Siete frases para recordar a Eduardo Umaña, defensor de derechos humanos

El penalista fue asesinado el 18 de abril de 1998 dentro de su propia oficina, por tres sicarios que se hicieron pasar por periodistas. El crimen fue declarado de lesa humanidad, lo cual no ha representado nada aún para la investigación.

Redacción Judicial
18 de abril de 2020 - 09:40 p. m.
El abogado José Eduardo Umaña Mendoza (der.).  / Archivo particular
El abogado José Eduardo Umaña Mendoza (der.). / Archivo particular
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Era también sábado y acababa también de pasar Semana Santa: hoy, hace 22 años, el abogado José Eduardo Umaña, hijo del maestro Eduardo Umaña Luna y reconocido defensor de derechos humanos, sucumbió al poder asesino de las balas. Dos hombres y una mujer se anunciaron en la portería como reporteros e ingresaron a su oficina, en el noroccidente de Bogotá. Eran sicarios. La investigación que se ha hecho hasta hoy dice que eran asesinos de la banda La Terraza de Medellín, contratados por paramilitares en complicidad con funcionarios del Estado colombiano. (Crímenes de Jaime Garzón y Eduardo Umaña fueron declarados de lesa humanidad)

La identidad de esos funcionarios -entre ellos algunos militares- es aún un misterio. La justicia colombiano no lo ha determinado. Mientras tanto, las pesquisas para esclarecer este homicidio van al mismo paso tortuga que van otros casos que se cometieron con patrones similares, como el de los investigadores del Cinep Mario Calderón y Elsa Alvarado, el del abogado antioqueño Jesús María Valle -quien igualmente fue acribillado en su oficina- y el del humorista y periodista Jaime Garzón. Todos, como el de Umaña, orquestados por paramilitares y agentes del Estado.

Umaña Mendoza fue un litigante por excelencia. Su escenario, más que la academia (como fue el caso de su padre, cofundador de la facultad de sociología de la Universidad Nacional), fue la práctica del derecho penal en pro de los derechos humanos, lo cual le costó un sinfín de amenazas hasta el último de sus días. Era, asimismo, un agudo lector de la realidad nacional. Estas son cinco frases del abogado que resumen su trabajo y su esencia. (Cuando Eduardo Umaña destapó los crímenes de inteligencia militar)

1.

“Me amenazan porque es suficiente la cantidad de amenaza, la cantidad de cianuro que me echan, de amenazas, de presiones, de atentados. Es suficiente para ellos. Yo vuelvo a lo mismo, para mí es insuficiente. A mí lo único que me soluciona el problema de desertar de mis principios es la muerte; entonces, estamos en un juego, en un juego diabólico: por mi lado, masoquismo y por el lado de ellos, sadismo”. ¿Hasta dónde van a llegar con la cantidad de cianuro ideológico, de amenazas, de todo? Ya ellos saben que yo ya no, yo ya no echo para atrás, que no voy a salir nunca del país, que no voy a abandonar mi lucha”.

2. 

"En Colombia tiene que prohibirse constitucionalmente el servicio militar obligatorio, a nivel medio y universitario, para que los jóvenes con cierta educación y conocimientos puedan generar propuestas de cambio y progreso para el país. A la juventud no se le deben dar como opción las armas, sino plantearles la posibilidad de prestar un servicio social dirigido a las clases populares”. (Eduardo Umaña, 20 años de un crimen sin respuestas)

3.

“Seguiré hasta que me dejen. Porque yo sé que si la vida no se entrega por algo, uno acaba dándola por nada”.

5.

“¿Cuál es la angustia que siente el amenazado? Es como el dolor en la tortura, y por eso los torturadores tienen límites en la tortura: cada uno de nosotros tenemos un límite de dolor, un hálito para el dolor, un punto al cual, si tú llegas, ya después, por mucho que te torturan, no te duele físicamente, ahí sí ya te desmoronas. Por eso es que tienen médicos para que digan: paren un poco para después seguir, porque ya no tiene efecto; porque usted simplemente ya no es un ser humano”. (La lista de "sentenciados por las FF.MM." hallada en el bolsillo de Héctor Abad Gómez)

6.

"El recrudecimiento de los métodos represivos de un sistema, no de un gobierno, sino de una estructura, de un aparato de poder político, tiene como causa esencial y fundamental el mantenimiento de un statu quo, de un régimen vigente, y la protección de los que expresan esos intereses en el marco político, económico e ideológico. Durante el trascurso de la historia colombiana y más en la historia coetánea, el efecto represivo ha servido para desmovilizar, desintegrar y desorganizar sectores de oposición o que reivindican transformaciones dentro de la sociedad". 

7.

“Porque no soy ningún peligro no muero. El día que me maten es porque ya comencé a ser un peligro”.

Por Redacción Judicial

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