30 años sin Guillermo Cano

 

La acción de la justicia después del asesinato de Guillermo Cano fue decepcionante. Escasamente un procesado y por pocos meses pagó una pena privativa de la libertad por el magnicidio. Los autores intelectuales quedaron impunes. En contraste, El Espectador siguió siendo blanco de una ofensiva sin tregua por parte de las mafias de la droga. Su sede principal en Bogotá fue blanco de un atentado en 1989, tres altos empleados en Medellín fueron asesinados. La misma suerte corrió el abogado del diario. 

 

Fue una época de violencia sistemática contra El Espectador que no bastó con acciones criminales en su contra sino que se hizo extensiva a jueces y magistrados que intentaron hacer justicia en el expediente Guillermo Cano. Desde julio de 2010, la Fiscalía General de la Nación admitió que el asesinato del director de El Espectador tiene la categoría de crimen de lesa humanidad, y, en consecuencia, la investigación es imprescriptible. No obstante, desde entonces, tampoco se advierten avances. 

 

En medio de la orfandad en el ámbito judicial, el empeño por la memoria ha sido la ruta para conservar vivo el legado de Guillermo Cano Isaza. Esa es la razón por la cual El Espectador, al cumplirse 30 años de la ausencia de su legendario director, ha decidido rendir un homenaje a su vida y obra. A partir de hoy y durante 100 días que se cumplen el próximo 17 de diciembre, este diario divulgará contenidos para recordar al periodista, su entorno, su época, el periódico que dirigió y sus grandes batallas.