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En el 2020 el Gobierno dio un anuncio que dejó sorprendidos a muchos. El ministro de Ambiente, Carlos Correa, señaló que Colombia se había comprometido a reducir en un 51 % sus emisiones de gases efecto invernadero para el año 2030. La meta hace parte de la actualización de compromisos climáticos que el país presentó ante el Acuerdo de París, el pacto mundial más importante que existe para evitar que el aumento de la temperatura de la Tierra sea mayor a 2 °C.
Aunque el nuevo compromiso fue celebrado por su ambición, también generó muchas preguntas. La más importante, quizá, fue si el país tendrá la capacidad de cumplir. ¿Cómo pasar de la palabra a la acción? Buscando resolver parte de estas dudas, la organización Asociación Ambiente y Sociedad junto a El Espectador realizaron el conversatorio “Compromisos climáticos de Colombia: ¿una meta que se puede lograr?”, donde cuatro expertos en la materia explicaron cuáles son los retos y avances de Colombia y cómo sería el paso a paso para que, efectivamente, en el 2030 esta misión sea una realidad.
Pablo Vieira, director global de NDC Partnership, empezó dando un contexto de la situación. Explicó que estos compromisos —conocidos en el mundo de las negociaciones ambientales como NDC— representan la meta que se puso cada país, teniendo en cuenta su capacidad, experiencia y responsabilidad histórica, para reducir sus emisiones, mejorar su adaptación y contribuir económicamente a que otros países puedan avanzar. “Las primeras NDC fueron presentadas en el 2015, cuando se firmó el Acuerdo de París”, comentó. “Pero como estas no eran suficientes para alcanzar el objetivo de evitar el aumento de la temperatura mayor a 2 °C, se creó un ciclo en el que, cada cinco años, cada país las tiene que actualizar bajo los criterios de aumento de ambición y mayor compromiso. Esto con el fin de llegar a la carbono neutralidad para mitad de siglo”.
Fue así como Colombia pasó de comprometerse a reducir sus emisiones en un 20 % en el 2015, a 51 % en el 2020. Pero el aumento de esta cifra no fue arbitrario. Lo anterior lo comentó José Francisco Charry, director de cambio climático y gestión del riesgo del Ministerio de Ambiente. La actualización del compromiso climático (NDC) es un proceso que se empezó a trabajar desde hace quince meses. Primero, explicó, se hizo un diagnóstico del avance de las metas del 2015 para después ver cuáles son las capacidades actuales que tiene el país. “Es una actualización que implicó más de cien personas, múltiples organizaciones y un proceso de diálogo con más de 200 talleres en todo el país”. Tras estas instancias, el documento determinó 198 medidas que Colombia debe implementar.
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Durante el conversatorio, como lo comentó Anders Krogh, asesor de políticas de la Rainforest Foundation Norway, más de un tercio de las emisiones de Colombia vienen de la deforestación y gran parte de estas son de la región amazónica. Respecto a esta relación, el experto señaló que le preocupa que, tanto en su diagnóstico como en su futura implementación, los compromisos climáticos del país no tengan en cuenta las emisiones que se dan de la degradación de los bosques, la cual no está siendo contabilizada.
A esta preocupación por proteger el Amazonas como reto clave de las NDC se sumó María Alejandra Aguilar, coordinadora de Justicia Climática de la Asociación Ambiente y Sociedad. “Uno de los problemas es que la cuenca amazónica está en varios países. Entonces tiene que existir un trabajo coordinado contra la deforestación, que tiene muchos motores, como la ilegalidad y la ampliación de la frontera agrícola”. Recordó, además, que hacerle veeduría al Pacto de Leticia, con el cual los países manejan este ecosistema, será una herramienta importante para cumplir.
Aunque durante el evento surgieron varios temas, dos fueron mencionados de manera reiterada. Uno de los que más llamó la atención fue cómo lograr que Colombia se proponga mantener una ruta de sostenibilidad y climática en medio de la recuperación económica tras el coronavirus. En otras palabras, ¿cómo lograr que no sean discursos contradictorios? Al preguntarle sobre la insistencia del Gobierno en continuar con proyectos extractivos, que generan muchas emisiones, Charry, del Ministerio de Ambiente, comentó que desde ya se está iniciando un modelo de transición energética a las fuentes no convencionales de energías renovables que tenga en cuenta la participación del empleo.
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Ante esto, Aguilar, de Ambiente y Sociedad, recordó que pensar en una recuperación económica inmediata y dirigida a la explotación de hidrocarburos como respuesta rápida a la crisis financiera retrasaría esa descarbonización.
El segundo punto del que los expertos hablaron fue cómo lograr que todas las personas, no solo el Gobierno, participe en la implementación de los compromisos climáticos. Vieira, de NDC Partnership, mencionó, por ejemplo, que junto a su organización crearon un plan de acción para que los jóvenes trabajen junto a los gobiernos en la definición de esos objetivos. Un escenario al que se sumó Charry explicando que desde el Gobierno se está empezando a crear un plan de implementación a diez años de la NDC que será “colaborativo y participativo. Vamos a arrancar con diez talleres de altísimo nivel, uno con el sector privado, otro con sociedad civil, academia, cooperación y expertos específicos, para recoger insumos para el documento”.
Aguilar, por su parte, mencionó las herramientas a las que los ciudadanos pueden acudir para ser partícipes y veedores de este proceso. “El Acuerdo de París adopta el Marco de Transparencia Reforzado, que incluye procedimientos y directrices para facilitar el monitoreo y la creación de informes de la NDC”. A escala nacional, además, “en sus compromisos climáticos Colombia menciona que consolidará un plan de seguimiento a la NDC. Tenemos el Sistema Nacional de Cambio Climático (Sisclima) y los nodos regionales del cambio climático como mecanismos de participación”.
Al final, el conversatorio dejó una idea elemental: que los compromisos climáticos de Colombia se pueden lograr mientras los hagamos una meta de todos. Y como lo dijo Krogh en alguna de sus intervenciones, “ninguna otra tarea que tengan las NDC deberá ser ejecutada al costo de incrementar la degradación del sistema amazónico”.