Eduardo Bejarano recalcó que lo sucedido nunca se supera, y que los recuerdos lo acompañarán a él y a su familia toda la vida. No obstante, insistió en que desde aquel septiembre de 1999 intentó conocer la verdad, pero no fue posible hacerlo.
Fueron varios los fiscales que tuvieron el caso, e incluso, cuando el hecho sucedió, el fiscal era Alfonso Gómez Méndez, de origen tolimense, como Jesús Antonio Bejarano. En varias ocasiones Eduardo Bejarano admite que oyó comentarios de la autoría de las FARC en el hecho, pero no pasaron de simples rumores. De igual manera, escuchó otras versiones que asociaban el crimen del exconsejero de paz con el siniestro capítulo del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Nada se pudo ratificar.
Lo que sí logró la familia Bejarano fue que la justicia administrativa reconociera la responsabilidad del Estado por la desprotección en la que estaba el exconsejero cuando fue asesinado. Eduardo Bejarano contó que su padre alcanzó a advertir que tenía amenazas en su contra y, al probarse que no hubo la suficiente diligencia para atender esos requerimientos, responsabilizó a la Fiscalía. Ahora es importante que se aclaren los detalles de lo que fue una muerte anunciada.
Al margen de su agrado con reservas de que la justicia se vuelva a ocupar del caso de su padre, Eduardo Bejarano resaltó la paradoja de que un hombre con claras posiciones y estudios en favor de la paz, hubiese terminado víctima de la violencia. Bejarano recordó al exconsejero de paz como un hombre consagrado al saber, pero al mismo tiempo con un proyecto de vida muy claro como buen tolimense. “Lo que quería realmente era terminar su vida profesional para irse a vivir a Ibagué”, relató su hijo.
“En alguna ocasión, el entonces presidente César Gaviria le ofreció que se fuera de embajador a Alemania, a lo que se opuso porque era muy lejos del Tolima”, comentó Eduardo Bejarano, quien confía en que las FARC expliquen la versión consignada en la carta en la que aceptan haber perpetrado el asesinato, sobre todo para desoír las voces que dicen que se están es echando culpas ajenas. “La primera obligación de las FARC ahora es completar la verdad, después vendrá el perdón”, puntualizó Bejarano.