Cerca de mil personas provenientes de Senegal, Nigeria, Haití y Cuba están varados en Necoclí, Antioquia, tras el cierre de la frontera colombo-panameña. Este grupo de migrantes esperaba llegar a Panamá, con destino a Estados Unidos. Es por eso que César Zuñiga, director de Gestión del Riesgo del municipio solicitó que se cree un corredor humanitario para atenderlos.
Las autoridades locales están preocupadas por las precarias situación en la que se encuentran los migrantes y, además, por el riesgo de propagación de COVID-19 en el municipio.
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“Estas personas se encuentran en su mayoría en la playa, acampando en carpas y otros en algunos hoteles. Hemos estado haciéndole seguimiento de manera permanente”, afirmó Zúñiga. De acuerdo a lo informado por las autoridades locales, hay al menos 20 mujeres embarazadas y más de 150 niños en la zona.
Zuñiga agregó que el municipio, por ser de sexta categoría, según la clasificación presupuestal de los municipios en Colombia, no tiene los recursos suficientes para atender la emergencia.
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“Pedimos ayuda al Gobierno para que nos acompañe y poder encontrar una solución. Algunos migrantes visitaron la administración municipal y hay niños con desnutrición, llevamos varios al hospital”, dijo el funcionario.
Colombia hace parte de una de las rutas más grandes de migración rumbo a Estados Unidos y Canadá. El Urabá antioqueño y chocoano se convirtió en una región clave para las personas que llegan desde Asia, África e islas del mar Caribe.
En zonas como Acandí, Turbo, Capurganá o Necoclí, la presencia de migrantes ha comenzado a desbordar las capacidades de las administraciones locales. Un panorama al que se han sumado los accidentes y naufragios que han cobrado vidas. El 4 de enero una embarcación con 16 migrantes haitianos naufragó en el corregimiento de Capurganá.