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Hace unos días se conoció la muerte de un adolescente de 15 años de la tribu yanomami, en un poblado remoto de la Amazonía brasileña. Según informaba la CNN, el chico había dado positivo por COVID-19. El Instituto Socioambiental de Brasil señaló que el coronavirus se había propagado entre los yanomami a través de los mineros que habían entrado ilegalmente en territorio indígena. (Primeras muertes indígenas de la Amazonia prenden alarmas en Brasil)
La preocupación sobre como la pandemia de la COVID-19 puede afectar a las comunidades indígenas queda puesta de manifiesto en una carta publicada este viernes en la revista Science. En ella dos expertos del Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía (INPA, por su siglas en portugués) piden que se proteja a estas poblaciones, ya de por sí muy vulnerables, frente a esta pandemia.
Por ello, en la carta se dice que a los grupos de riesgo estándar de la COVID-19 –las personas mayores y las que tienen comorbilidades– habría que añadir en Brasil, y en otros territorios de Surmérica, a los pueblos indígenas. “Los patógenos han sido históricamente uno de los factores más poderosos para diezmar a estas poblaciones en América del Sur”, advierten los autores.
Carecen de infraestructura sanitaria
Además, señalan, “muchas de estas comunidades aisladas carecen de puestos médicos, doctores y medicamentos básicos, por no hablar de los ventiladores que se necesitarían para tratar un brote de coronavirus”. Según comenta a SINC el ecólogo del INPA Lucas Ferrante, “la COVID-19 representa una amenaza particular para estas comunidades, dado que el Gobierno federal de Brasil ha marginado y desatendido a los pueblos indígenas, incluso cuando sus derechos están garantizados por la ley o por acuerdos internacionales”.
Ferrante dice que “el 14 de abril, el ministro de Derechos Humanos, Damares Alves, y el de Justicia, Sergio Moro, anunciaron medidas para proteger a estas tribus. Una de ellas fue la suspensión del acceso a las zonas indígenas”. Sin embargo, “debido a la falta de políticas públicas por parte del Gobierno federal, estas tierras siguen siendo invadidas por usurpadores de terrenos, madereros y mineros de oro ilegales que pueden contaminar a estas comunidades –agrega–. Y la autoridad nacional no solo ha guardado silencio sobre estas invasiones, sino que el discurso del presidente las alienta”.
Ferrante señala además que para frenar estas invasiones, “el Gobierno debería suspender inmediatamente los grandes proyectos de infraestructuras en la región del Amazonas”. Por ejemplo, “el proyecto de Barão do Rio Branco, que incluye una carretera que serpentearía hacia el norte desde el río Amazonas hasta la frontera con Suriname, a través de cuatro unidades de conservación –detalla el investigador–. También la autopista BR-319, que conectaría Manaos, en la relativamente tranquila Amazonia central, con el estado de Rondonia, en el famoso ‘arco de la deforestación’ de Brasil, dando a los invasores acceso a 63 tierras indígenas”.
Los autores también escriben en su carta que en vez de permitir que los misioneros evangélicos entren en contacto con grupos indígenas aislados, se debería ordenar una restricción de los medios de transporte, el cierre de carreteras y prohibir que los barcos lleguen a la zona. Además, solicitan al Gobierno brasileño que actúe rápidamente para proporcionar médicos, equipos de protección personal y test de pruebas en estas áreas.
Cuarentena para todo Brasil, recomiendan
Opinan que, a escala nacional, Brasil debería mantener una cuarentena en todo el país para mitigar el impacto de la enfermedad. “Las medidas favorecidas por el presidente, como el ‘aislamiento vertical’ o la ruptura parcial del confinamiento, entran en conflicto con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y los estudios científicos, poniendo así en riesgo a toda la población de Brasil”, advierten.
Los científicos critican la estrategia de Bolsonarofrente a la pandemia que, en sus palabras, “ha negado repetidamente su gravedad, ha difundido información engañosa y mensajes contradictorios sobre cómo responder, abogando por el uso de hidroxicloroquina [un medicamento antipalúdico], cuya eficacia no ha sido confirmada, aunque sí sus riesgos”. Para concluir, insisten en que se debe proteger a estas tribus y a toda la población brasileña, así como garantizar la sostenibilidad de la Amazonía.