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Muchos habrán escuchado que este viernes en Barranquilla se celebró "la guacherna”. ¿Qué es?, ¿de qué trata?, ¿por qué es importante?, ¿por qué tanto alboroto? Aquí le contamos lo que tiene que saber sobre esta fiesta que antecede al Carnaval de la ciudad y a la que propios y visitantes se unen cada año.
Ya lo explicaba Esthercita Forero en su canción ‘La Guacherna’: “Faroles de luceros girando entre la noche, la brisa es un derroche de sones cumbiamberos”. Cada año, el viernes de la semana anterior al sábado de carnaval, que este año es el 10 de febrero, músicos y danzantes desfilan por las calles de Barranquilla, iluminando la noche con velas y faroles mientras bailan al son del tambor. Puede leer: La guacherna gay es declarada patrimonio cultural de Barranquilla.
Este día, desde las 3:00 de la tarde la ciudad se vuelve un caos, pues la carrera 44 es cerrada, desde la calle 79 hasta la calle 53, la cual a su vez es cerrada desde la carrera 44 hasta la carrera 54, recorrido que lleva a los bailarines de 'La Troja' hasta la Casa del Carnaval, ubicada en el popular Barrio Abajo. Lea también: Dos helicópteros y 1.500 refuerzos policiales atenderán carnaval en el Atlántico.
Quienes planean asistir alistan su pinta carnavalera y arman el combo, el parche, la barra, como le quieran decir al grupo de gente con el que se va a disfrutar el desfile.
A las 6:00 de la tarde, ya están puestas las sillas en las que sentarse no es gratis, están listas las vallas para evitar que los imprudentes no se metan en el desfile, y va llegando la gente que quiere evitar el ‘tira que jala’ que se arma más tarde, cuando tumultos de gente buscan un buen sitio para ver. Puede leer: Prográmese y disfrute del Carnaval del Atlántico 2018.
Hay quienes prefieren sentarse comodamente, para admirar y animar a los actores del carnaval, y hay quienes prefieren quedarse de pie para bailar al son de la música que varía con el pasar de cada grupo. Cumbia, fandango, mapalé, puya, son de negro, entre otros ritmos, viajan con la brisa de la que habla Esthercita Forero en el verso y llenan los oídos de los carnavaleros que, en una especie de trance, aplauden, mueven las caderas, los hombros y los pies.
“Locura de colores las calles de curramba, tambores de parranda, ahí viene la guacherna. Ahí viene la guacherna tremenda pa’ gozar, ahí viene la guacherna me envuelve en su compás”, continúa la canción. Lea también: Ivanoska Arenas, la primera reina del Carnaval Gay en el Atlántico.
Locura de colores, muy bien dicho. ¿Usted se imagina salir de su casa y encontrarse en la calle con un poco de gente disfrazada o vestida con ropa de colores, bailando, cantando y haciendo bulla y desorden? Qué locura, dirá y lo es, pero es una que hace que el alma brille y sonría. Y es que cuando los latidos del corazón se unen al compás de los tambores, como dice la canción, es algo pa’ gozar.
“La reina de los barrios, la reina del carnaval, con danzas y mochilas y abarca trespuntá”, sigue Esthercita.
Que no falte decir que, para los reyes del Carnaval, la guacherna es como el calentamiento del futbolista antes del partido. En este caso, la preparación para cuatro días de desfiles y bailes.
La reina central, el rey momo, las reinas de los barrios y hasta las reinas de belleza hacen presencia en el desfile, acompañando a los colectivos de disfraces, los disfraces individuales y los más de 140 grupo folclóricos quienes dan todo de sí, desde el inicio hasta el final. "Los congos, los monitos, la danza del torito, pollera y papallera me hacen recordar".
Pero eso no es todo, porque cuando se acaba el desfile la fiesta sigue hasta que el cuerpo aguante, o hasta que el Código de Policía lo indique. Lo cierto, es que, desde este viernes hasta el miércoles de ceniza, en Barranquilla se respira carnaval.
Y, para finalizar, habrá que hablar del origen de la fiesta. “Tambores y guacherna, tantas cosas queridas, tantas cosas ya idas del viejo carnaval”, dice otra parte de la canción. Unas letras en las que Esthercita expresó la nostalgia que sentía de ver perder su carnaval de antaño.
La novia de Barranquilla, como se le conoce a Forero, recordaría con ese solo verso, cuando a comienzos del siglo XX, el sonido del guache (un instrumento de percusión relleno de semillas que producen un sonido parecido al de las maracas), era la señal de que ya era hora de salir a disfrutar del baile. Quizá sea por ello que se le llame a la fiesta "guacherna". Sonaba el guache y la gente salía en grupos, alumbrando con lámparas a gas los caminos que recorrerían al ritmo de tambores.
Ese jolgorio que se armaba cada año en precarnavales era lo que amaba profundamente Esthercita Forero. Por eso, cuando vio que la tradición se perdía, hizo que la organización del Carnaval la incluyera en la agenda oficial. Aunque lo logró en 1972, fue en 1982 que la guacherna se consolidó, pues ese año, en la voz de Milly Quezada, se dio a conocer la canción que con tanto cariño compuso la novia de Barranquilla.
“¡Y nos vamos pa la guacherna!”.