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Las noticias del aumento de deforestación en Colombia siempre son alarmantes. Hace apenas unas semanas, la organización Conservación Amazónica presentaba un informe en el que contaba cómo el Parque Nacional Chiribiquete, en la Amazonia, perdió más de 1.000 hectáreas de bosque en solo los últimos seis meses. La Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible, por su parte, también advirtió a finales del año pasado algo aún más escandaloso: en los primeros 100 días de 2020 se deforestaron cerca de 75.000 hectáreas. Un espacio equivalente a 105 mil canchas de fútbol.
Pero entender el fenómeno de la deforestación es complejo, y más aún en un país como Colombia, donde el conflicto armado se convirtió en una variante determinante en las afectaciones al medioambiente. Para intentar entender eso un poco más a fondo, Pablo José Negret, ecólogo de la Universidad de Queensland en Australia, se preguntó cuáles fueron las principales causas de deforestación en el país entre 2000 y 2015.
Los resultados, publicados en noviembre de 2019 en la revista científica Biological Conservation, demostraron que la intensidad del conflicto armado en algunas zonas del país, los cultivos de coca, la proximidad a carreteras, las concesiones mineras y los pozos de explotación petrolera, en efecto, aumentaron significativamente la deforestación en los bosques colombianos. Luego, con las principales asociaciones identificadas, la siguiente pregunta de Negret fue cuál era el impacto de la deforestación en el hábitat de unas de las especies más importantes en el país: las aves.
Los nuevos hallazgos se publicaron el pasado 16 de marzo y los resultados prendieron la cuenta regresiva hacia un punto de no retorno en las afectaciones a los ecosistemas de Colombia y sus aves, pues según explicó el ecólogo Negret, de 550 especies dependientes de bosque analizadas, por lo menos el 35 % de ellas ya perdió el 35 % de su hábitat histórico. El equipo de científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, también proyectó esas pérdidas para 2040 y, según advierte el estudio, si continúa el mismo ritmo de deforestación en 19 años el 43 % de las aves perderán el 43 % de su hábitat.
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El estudio, liderado por el colombiano, utilizó los mapas de distribución ecológica de todas las aves nativas del país (tomados de la organización BirdLife International) y los cruzó con los mapas de cobertura forestal realizados por Negret en el primer estudio publicado hace dos años. Esta vez, y a diferencia de la mayoría de investigaciones de conservación, los científicos incluyeron las especies de aves “más comunes” o las que a simple vista se ven fuera de peligro.
“Lo que hacen los ecólogos y conservacionistas normalmente es que ven solo las especies que consideran que están amenazadas o tienen rangos restringidos y se enfocan en investigarlas, y el problema con ese acercamiento es que no permite una imagen clara de las implicaciones de la deforestación. Nosotros decidimos analizar todas las especies dependientes de bosque, las comunes, las amenazadas y las endémicas”, explicó Negret a El Espectador.
Los resultados fueron alarmantes: en el caso de las 69 aves endémicas incluidas en el estudio, 18 de ellas ya perdieron el 50 % (o más) de su hábitat en 2015 y no están actualmente clasificadas como amenazadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La investigación proyectó, además, que otras 21 especies, también únicas en el país, perderán 50 % de su hábitat histórico para 2040, y 12 de ellas no son reconocidas como amenazadas hasta el momento.
Aunque a simple vista las cifras para algunas aves no parecieran ser tan altas, la pérdida de hábitat debe entenderse en conjunto, es decir, con implicaciones dentro de un gran ecosistema, y más aún si se habla de Colombia, que tiene alrededor de 1.900 de estas especies. “La gente piensa que si tala un pedazo de bosque el único impacto será que va a haber menos hábitat, pero si una especie deja de estar presente en ese bosque se pierden los servicios ecosistémicos que esa ave le estaba brindando a la comunidad, como la dispersión de semillas, polinización y control de insectos”, contó Negret. Algunas de las especies dependientes de bosque endémicas del país que se destacan por las afectaciones a su hábitat fueron: el tapaculo de Stiles (Scytalopus stilesi) con 77 % de pérdida para 2015 y 87 % en 2040, y el cucarachero colombiano (Thryophilus sernai) con 75 % hasta 2015 y proyectado para 85 % de pérdida en 19 años.
El impacto en regiones
Los hallazgos por regiones señalaron al Caribe como el más afectado hasta el momento, con un índice de pérdida del 82 %. Es decir, que un 82 % de las aves en la región han perdido 82 % o más de su hábitat. Un porcentaje alarmante si se tiene en cuenta que 15 especies de todas las que habitan en la región están catalogadas como amenazadas.
En el caso de la Amazonia y el Pacífico, estas regiones tuvieron un índice de pérdida de 28 y 14, respectivamente. Cifras que, según contó Negret, hay que tener en cuenta para evitar a tiempo consecuencias irremediables. “En el Pacífico el índice aún es bajo, lo que quiere decir que aún muchas aves que están bien, pero nuestros análisis muestran que si los patrones de deforestación siguen igual, el impacto a las especies se duplicaría para 2040 y el índice pasaría a ser 26. Por eso hay que tener mucho cuidado y reforzar las actividades de conservación en lugares como Chocó, por ejemplo, para evitar la pérdida de hábitat a futuro”, agregó el ecólogo colombiano.
La investigación proyectó que más de la mitad de las aves endémicas de la región de Colombia perderán al menos la mitad de su hábitat para el año 2040 y las áreas donde la deforestación afectará más especies endémicas de la región son el noreste del departamento de Antioquia, donde la deforestación ha aumentado.
Aunque en este estudio no se entregan posibles recomendaciones, Pablo José Negret sí fue enfático en lo clave que puede ser el uso de sistemas satelitales como los del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM para el monitoreo de la pérdida de bosque en el país. “En Colombia tenemos muy buenas bases en ecología aplicada, somos muy buenos para evaluar características ecológicas de las especies en campo, pero esta información satelital nos ayuda a tener una información más general. No hay que viajar hasta el sitio y ver el hábitat de las especies, sino que las imágenes nos dan un entendimiento preliminar del estado del hábitat. Con estos datos se puede hacer una evaluación rápida de muchas especies al mismo tiempo”, agregó.
La investigación de Negret y su equipo se convierte en una oportunidad para entender la pérdida de bosque en términos de impacto a las aves que lo habitan. Esto es particularmente importante en Colombia, porque es el país con mayor número de estas especies en el mundo. “Nosotros los colombianos damos por sentado que tenemos mucha biodiversidad, pero eso está cambiando y los resultados lo muestran. Muchas especies han perdido casi todo el hábitat y muchas de esas solo viven aquí. Estamos ante una pérdida de biodiversidad dramática, y si no empezamos a conservar de aquí a 50 años vamos a perder estos animales que tanto nos caracterizan”, concluyó Pablo José Negret desde Australia.