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Este viernes continuó la audiencia disciplinaria en contra de los siete soldados del batallón de alta montaña N°5, adscritos al Batallón San Mateo del Ejército Nacional señalados de haber violado a una niña indígena de la comunidad embera chamí de apenas 12 años en la zona rural del municipio de Pueblo Rico (Risaralda). Fue el 21 de junio cuando el país conoció que la pequeña había sido retenida durante varias horas por uniformados que patrullaban la zona y que habrían aprovechado para abusarla sexualmente. Cuando sus familiares la encontraron, la pequeña no dudó en contar lo que había pasado.
Los soldados involucrados por el presunto secuestro y acceso carnal violento de la menor, que permanecen privados de la libertad en el establecimiento penitenciario de Bello (Antioquia), son los soldados regulares Juan Camilo Morales Poveda, Yair Stiven González, José Luis Holguín Pérez, Juan David Guaidía Ruiz, Oscar Eduardo Gil Álzate y Deyson Andrés Isaza Zapata. Luis Fernando Mangaret, por su parte, fue vinculado por omisión, pues guardó silencio tras la presunta conducta criminal de sus compañeros.
Al frente del caso disciplinario está Hernán Ricón Cuellar, procurador delegado para la Fuerza Pública y Policía Nacional, quien abrió una investigación que ya se encuentra en la etapa probatoria. Por eso, en esta oportunidad, varios compañeros de los soldados implicados en estos hechos se presentaron como testigos y rindieron su testimonio bajo la gravedad de juramento. Hay varias coincidencias en las versiones de los testigos, una es que todos aseguran que, justo después de que se conocieron los hechos, sus superiores, el sargento viceprimero Juan Carlos Díaz y el cabo primero Hernández, les pidieron que no le dijeran a las autoridades que se estaban alojando en el colegio de la zona.
El primero en declarar fue Luis Daniel Martínez Perez, soldado regular y compañero de los investigados. En su relato aseguró que se enteró de los hechos al día siguiente, es decir, el 22 de junio, cuando el sargento viceprimero Díaz ordenó que todos los soldados debían formarse, luego de que ese superior hablara con los familiares de la niña que llegaron hasta el colegio donde estaban asentados los uniformados para para buscar a los culpables. (Lea también: Soldados se habrían llamado para violar a niña embera chamí: Procuraduría)
“Nos formó y la niña tuvo que señalar a quienes estuvieron con ella y señaló a Yair Steven González, a (Juan Camilo) Morales Poveda y a (Luis Fernando) Morales Mendoza. Ellos dijeron que no habían estado con ella y los indígenas se fueron. Nos sacaron de allá de Santa Cecilia y nos llevaron al Batallón San Mateo, en Pereira", dijo el soldado quien aceptó que mintió en su primera declaración ante la Fiscalía: “dije que estabamos en la parte alta y no en el colegio, porque así nos lo ordenó mi superior". Además, afirmó que nunca antes había visto a la menor.
A su turno, el soldado del Ejército Juan José Mesa Osorio se presentó ante el procurador para narrar que ese día se encontraba llamando a sus familiares en la entrada del colegio hasta casi las 11:00 de la noche. Cuando terminó, entró a la institución para irse a su cambuche cuando se encontró con Yair González quien se estaba desvistiendo porque se iba a bañar. “Lo acompañé y llegó otro compañero, (Juan Camilo) Poveda, los acompañé a que se bañaran y, hablando entre ellos, mencionaron que habían tenido relaciones con una indígena. Escuché que Poveda le había dicho a ella que si iban a tener relaciones y que ella había dicho que sí, pero no creí que fuera verdad”, manifestó.
Coincidió con el testigo anterior en que, al día siguiente fue llamado a formar y la niña señaló a tres de sus compañeros, pero que en ese momento, Luis Fernando Morales Mendoza dijo que él no había tenido nada que ver. Sin embargo, narró que cuando los trasladaron al batallón en Pereira los uniformados que habían cometido el hecho lo dijeron voluntariamente. El soldado Mesa también refirió que el 21 de junio vio a la niña en horas de la tarde en la zona, que estaba sola y entonces su superior, el sargento viceprimero Juan Carlos Díaz la hizo retirar.
El soldado Duván Felipe Medina fue el siguiente en declarar. Él, por el contrario, dijo que nunca había visto a la niña hasta el día en el que los formaron en el colegio y ella se presentó con sus familiares. “Era gordita, bajita, como de 15 o 16 años. Fueron a reclamar porque ella les había dicho que la habían violado y mi sargento viceprimero Díaz, al que expulsaron, llegó ahí a ver qué pasaba”, explicó. Además, al igual que sus compañeros, dijo que no contó en la Fiscalía que estaban en el colegio por orden de su superior.
El siguiente en declarar fue Wilfer de Jesús Mejía. El soldado narró que el 21 de junio estaba prestando servicio de centinela en la parte alta de la zona, y alcanzó a ver a la niña que estaba en la parte de abajo, eran casi las 5:00 de la tarde. Aseguró que la menor nunca se acercó, pero que otros compañeros suyos que también la vieron le avisaron al sargento viceprimero Díaz. “Él fue donde ella y le dijo que se fuera de esa área porque nosotros estabamos ahí y la niña lo insultó. Eso fue lo que me contaron a mí porque yo no escuché”. (Le puede interesar: Militares aceptaron haber violado a niña embera en Risaralda y quedaron detenidos)
También reiteró que no dijo la verdad cuando lo interrogaron en Pereira. “Nos formó mi priero Díaz y nos habló, que la cuestión era delicada, no nos obligó, pero nos dijo que no dijéramos que estábamos en ese colegio que porque de pronto nos metían en problemas”, contó Mejía. El siguiente testigo que se presentó en la audiencia virtual fue un soldado que, en un principio, estuvo directamente vinculado con los hechos pues fue señalado por la niña embera como uno de los hombres que la había violado. Sin embargo, hoy se encuentra libre y asistió voluntariamente como testigo.
Se trata de Luis Fernando Morales Mendoza, un soldado regular que lleva más de un año prestando servicio militar. Empezó por explicar que se dio cuenta de lo que había ocurrido al día siguiente, el 22 de junio, pues el día de los hechos prestó turno de centinela de 8:00 de la mañana a 10:00 de la noche y que, una vez terminó su turno, se fue a descansar. Pero, además, aseguró que cuando llegó al colegio, sus compañeros, que están siendo investigados, ya estaban en sus cambuches descansando.
“Al otro día (22 de junio), yo estaba de centinela cuando llegó Mosquera (un soldado) al puesto y me dijo que a formar, que nos necesitaban. Yo formé y llegaron los papás de la pelaita a un colegio donde estábamos ubicados nosotros, llegaron todos ‘toreados’ y dijeron que tenían que pagar con plata o con cárcel. (La niña) señaló a Yair González, a (Jua Camilo) Morales Poveda y a mí persona, yo dije que cómo me iba a señalar a mí, que yo no la había visto”, contó el soldado.
Agregó que no tiene idea de por qué la niña lo señaló si él no tenía nada que ver. Sin embargo, el soldado sí tuvo un acercamiento con la menor. Según su testimonio, vio a la niña a eso de las 6:00 de la tarde del 21 de junio en un potrero y como había presencia de uniformados en toda la zona, decidió, con otros compañeros, informarle al sargento viceprimero Díaz. Aseguró que él mismo acompañó a su superior cuando este le pidió a la niña indígena que se retirara del lugar.
“Él le preguntó que qué hacía por ahí a esa hora y ella le contestó que dejara de ser sapo. Ella tenía un cuaderno y un lápiz y el comandante le preguntó que qué estaba haciendo ahí, ella no le quería mostrar y el comandante le quitó el cuaderno. Ella estaba dibujando unas vaginas y unos penes. El comandante le preguntó y ella dijo que no tenía nada que hacer y se ponía a hacer eso. El comandante le dijo que se fuera para su casa, que ella no podía estar ahí donde estaban los soldados. Ella arrancó de ahí para abajo que para la casa. El comandante como que botó o quemó el cuaderno”, dijo Morales.
El último en presentar su testimonio fue el soldado Andrés Felipe Mosquera. Su testimonio fue similar al de sus compañeros. Se enteró al día siguiente de los hechos cuando los formaron y la niña señaló a algunos uniformados como sus verdugos. "Cuando ella vino con la familia yo le dije que dijera la verdad, que si los compañeros habían tenido relaciones sexuales con ella. Ella contestó que sí. Con esa declaración finalizó la jornada de escucha de testigos que estaba prevista para este viernes. (Noticia relacionada: A juicio disciplinario los siete soldados acusados de violación y secuestro de niña embera chamí)
El defensor de los soldados, Cristian Valencia, abordó a la mayoría de los testigos para preguntarles principalmente si desde el colegio, donde ellos percnotaban, se podría escuchar un grito de alguna persona si esta se encontraba cerca. “Lo escuchamos porque es un lugar muy silencioso”, “el único ruido que se escucha en el monte son los grillos, si hubiera escuchado un grito reacciono ahí mismo”, fueron algunas de las respuestas que recibió. La inquietud no es menor si se tiene en cuenta que, de acuerdo con la información que se conoce, la niña habría sido violada en la parte trasera de la institución educativa.
Antes de finalizar la diligencia, el procurador Hernán Rincón Cuellar, le concedió al abogado de los soldados incluir a dos testigos en la lista de los llamados a declarar en el caso. Se trata de Alejandro Palomeque García y José Esaú Puertas Giraldo, dos personas que, según la defensa, tienen testimonios que son claves. El procurador accedió a la petición, pero hizo una salvedad: “no se va a permitir de ninguna manera que la entrevista esté relacionada con hacer alusión a la reputación, no solo de la víctima, sino de sus familiares”.
La próxima audiencia en la que se escucharán las versiones de otro grupo de testigos se realizará el próximo lunes 19 de octubre, a las 8:00 de la mañana.