Archivo / Guillermo Cano, el primero de izquierda a derecha.
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En la transición hacia la dirección de El Espectador y antes de su matrimonio con Ana María Busquets, Guillermo Cano realizó un viaje por España que en sus memorias personales siempre tuvo un lugar de privilegio. Fue la oportunidad de hacer crónica en Europa y de asistir a las ferias de Sevilla y de San Isidro, para ver en acción algunos de los toreros más afamados de su tiempo. De igual manera, para compartir con su colega y amigo Hernando Santos Castillo y su esposa Helena Calderón. (Lea: Guillermo Cano comenzó a dirigir El Espectador cuando tenía 27 años)
El otro viajero fue el redactor y cronista taurino de El Espectador, Jorge Forero Vélez más conocido como “Ro-zeta”. Con él, Guillermo Cano, escuchó cantar a la inolvidable Lola Flórez y a Conchita Piquer. Ya había visto torear a Luis Miguel Dominguín y en Madrid lo hizo a Antonio Ordóñez. No todo fue toros, en ese mismo viaje tuvo tiempo para acudir al estadio y ver al Atlético de Madrid, al Sevilla y al Barcelona. Fueron tres meses marcados de recuerdos antes de regresar a los agites colombianos. (Lea: El día que incendiaron la sede de El Tiempo y El Espectador)
De ese recorrido por el viejo continente quedaron 20 trabajos periodísticos resumidos bajo un mismo rotulo: “Un periodista colombiano en Europa”. Del mismo modo, quedó una amistad que se prolongó en el tiempo con Hernando Santos y Helena Calderón. Cuando ella falleció, en su “Libreta de Apuntes”, Guillermo Cano escribió un texto para recordar los “recuerdos gratos y alegres de 30 años y más de amistad compartida y disfrutada”.
Por Redacción El Espectador
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