¿Qué tan cierto es que gatos y perros se “odian”?

Una investigación reciente señaló que, si crecen bajo el mismo techo, pueden convivir si problema alguno. Eso sí: los gatos tienen algunas actitudes que pueden generar conflictos.

Redacción Vivir
25 de julio de 2018 - 04:21 p. m.
Se aplicó una encuesta a 748 hogares con perros y gatos, y los resultados desmontaron el viejo mito de que estas dos especies no se soportan.  / Pixabay
Se aplicó una encuesta a 748 hogares con perros y gatos, y los resultados desmontaron el viejo mito de que estas dos especies no se soportan. / Pixabay
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“Como perros y gatos” es una expresión popular que indica que un par de personas no se llevan nada bien y que las peleas y la agresividad son la base de sus interacciones. La idea está tan arraigada en el imaginario colectivo que hay una franquicia de películas hollywoodenses que explotan el supuesto antagonismo entre esas dos especies. Pero resulta que, de acuerdo con investigaciones recientes, no hay evidencia real de que estas dos especies de mascotas sientan una especial animadversión entre sí.

El estudio, publicado en el Journal of Veterinary Behaviour, hizo una encuesta en 748 hogares estadounidenses, ingleses, europeos, canadienses y australianos sobre cómo era la convivencia de sus mascotas perros y gatos, con el fin de averiguar sí la convivencia entre los animales era especialmente complicada. 

Contrario a lo que indicaría el refrán popular, los investigadores de la Universidad de Lincoln encontraron que el 80% de las mascotas los participantes estaban cómodas alrededor de la otra, y apenas un 3% de la gente respondió que sus perros y gatos parecían no soportarse.

“Queríamos entender cómo y porqué los perros y gatos pueden tener relaciones amigables, pues esto es muy importante para el bienestar de los animales”, explicó la investigadora principal, Sophie Hall.

Los investigadores encontraron que una relación feliz entre perros y gatos tiene mucho que ver con la edad de llegada del gato a la casa. Entre más joven sea el gato cuando empieza la convivencia, menores serán los problemas de convivencia. “Preferiblemente, que sean menores de un año”, dijo Hall.

Si bien en general las dos especies conviven con relativa armonía, los investigadores encontraron que cuando hay conflictos, la mayoría de las veces son iniciados por comportamientos hostiles de los gatos.

De acuerdo con los encuestados, los gatos son tres veces más propensos a atacar a los perros, y 10 veces más capaces de herirlos en una pelea. Además, el 53% de los gatos le siseaban, escupían o golpeaban rápidamente a los perros. No obstante, apenas el 10% de estos animales hirió al otro de forma grave.

Los perros, en cambio, mostraron un comportamiento mucho menos agresivo. Apenas un 10% atacó de forma directa a los gatos, y solo un 1% los hirió. Al contrario, una gran cantidad de ellos –una quinta parte– solía mostrarle juguetes a los gatos para jugar, contrario a un 6% de los gatos que se comportaron de esa manera respecto a sus compañeros caninos.

¿A qué puede deberse esta diferencia sustancial en comportamientos agresivos? de acuerdo con Hall, tendría que ver con el largo camino evolutivo y de domesticación que han compartido los perros junto al ser humanos. Los perros, cree la investigadora, responden mejor al entrenamiento y controlan mejor sus impulsos. 

Otro motivo podría ser que los gatos, al saberse en desventaja en una eventual pelea con los perros, necesitan reafirmar su dominio más a menudo, para sentirse seguros. 

Por Redacción Vivir

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