Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En 2015 una noticia sobre la Antártida le dio la vuelta al mundo: por primera vez científicos habían registrado una temperatura de 17,5 grados, la más alta hasta entonces. Sin embargo, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que el jueves 7 de febrero la base de investigación argentina “Esperanza” hizo un nuevo registro de 18,5 grados. (Lea En un solo año el mundo consumió 100.600 millones de toneladas de materiales)
Es, en palabras de Clare Nullis, vocero de esa entidad, “una temperatura que no asociamos a la Antártica, ni siquiera en la temporada de verano”.
La OMM, sin embargo, dijo que formará un comité especial para verificar si efectivamente se trata de un nuevo récord para el continente helado. “Todo lo que hemos visto hasta ahora indica que probablemente se trata de un récord legítimo, pero por supuesto haremos una evaluación formal”, dijo a la agencia EFE el experto de la OMM sobre Clima y Extremos Climáticos, Randal Cerveny.
Esos datos provendrán del Servicio Meteorológico de Argentina, que serán evaluados junto con las condiciones meteorológicas que rodearon el evento.
La OMM ha explicado este viernes que el récord parece estar relacionado en el corto plazo con lo que se denomina “foehn”, que consiste en un viento tibio que baja de una ladera.
“Es importante verificar este hecho porque la Antártida es un área de donde no tenemos suficientes observaciones y la data es muy dispersa. Verificar récords como este nos ayudará a tener una idea más clara de lo que está ocurriendo en este continente”, explica Nullis.
Lo que se sabe por ahora de la Antártida es preocupante ya que la región donde se ha observado el récord es la más cercana al extremo sur de Sudamérica y la que más rápido se está calentando en todo el planeta.
“Hablamos mucho del Ártico, pero esta parte específica de la península antártica se está calentando muy rápido. En los últimos cincuenta años la temperatura allí ha aumentado casi 3 grados”, detalla la portavoz.
Por esta razón, el cúmulo de la sábana helada que cubre el continente y que se pierde cada año ha aumentado al menos 6 veces entre 1979 y 2017.
La mayoría de esta pérdida de masa helada ocurre por derretimiento, en particular en la parte oeste del territorio, que cubre 14 millones de kilómetros cuadrados y donde las temperaturas habituales oscilan entre -10 grados en las costas y -60 grados en las partes más altas del interior.
Su cubierta helada llega a tener una profundidad de hasta 4,8 kilómetros y almacena el 90% de todo el agua dulce del planeta, que si llegara a derretirse aumentaría el nivel del mar en unos 60 metros.