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Durante años la firma de libranzas Estrategias de Valores S.A. (Estraval) se aprovechó de la necesidad y la codicia de cientos de personas que querían aumentar sus ingresos económicos de la noche a la mañana con la compra y venta de cartera a cómodos porcentajes de inversión. Por medio de estrategias comerciales les prometían a los interesados tasas entre el 14 y 21 por ciento efectivo anual si invertían en la empresa.
Esta tentadora oferta fue aceptada por miles de incautos quienes esperaban ver una productividad. Pese a que poco o nada entendían de la figura de libranzas estás personas entregaron sus ahorros con el fin de verlos multiplicados en pocos meses. Sin embargo, con el pasar de los días las tan prometidas ganancias quedaron solamente en el papel.
“Los créditos de libranzas eran vendidos múltiplemente, dos veces, tres y hasta cuatro veces. Esas operaciones no tenían flujo, y el inversionista no conocía esa situación”, precisó el fiscal del caso en la audiencia de imputación de cargos en contra de siete directivas de esta firma. Todas estas operaciones eran desconocidas por los esperanzados inversionistas.
Los bienes prometidos para los inversionistas eran vendidos una y otra vez, “es decir los clientes no estaban comprando nada”. Las promesas incumplidas y las centenares de excusas de las directivas hicieron que varios inversionistas insatisfechos quisieran retirar su dinero, sin embargo siempre lo iban a hacer se les imponían varios obstáculos.
Estraval puso un “banco fantasma” en el cual los clientes creían que su dinero estaba resguardado, protegido y rindiendo frutos. La verdad, según la investigación, los inversionistas únicamente contaban con un “pagaré” como garantía para recibir el dinero multiplicado. Estos documentos, se reveló, no tenían ningún tipo de valor.
“Se ofrecía un producto que no existía porque ya había sido comprado previamente”, precisó el delegado del ente investigador. Para la Fiscalía General lo que se presentó en este caso fue una “gran pirámide”, de la misma estirpe que DMG, que engañando a incautos y necesitados logró captar masivamente dinero con cooperativas y empresas fachadas.
“Esta es una especie de banca en la sombra que no tenía autorización para recaudar dinero de particulares. La estructura estaba sustentada en un esquema piramidal que buscaba aumentar el número de inversionistas a través de falsos ofrecimientos de rentabilidad tras la fachada de 8 cooperativas”, precisó el fiscal en la diligencia judicial.
Según la investigación entre los años 2009 y 2016 la firma de libranzas captó más de 600 mil millones de pesos. “En Estraval le decían a la persona ‘oiga pero si está ganando mucho dinero ¿Por qué no lo reinvierte? Entonces el accionista que creía que le iban a pagar un flujo estaba muy contento porque ese era el ahorro de toda su vida, entonces lo que hacía era reinvertir, y al creer que este era un negocio de confianza esperaba que en cuatro años iba a recibir el doble”.
De esta forma cayeron personas de todos los estratos sociales del país quienes lo único que querían era garantizar su futuro y tener una buena calidad de vida mediante los beneficios que ofrecía la empresa. Con un simple papel todos creían ciegamente en las promesas de duplicar su dinero en un corto periodo de tiempo. Lo cierto es que muchos lo perdieron todo.
La Fiscalía General le imputará a César Fernando Mondragón y Juan Carlos Bastidas; el cofundador Jorge Iván Castiblanco; el director de Tepinsa, una compañía vinculada, Harold Carvajal; el gerente operativo Pedro Fenando Joya Rodríguez; la gerente comercial Ángela Marina Daza y la representante legal de Estraval, Rosalba Fonseca Melo los delitos de concierto para delinquir, falsedad en documento privado, estafa agravada, captación masiva y habitual de dineros del públicos, no reintegro producto de la captación, enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Debido a la gravedad de los hechos la Fiscalía General le solicitará a la juez 26 de control de garantías que los cobije con medida de aseguramiento en centro carcelario.