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Ese interés abarca incluso la poesía naturalista. Hasta los lugares de la palabra ha llegado Gaviria en búsqueda de la naturaleza pero no solo leyéndola por placer intelectual sino también por conciencia ambiental como se nota cuando trae a colación estudios en los que, explica él, aseguran que “caminar regularmente en un entorno natural parece estar asociado con mejores resultados en salud. Hay estudios para todo y uno debe ser escéptico en estas cuestiones. Pero la evidencia al respecto parece contundente”.
Es testigo de ello. Incluso de las noticias no tan buenas, de la obvia relación entre “cambio climático y algunas enfermedades transmisibles. Muchas están reemergiendo, otras están aumentando su intensidad: el dengue y la malaria son paradigmáticos”. Así lo sostiene quien fue exministro de salud durante los últimos seis años de Gobierno de Juan Manuel Santos.
Pero hay otra cara de la monera, la esperanzadora. Esa en la que, según sus palabras, confía en que “la restauración es una posibilidad. Hay ejemplos exitosos. Pero la destrucción es una realidad aún más evidente. Recuerdo al respecto uno de los ecopoemas de Nicanor Parra. Casi lo dice todo: “Buenas noticias: la tierra se recupera en un millón de años. Somos nosotros los que desapareceremos”, sostuvo.
Ese mensaje, quizás, es su zumbido diario ahora que dirige el recién creado Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (CODS) para América Latina y el Caribe. Desde este lugar, ubicado en la Universidad de los Andes (Bogotá), cuenta que la naturaleza se cuela “por lo menos como un tema de discusión y preocupación”. Por fuera de su lugar de trabajo el asunto no cambia mucho. “Está presente también en las mascotas (que nos cambian, sin duda). Y por supuesto, eso nos pasa a los citadinos, la naturaleza está siempre presente como una añoranza”.
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