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El panorama en el corregimiento de Puerto Valdivia, en el norte de Antioquia, y los municipios de Tarazá, Cáceres y Caucasia comenzará a cambiar después de días de incertidumbre. Las aguas desde Hidroituango, al cierre de esta edición, iban aumentando paulatinamente el caudal del ‘Mono’, después de que, desde el martes, se cerrara la compuerta número 1 para detener el paso del agua por la casa de máquinas del proyecto hidroélectrico. La majestuosidad irá regresando al río que por estos días, por su coloración, fue rebautizado el Zarco.
“Este río es hermoso. Toda la vida lo hemos visto inmenso. A uno le da mucho miedo meterse porque es traicionero, tiene mucha corriente y por más que uno sepa nadar se puede ahogar”, comenta el Perro, como le gusta que lo llamen a este pescador curtido por los años, la experiencia y el intenso sol que lo acompaña desde hace 45 años en sus intensas jornadas para sacar de las entrañas del Cauca el pescado para su sustento.
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Estos días han sido tristes. Ver el río casi muerto le arrugaba el corazón y hacía que sus ojos lloraran como cuando era niño. “Mucha gente no lo entiende a uno, pero es que el río es como de la familia. Si se muere, uno se muere con él. Aquí crecimos, jugamos, aprendimos a nadar, y es el que nos da la papita. Casi todos aquí en el Puerto vivimos de él, muy poquitos los que no”.
El Cauca no es solo un río, es su amigo, su cómplice y su patrón. Eso dice Rito Mena, un chocoano que llegó hace 26 años a estas tierras antioqueñas y se quedó anclado al Cauca: “Yo recuerdo mucho esa época en la que uno salía en gallada con los amigos, pescábamos mucho, eso no era sino tirar la atarraya para que se viniera llenita. Si uno saca su sustento de aquí, él es mi patrón, me da la comida. Ahora después de lo que hemos vivido estos días yo no creo que vuelva a ser igual”.
Rito, el Perro y muchos más construyeron sus viviendas a orillas del Cauca, tan cerca que casi se puede tocar desde la ventana. “Nosotros nunca le tuvimos miedo al río, pero desde que empezó Hidroituango eso ha sido otra cosa. Hace como nueve meses nos hicieron evacuar cuando bajó esa corriente y se llevó el puente. Ese día se llevó todo, la tranquilidad de nosotros, esa nadie nos la devuelve”, dice Calandrio, o Luis Gonzalo, mientras señala su casa, la de su madre y la de sus hermanos, todos desplazados hacia Valdivia.
Por estos días el Cauca, paradójicamente con sus aguas cristalinas como nunca se veían, no permite que los pescadores logren sacar bocachico, bagre y demás. “Como está tan clarito se asustan, uno no se puede ni arrimar. Son pocos los peces y los que hay salen corriendo”, dice el Perro.
Empezó a volver el agua, sí, poco a poco irá retomando su color, pero estos días de sequía cambiaron su dinámica. Los peces no se verán por montón en esta época de subienda. “Estos son los mejores meses del año porque llega el verano y los peces suben y ahí es cuando aprovechamos. Ahora qué vamos a sacar si lo único que hemos visto son peces muertos”, dice José Sabaleta, uno de los muchos pescadores que en Cáceres se quedaron perplejos al ver que el Cauca no era más que una inofensiva quebrada.
En eso coincide el profesor José Iván Mojica, biólogo y curador de las colecciones científicas de peces del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, quien en la publicación de El Espectador del pasado jueves, “¿Hidroituango mató al río Cauca? Una guía para aclararlo”, explica que la temporada seca (hasta abril, más o menos) es cuando las especies migratorias, como bagres, capaces, nicuros o bocachicos, suben aguas arriba desde las ciénagas para reproducirse. “Este es el peor escenario posible: estamos en subienda, en época seca y además se quedan sin caudal. Eso quiere decir que habrá un impacto muy fuerte sobre poblaciones de peces, luego los que se van a reproducir van a estar disminuidos”.
Por eso, aunque el agua volvió, las comunidades no se quedarán tranquilas. Las manifestaciones continuarán en la zona, como las programadas en Cáceres y Caucasia. Los jóvenes alistan actividades como protestas pacíficas en la vía.
“El caudal del río volvió, pero fue mucha la afectación. El 70 % de la gente aquí en Caucasia está sin agua, con un balde mirando si alcanzaba. Eso es inaudito con la riqueza hídrica que tenemos”, explicó Iván Vega, promotor de la velatón por el río Cauca.
El gerente de general de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta, aseguró que realizarán una siembra de peces a lo largo del río para aliviar la situación de los pescadores. Esto tal vez les devuelva un poco la esperanza y el sustento, pero las imágenes del río moribundo que les arrugó el corazón y les arrancó lágrimas no se borrarán con nada.