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El lunes 6 de abril de 1953, en la capilla de Nuestra Señora del Recuerdo del Nuevo Gimnasio, se unieron en matrimonio Guillermo Cano y Ana María Busquets. Fue una ceremonia solemne acompañada de un encuentro familiar y de algunos amigos, en la que no faltó el poeta amigo de la casa, Ciro Mendía, con versos apropiados para la ocasión: “Ana María oro, Ana María risa, un cabello sonoro montado en una brisa. Campana, misa, coro, Ana María oro, Ana María risa”. (Vea el video en el que Ana María Busquets recuerda a su esposo)
La pareja de recién casados viajó a Barranquilla, y desde allí emprendió su viaje de luna de miel que se prolongó por varias semanas con itinerarios en Estados Unidos, Europa y México. Un viaje al que no le faltó su componente de noticia. Aunque Guillermo Cano se mantuvo alejado de los acontecimientos en el país, y escasamente supo que en Cali un león le había devorado una mano a su domador, cuando regresaba al país con su esposa vivió una situación peculiar asociada al acontecimiento político en Colombia. (Vea lo que pasaba en Colombia 100 días antes de que asesinaran a Guillermo Cano)
Fue el sábado 13 de junio de 1953. Durante una escala técnica en Panamá, Guillermo Cano supo que en Bogotá estaban sucediendo hechos que iban a cambiar la perspectiva política. Luego en el aeropuerto de Soledad (Atlántico), cuando tramitaba los tiquetes hacia Bogotá, se enteró que Laureano Gómez había reasumido el poder y Roberto Urdaneta ya no era más el presidente de Colombia. Al llegar a Bogotá constató que el general Gustavo Rojas Pinilla había dado golpe de Estado. Esos momentos motivaron la escritura del texto: “Impresiones de un viajero al llegar a Colombia”. (Vea: La relación de las esposas de los Cano con El Espectador)
Por Redacción El Espectador
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