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Esta semana la historia se repite con Paula Sofía Lesmes, una bebé de nueve meses con síndrome de Down, quien tampoco fue atendida en 14 clínicas de Bogotá. Durante cinco meses de ires y venires le negaron una cirugía cardiovascular que le hubiera salvado la vida.
Estos son los episodios más recientes en los que ni siquiera los recién nacidos se salvan en este país del denominado paseo de la muerte en el sistema de salud. Una práctica aberrante, un auténtico homicidio por el que el cuerpo médico partícipe en esos casos de negligencia debe ser investigado y condenado.
“El caso de Paula raya en un homicidio culposo”, sostiene el secretario de Salud de Bogotá, Guillermo Alfonso Jaramillo, quien recuerda que la EPS Solsalud, donde estaba afiliada la niña, “está totalmente insolvente”.
Como siempre ocurre en estos casos, la Superintendencia de Salud anunció que investigará. El jefe de esa dependencia, Gustavo Morales, dijo que de demostrarse que la muerte de la bebé está relacionada con insuficiencias en la red de servicios de la EPS, “las sanciones para Solsalud pueden ir desde multas severas hasta la revocatoria de la habilitación para su funcionamiento”.
Muy tarde se pronunció el agente especial interventor de Solsalud, Mario Alberto Posada Rojas: “Pido perdón al país y a la familia de la paciente, en mi condición de ser humano, papá y representante de la EPS Solsalud”.
Entre tanto, la Defensoría del Pueblo y la Personería de Bogotá presentarán ante la Fiscalía una denuncia penal por homicidio culposo. Por ahora, los padres de la niña piensan en sepultar a su hija y en demandar al Estado, que está obligado a proteger a sus ciudadanos. Sin embargo, su negligencia ha sido inmensa.