Resume e infórmame rápido
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La controversia por el alcance del proyecto de ley de reforma tributaria presentado por el gobierno fue la noticia del día y de la semana en los últimos días de octubre de 1986. Si bien el ministro de Hacienda César Gaviria argumentó que la reforma estaba basado en principios de equidad y neutralidad para alcanzar un óptimo control fiscal y recuperar la economía, desde distintos sectores políticos y sociales comenzaron a escucharse voces en contra de la iniciativa del Ejecutivo. (Lea: Justo hace 30 años, también, se presentaba la reforma tributaria)
Las centrales de trabajadores manifestaron que con la reforma tributaria quedaba claro que el objetivo era “eliminar la pobreza absoluta redistribuyéndola con los dineros de los asalariados”. El exministro de Trabajo Jorge Carrillo la calificó como un asalto a los trabajadores y agregó que el problema del empleo no se solucionaba con los caramelos de siempre, y que mientras se eliminaban varias exenciones tributarias, el peso de la reforma, como siempre, recaía en el bolsillo de los trabajadores. (Lea: Estas eran las noticias del 19 de octubre de 1986)
Al día siguiente, El Espectador editorializó sobre el tema para concluir que: “de ahí a que se produzca un vuelco radical para aliviar las cargas de quienes viven de las rentas de su trabajo hay mucho trecho”. En otras palabras, una forma de advertir que gravando las cesantías, los viáticos o las ganancias ocasionales de los trabajadores no se aliviaba el déficit del Estado. Y concluyó diciendo El Espectador: “el país no aguanta cambios con efectos retroactivos todo el tiempo según las urgencias del gobierno de turno”. (Lea: Cuando López Michelsen le lanzó dardos a Barco)
Por Redacción El Espectador
Temas recomendados:
Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación