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Hace dos meses, en su columna de la revista Semana, el periodista Daniel Coronell reveló la historia de un encuentro en Panamá que resultó inquietante. A éste asistieron en septiembre de 2012 el entonces poderoso magistrado de la Corte Suprema de Justicia José Leonidas Bustos, el joven abogado Gustavo Moreno, Héctor Gerardo Torres, más conocido como Yayo, asesor de cabecera del congresista Germán Varón Cotrino, y la embajadora de Colombia en Panamá Angela Benedetti. Del encuentro quedó un registro gráfico publicado en El Boletín Panamá, un periódico especializado en el cubrimiento del sector logístico del itsmo. Allí se informó que una delegación VIP de Colombia, encabezada por Bustos, visitó la zona libre de Colón, y se presentó a Moreno y a Torres en la noticia como “asesores legales”. En esa época, de hecho, ambos lo eran, pero del senador Hernán Andrade, quien justamente estaba siendo investigado por la Corte Suprema de la que hacía parte Bustos.
(Vea: Los coletazos de Musa Besaile)
Este encuentro en Panamá cobra ahora especial relevancia en el marco de la llamada investigación sobre el cartel de la toga. Bustos está bajo sospecha, señalado ni más ni menos que de torcer expedientes en el alto tribunal junto con los exmagistrados Francisco Javier Ricaurte y Camilo Tarquino y el hoy magistrado titular Gustavo Enrique Malo, quien ya tiene una investigación en la Comisión de Acusación. Una presunta red de corrupción de la que ya confesó hizo parte el exdirector de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía, Luis Gustavo Moreno –en el pasillo de la extradición– y cuyas esquirlas en el escándalo llevaron a renunciar a Yayo como asesor del senador Varón Cotrino (Yayo reconoció que fue él quien le presentó a Luis Gustavo Moreno al parlamentario de Cambio Radical). De hecho, su exesposa Luz Mabel Parra fue hasta hace pocos días fiscal delegada ante la Corte y venía del despacho de José Leonidas Bustos.
José Leonidas Bustos tiene a cuestas una indagación preliminar en su contra, y ha establecido como estrategia de defensa pedirle a la Comisión de Acusación que interrogue a ciertas personas. Primero, al fiscal general, Néstor Humberto Martínez. Y ahora, a la embajadora de Colombia en Panamá, Ángela Benedetti. El exmagistrado le pidió a la Comisión que le pregunte si conoce al abogado Héctor Gerardo Torres, más conocido como Yayo, y ¿cómo lo conoció? ¿Qué negocios o relaciones ha tenido con él? ¿Lo ha invitado a Panamá? Así mismo, en el cuestionario a la diplomática, Bustos le pregunta si conoce a Luis Gustavo Moreno, cómo y cuándo lo conoció, cuál ha sido su relación, si lo ha invitado a su residencia en Ciudad de Panamá e, incluso, si alguna vez se hospedó allí.
Al final le formuló otra pregunta provocadora: “Que manifieste la señora embajadora si invitó al doctor José Leonidas Bustos a su residencia en Panamá, en caso afirmativo, ¿cuándo, con qué finalidad y cuánto tiempo permaneció allí y si posteriormente compartieron y en qué escenario? Un interrogatorio que llama la atención en estos momentos en los cuales los investigados por el llamado cartel de la toga se defienden, tal parece, atacando. El Espectador trató de consultar a la embajadora Ángela Benedetti, pero ella, por instrucciones de la Cancillería, no está autorizada para hablar en medios sobre este u otros asuntos. Otras fuentes en Panamá señalaron que Bustos viajó a ese país por invitación de su Corte Suprema, que quería saber de experiencias del sistema penal acusatorio, y que durante el viaje Bustos fue siempre “déspota” con Moreno, el hombre que le contó a la justicia que el exmagistrado Bustos, sin duda, hizo parte del llamado cartel de la toga.
(En contexto: “Lyons está pidiendo dinero por callar”: exfiscal Gustavo Moreno)
En la misma petición de José Leonidas Bustos en poder de este diario se lee que pidió que la exfiscal delegada Luz Mabel Parra –exesposa de Yayo– también explicara ante la Comisión de Acusación cuándo y cómo empezó a trabajar con Bustos como magistrada auxiliar, durante qué lapso, y si Bustos le ordenó algo irregular en desarrollo de un expediente. “Que diga la declarante –solicitó Bustos– si se le impartió una orden para que retardara una actuación o para que engavetara un proceso o para que ocultara una prueba o para que favoreciera a algún imputado, sindicado o procesado”. El contraataque de Bustos también contiene un cuestionario al fiscal delegado ante la Corte Luis Raúl Acero, a quien muchos relacionan como ficha de Bustos ya que trabajó con él como magistrado auxiliar. El propio Bustos reconoció en diálogo con Blu Radio que Acero prestó su nombre para la compra de un carro BMW que, en realidad, era para Bustos y luego terminó en manos de Moreno.
Al final de su extensa petición, que hoy valoran los representantes investigadores Édward Rodríguez y Fabio Arroyave, el exmagistrado Bustos pidió los discos completos en los que reposan las grabaciones que la DEA les hizo en Miami al abogado Leonardo Pinilla y al exgobernador de Córdoba Alejandro Lyons –que fue la génesis de estas pesquisas–, también solicitó el listado de ingresos a todos los despachos de la Corte Suprema, entre enero de 2010 y marzo de 2016, de los abogados Luis Gustavo Moreno y Luis Ignacio Lyons (defensor de los senadores Musa Besaile y Álvaro Ashton, también investigados). Bustos requirió a la secretaría de la Sala Penal de la Corte para que informe los nombres de los magistrados auxiliares que tuvieron los casos de Besaile, Ashton, Luis Alfredo Ramos y Julio Manzur. Así mismo, pidió todas las actas de las audiencias celebradas por la Corte Suprema de Justicia en esos casos.
Por último, Bustos insistió en que debían ser llamados a declarar Leonardo Murillo, Delio Maya y Alejandro Guerrero, quienes trabajaron a su lado como abogados de tutela en el alto tribunal, y que se ordenara el testimonio de la expresidenta de la Corte Suprema Ruth Marina Díaz, quien compartió oficina con el extraditable Luis Gustavo Moreno y el exmagistrado Francisco Ricaurte, hoy detenido en la cárcel La Picota de Bogotá. La semana pasada trascendió otro cuestionario que Bustos le hizo al fiscal Néstor Humberto Martínez en el que le pidió que le certificara si lo conocía, si lo había visitado en su casa en Bogotá o si Martínez alguna vez le había “recomendado o intrigado algún proceso penal” en la Corte. Bustos, en concreto, lo interrogó así: “Sírvase manifestar si en las oportunidades en las cuales ha visitado la residencia del doctor José Leonidas Bustos, ¿le ha efectuado algún ofrecimiento de carácter económico a cambio de favores?”.
El Espectador conoció que los investigadores Édward Rodríguez y Fabio Arroyave ordenaron una prueba clave para esclarecer este expediente: que los investigadores del CTI de la Fiscalía destacados para apoyar esta investigación hagan un análisis link y cruce de llamadas entrantes y salientes de los principales protagonistas del llamado cartel de la toga: Francisco Ricaurte, José Leonidas Bustos, Gustavo Enrique Malo, los senadores Musa Besaile y Hernán Andrade, el exsenador Luis Alfredo Ramos, el abogado Luis Ignacio Lyons –hoy testigo de la Fiscalía– y el exfiscal jefe de la Unidad Anticorrupción Luis Gustavo Moreno. Este último ya reconoció a Bustos como uno de los capos de esta organización criminal y en virtud de esa ruta de colaboración anunciada fue enviado el jueves pasado a una guarnición militar. Si es cierto lo que dicen que sabe y que tiene cómo probar, Moreno promete convertirse en el gran delator de la mafia que se tomó la cúpula de la justicia.