Masacre en la frontera con Venezuela: enfrentamiento entre armados deja 8 muertos

Primeras informaciones indican que las personas fueron asesinadas en el lado venezolano de la frontera y fueron trasladados a una vereda de Cúcuta.

Redacción Judicial
08 de marzo de 2020 - 07:24 p. m.
Cerca de 8 personas habrían sido asesinadas en la frontera, en el lado de Venezuela, y trasladas a hasta Cúcuta.  / Archivo El Espectador/Imagen de referencia
Cerca de 8 personas habrían sido asesinadas en la frontera, en el lado de Venezuela, y trasladas a hasta Cúcuta. / Archivo El Espectador/Imagen de referencia
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Un nuevo acto de violencia se presentó en la frontera con Venezuela, cerca a Cúcuta. De acuerdo con información suministrada por autoridades, ocho personas fueron asesinadas y dejadas en el corregimiento de el Palmarito en Cúcuta. Las víctimas habrían muerto en territorio venezolano y fueron trasladas hasta el lado colombiano de la frontera.

Según los primeros informes, los colombianos fueron asesinados en la zona de la Fría, en Venezuela, y fueron traídos al otro lado de la frontera para dejarlos en el Paramito, una vereda de la capital de Norte de Santander. Las 8 personas habrían sido asesinadas en una triple confrontación entre el Eln, los Rastrojos y colectivos venezolano.

(Vea: Al menos 10 muertos por enfrentamientos en zona fronteriza con Venezuela)

Según autoridades venezolanas, en su lado de la frontera también se encontraron cinco personas muertas, estas en el sector de Mate Curo, en Ayacucho. En el lado venezolano una de las víctimas estaba con las manos atadas y un joven menor de edad.

La situación de la frontera con Venezuela es de suma complejidad, sobre todo en el último tiempo, cuando las autoridades venezolanas y las colombianas no tienen un diálogo oficial debido a la ruptura de relaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y el de Iván Duque.  

Durante el año pasado se presentaron distintas acciones violentas en la frontera colombo-venezolana. Por ejemplo, a mitad de año, cerca de 12 personas fueron asesinadas en Boca de Grita, corregimiento del Táchira (Venezuela), a 10 minutos de Colombia. Un enfrentamiento entre el Clan del Golfo y los Rastrojos habrían dejado la docena de muertos y cerca de 10 heridos.

(También: Las víctimas de masacres y desaparición forzada por las que peregrinan en el Alto Ariari)

Uno de los primeros en alertar en ese momento la difícil situación en la frontera fue el diputado venezolano Franklyn Duarte: “producto de un enfrentamiento entre grupos irregulares que hemos venido denunciando desde hace tiempo en la Asamblea Nacional. Hay más de 20 heridos de bala y vemos que los cuerpos de seguridad no actúan con fuerza (..) para combatir con estos grupos criminales que operan en zona de frontera”.

 Esta masacre reveló un hecho más grave en la frontera con Venezuela y es la violencia por el control territorial de esta: grupos venezolanos y colombianos (Eln, disidencias y paramilitares) han chocado recurrentemente para hacerse con el paso, ideal tanto para el tráfico de drogas como el contrabando de combustibles.

El Espectador pudo comprobar a mitad de año cómo los grupos armados se habían fortalecido ante el abandono de ambos estados. Los Rastrojos tienen una base de operaciones en Boca de Grita por lo menos desde 2018 para coordinar sus operaciones de contrabando de gasolina en colaboración con gente de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Además, Boca de Grita colinda con la subregión del Catatumbo, en donde se estima que hay alrededor de 28.000 hectáreas de coca y están presentes el Eln y el Clan del Golfo.

Según las autoridades, Los Rastrojos mantienen en este punto fronterizo una alianza con Los Pelusos en relación con narcotráfico, contrabando, comercialización de armas y cobro de extorsiones. Un líder social del lado colombiano de la frontera, quien pidió que su nombre no fuera revelado por motivos de seguridad, dijo que desde hace un año, cuando se fraguó este pacto entre los grupos criminales, el negocio del narcotráfico aumentó ostensiblemente, generando un incremento de los cultivos de coca en zona rural de Cúcuta y en Puerto Santander, y la instalación de laboratorios de procesamiento de cocaína.

(Contexto: ¿Qué está pasando en Boca de Grita, Táchira?)

El aumento del narcotráfico ha sido uno de los mayores impulsores de la violencia en la zona. Así lo describió hace unos meses Wilfredo Cañizares a este diario. “Nosotros lo que hemos dicho es que aquí es una frontera abandonada a la criminalidad. Somos una región que tenemos una economía parasitaria a la economía venezolana. Es una economía subterránea que se sostiene producto de los miles de millones que entran del narcotráfico, del contrabando, de las redes de lavados de activos”

Por Redacción Judicial

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