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El 16 de octubre se informó sobre el fallecimiento del vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, el magistrado Luis Enrique Aldana Rozo. La noticia impuso luto en la rama judicial, no solo por las condiciones intelectuales y personales del jurista, sino porque se trataba de uno de los sobrevivientes del Holocausto del Palacio de Justicia. En apenas un año, el máximo tribunal de la justicia ordinaria volvía a sufrir un duro golpe que obligaba a seguir reorganizando sus salas de decisión. (Lea: La relación de las esposas de los Cano con El Espectador)
A pocas semanas del primer aniversario del holocausto del Palacio de Justicia, comenzaba a rendirse homenaje a la memoria de los 11 magistrados sacrificados en la tragedia. Manuel Gaona Cruz, Alfonso Reyes Echandía, Ricardo Medina Moyano, Darío Velásquez Gaviria, Carlos Medellín, Alfonso Patiño Rosselli, Pedro Elías Serrano, José Gnecco Correa, Luis Horacio Montoya, Fanny González Franco y Fabio Calderón Botero. Esa misma semana del holocausto falleció el magistrado Dante Fiorillo, y el 31 de julio de 1986 fue asesinado Hernando Vaquero Borda. (Vea el especial de los 30 de la Toma del Palacio de Justicia)
En medio del luto del poder judicial se conoció la renuncia del ministro de Agricultura José Fernando Botero, quien apenas duró 76 días al frente de esta cartera. En su reemplazo fue nombrado Luis Guillermo Parra Dussán, quien se venía desempeñando como viceministro de agricultura. A pesar de que circularon versiones sobre supuestas discrepancias del ministro saliente con el proyecto de ley de reforma agraria, Botero le salió a las críticas argumentando que no era cierto y el caso solo obedecía a problemas familiares.
Por Redacción El Espectador
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