Concierto en la Comuna 13, de Medellín: #LaViolenciaNoNosVence

La de la comuna 13 de Medellín es una síntesis de los males que el abandono estatal, la desigualdad social, la cultura mafiosa y la violencia le han dejado al país. Pero también es una prueba contundente de la resistencia de una comunidad que no se resigna a vivir en la violencia.

* Redacción Nacional
06 de mayo de 2018 - 09:30 p. m.
Tomada de Twitter: @AlcaldíaMed
Tomada de Twitter: @AlcaldíaMed
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En 1984, Pablo Escobar Gaviria creó en Envigado un grupo sicarial dedicado a secuestros, ajustes de cuentas, control de los expendios de alucinógenos y asesinato de indigentes y pequeños delincuentes. Esa práctica tenebrosa a la que algunos llaman “limpieza social”.  
 
Aquella organización mafiosa recibió el nombre inicial de Departamento de Orden Ciudadano (DOC).  Fueron los orígenes de la famosa y temida Oficina de Envigado.
 
Cuando Pablo Escobar murió, el control de las bandas y los combos de Medellín pasó rápidamente a manos Diego Fernando Murillo, alias Don Berna.
 

¿Y quién era Don Berna?

 

El guardaespaldas de un antiguo socio de Escobar. Cómo Escobar Mayo a su jefe, Berna terminó enfrentado al capo y hasta fue uno de los jefes del grupo de Los Pepes (‘Perseguidos por Pablo Escobar’), el colectivo delincuencial creado para perseguir al máximo líder del cartel de Medellín.
 
Don Berna y Carlos Castaño organizaron las bandas de las comunas bajo la sombrilla del grupo de La Terraza. Para tal misión encomendaron a alias Danielito y Tigrillo, hasta entonces capos de mediana monta.
 
La Terraza no solo operó en Medellín. También asesinó en Bogotá y otras ciudades. El abogado Jesús María Valle, el humorista Jaime Garzón y los investigadores sociales Mario Calderón y Elsa Alvarado fueron algunas de sus víctimas.
 
La delación entre mafiosos derivó en la Operación Milenio, en la que fueron capturados más de 30 narcos, entre ellos Fabio Ochoa Vásquez. Sus rutas de la droga quedaron sin dueño y La Terraza pidió algunas, pero Castaño y Don Berna se las negaron. La Terraza proclamó entonces su independencia. Y a Castaño y Don Berna no les gustó la amenaza.
 

¿Cómo conjuraron el amago de división?

 

A través de la guerra urbana.  Enviaron a delincuentes como ‘Valenciano’, ‘Douglas’, ‘Sebas’, ‘Danielito’, ‘Rogelio’ y ‘Yiyo’ para que acabaran con La Terraza. Y fue así como, a comienzos de este siglo nació ‘La Oficina’. Una versión moderna de aquella que 15 años atrás montara Pablo Escobar.
 
La Oficina de Berna no sólo doblegó a La Terraza sino que a él le quedó tiempo para crear grupos paramilitares al por mayor: Héroes de Granada, Héroes de Tolová y Cacique Nutibara.
 
En 2002, Berna comenzó una nueva guerra, esta vez contra el Bloque Metro, comandado por alias ‘Doble Cero’, otro de sus antiguos socios en el grupo de ‘Los Pepes’. La violencia que se vivió en Medellín y sus alrededores parecía no tener límites. Una vez más, Berna fue el vencedor.
 
En 2006 se desmovilizaron las autodefensas. Dos años después, Don Berna fue extraditado a Estados Unidos. Se fue con las verdades sobre su millonaria riqueza ilegal, los nexos de militares con la mafia y los nombres de los políticos que atizaron la violencia.
 
Y se repitió la historia. Sin un jefe que centralizara el poder, nuevos capos entraron en pugna en grupos ilegales como la Oficina. Maximiliano Bonilla, alias ‘Valenciano’ y Erick Vargas, alias ‘Sebastián’ fueron dos de ellos. Más de 6.000 muertos después, ambos fueron capturados. Y el mando lo asumieron sus subalternos. Y luego, los subalternos de sus subalternos.  
 
Como en teoría ya no había paramilitares, los grupos residuales dedicados al narcotráfico cambiaron de nombres con frecuencia, para hacer creer que eran muchos y hasta para hacer creer que habían sido conformados para defender objetivos políticos. Clan Úsuga, Urabeños, Bloque Héroes de Castaño, Autodefensas Gaitanistas de Colombia.  Muchas marquillas para un mismo actor. Hoy le dicen Clan del Golfo y en distintos momentos tuvo pugnas con La Oficina.  
 
En 2013 hubo guerra entre La Oficina y Los Urabeños y al mismo tiempo peleas internas entre bandas de La Oficina, las cuales terminaron haciendo un “pacto del fusil”, que siempre fue negado por las autoridades locales.
 
Desde 2015, la Oficina quedó en manos de cinco jefes: Mateo, Orión, Tom, Diego Chamizo y Duncan. Duncan fue capturado en Perú, a Chamizo lo agarraron en Colombia. Y a Orión lo mataron sus socios de la mafia.
 
La de 2018 es una nueva versión de estas disputas históricas por el control territorial y el manejo de los recursos del microtráfico y la extorsión en la ciudad. Uno de esos protagonistas es la Oficina de Envigado, que tiene dos alas: una que quiere un sometimiento a la justicia y otra que prefiere recuperar territorio y expandirse. Los grandes jefes no lo reconocen, pero apoyaron con financiación a las bandas y combos que durante abril de 2018 sembraron el terror en la ciudad.
 
En la capital antioqueña hay casi 40 combos y algunos de los más conflictivos operan en la Comuna 13. “Juancito” y alias “Machete”, son los líderes más temidos. Y hay pelea de todos contra todos entre los miembros de la Oficina: La Agonía contra La Pradera, la Agonía contra El Coco y La Torre contra Betania.  Las mismas disputas que llevaron a sus antecesores a la cárcel, el cementerio o las fosas comunes.
 
Con Juancito capturado, el camino libre le queda a “Machete” hombre de confianza de “Carlos Pesebre”, el cabecilla una Odin.
¿Qué es una Odin? Una Organización Delincuencial Integrada al Narcotráfico. Otra expresión con la que enriquecimos el vocabulario en Colombia gracias al aporte de la cultura mafiosa.
 
“Carlos Pesebre”, aliado de “Douglas” controla la quinta parte de los combos de Medellín, entre ellos La Agonía y La Torre. El resto están en poder de “Chata”, el que maneja las bandas de Betania y Pradera. Con ese telón de fondo fue que la alcaldía de Medellín decidió reforzar en pie de fuerza en las comunas. La llegada de 320 uniformados busca garantizar la seguridad en medio de la guerra entre bandas.

 

¿Es la primera vez que se hace un refuerzo militar de esta dimensión en la ciudad?

 

No. Contrafuego, Mariscal, Antorcha y Orión son los nombres de algunas de las más conocidas. Orión fue la operación militar urbana más grande en la historia del país y una de las más cuestionadas. Tuvo lugar del 16 al 19 de octubre de 2002 en la Comuna 13 y fue ordenada directamente por Álvaro Uribe.
 
Su objetivo era sacar a las milicias del ELN y las Farc, así como a los Comandos Armados del Pueblo, CAP. La violenta incursión en la zona, liderada por el Ejército, la Policía, la Fuerza Aérea y el DAS contó con más de 1.200 militares y dejó, según los registros oficiales, 15 muertos. Según las ONG y los paramilitares, dejó también un sinnúmero de desaparecidos (dicen que más de 100 en las fosas comunes de Medellín).
 
El incremento de pie de fuerza desde abril de 2018 en la Comuna 13 no se puede comparar ni en número ni en su ejecución con la operación Orión. Paulatinamente ha permitido la captura de los jefes de las bandas sin quejas sobre violación de derechos humanos.
 
Lo que está por verse es si ese plan de seguridad no se limita a capturar a los líderes de las bandas sino que incluye mayor presencia estatal no militar, seguimiento y apoyo a las comunidades. Solo así se puede evitar que mandamases con ínfulas de capos terminen adueñándose de los negocios ilegales de sus exjefes y desafiando la autoridad institucional.
 

Por * Redacción Nacional

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar