Similitudes en el asesinato de testigos que han hablado contra Álvaro Uribe o sus cercanos

Entre ellas, que fueron amenazados después de declarar, que firmaron hojas en blanco que luego aparecieron como retractaciones y que pasaron de estar presos a ser libres sin condiciones de seguridad.

Guillermo González Uribe* / Especial para El Espectador
06 de mayo de 2018 - 07:47 p. m.
El senador Álvaro Uribe Vélez se encuentra actualmente siendo investigado por la Corte Supera por su supuesta participación en casos de manipulación de testigos que declaran en su contra.  / Archivo El Espectador.
El senador Álvaro Uribe Vélez se encuentra actualmente siendo investigado por la Corte Supera por su supuesta participación en casos de manipulación de testigos que declaran en su contra. / Archivo El Espectador.
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Hay varias semejanzas entre el caso del primer testigo que denunció a Álvaro Uribe y el último testigo que hizo lo propio. En los dos casos los testigos fueron amenazados después de rendir declaraciones en contra de Uribe, sus familiares o sus seguidores. En los dos casos, en la cárcel, los testigos fueron conminados a firmar hojas en blanco, que luego aparecieron como cartas en las que se retractaban de sus acusaciones iniciales; en los dos casos los testigos, en las cartas falsas, acusaban a críticos de Uribe de haber pagado por sus declaraciones.

Posteriormente los dos testigos aclaran que las cartas no las escribieron ellos; por lo cual, en los dos casos, se recrudecen las amenazas. Los dos quedan en libertad en particulares circunstancias, los dejan sin protección pese a ser testigos de alto riesgo y, finalmente, los dos son asesinados; Francisco Enrique Villaba en abril del 2009 y Carlos Enrique Areiza el pasado 14 de abril. Cabe señalar que varios otros testigos relacionados con denuncias contra el uribismo han sido asesinados.

En el caso de la campaña en contra del exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia, Iván Velásquez, adelantada desde mediados de 2007, los patrones relacionados con el testigo principal son calcados de los dos primeros, con la diferencia de que, hasta donde hay información, el testigo, también amenazado, aún sobrevive. Otro punto es que, en los tres casos, cuando aparecen las falsas cartas, hay gran campaña mediática para divulgarlas, lo que no ocurre con las retractaciones.

(Lea: Corte Suprema deja en firme indagación contra Álvaro Uribe por manipulación de testigos)

Caso 1: el 12 de noviembre de 2008, Francisco Enrique Villalba, quien fue condenado a 33 años y cuatro meses de prisión como autor material de la cruenta masacre de El Aro, compareció ante la comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes para ratificar las denuncias presentadas ante la Fiscalía General de la Nación. Afirmó bajo juramento que una vez cometida la masacre, en octubre de 1997, hubo una reunión en la que estuvieron presentes, entre otros, el comandante paramilitar Carlos Castaño, Santiago Uribe y el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe, quien los felicitó por la labor cumplida, pues además gracias a su acción fueron liberados varios secuestrados, entre ellos Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe.

Habló Villalba también del grupo paramilitar “Los doce Apóstoles”, afirmando que Santiago Uribe era el dueño del grupo. Villalba se refiere así mismo a las amenazas y atentados que ha sufrido. Aparecen entonces en la Presidencia de la República, en tiempos de Álvaro Uribe, dos cartas de presos desmintiendo a Villalba y acusando a tres contradictores del presidente, Piedad Córdoba, Gustavo Petro y Daniel Coronell, de haber sobornado a Villalba para denunciar a Uribe.

Y aparece otra carta, supuestamente firmada por Villaba, en la que se retracta de lo dicho contra Uribe. Villalba denuncia que la carta no es suya, que él le firmó a Chucho Sarria, un poderoso de la cárcel, una hoja en blanco buscando que lo cambiaran de patio de reclusión.

El análisis grafológico demuestra que la letra de la carta era de Charria, quien según declaraciones del secretario jurídico de la presidencia, Edmundo del Castillo, le había hecho saber, a través de una amiga común, que tenía información de un supuesto complot contra el presidente. Villalba se reafirma en sus acusaciones y tiempo después, pese a tener una condena de más de treinta años de cárcel, a Villalba le otorgan casa por cárcel, es puesto en libertad sin protección y cae asesinado por sicarios. Dos años más tarde se conoció que el DAS, cuando Uribe era presidente, ordenó investigar a Villalba antes de ser asesinado, tal como lo difundió la revista Semana:

"Martha, es necesario saber quién es Francisco Villalba, miembro de las Auc quien se encuentra detenido en Itagüí y al parecer tiene algo que compromete al jefe. Será que los amigos de la reunión saben algo de él y lo que tiene. Me avisas con info a la sra directora”. Este correo electrónico fue enviado por el exdirector de inteligencia Fernando Tabárez a Martha Leal, subdirectora de operaciones del DAS, y a la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, a las 6:30 de la tarde del 23 de abril del 2008. Los "amigos" a los que se refiere Tabárez son el paramilitar alias Job, con quien Leal se reunió en la Casa de Nariño, y su acompañante. Tiempo después, alias Job también fue asesinado.

(Lea: La defensa de Uribe califica de "mitos" las acusaciones en su contra)

Caso 2: el paramilitar Carlos Enrique Areiza declaró ante la Corte Suprema de Justicia que las amenazas en su contra comenzaron luego de que declaró sobre políticos implicados en paramilitarismo, entre ellos Luis Alfredo Ramos, dirigente uribista, hoy jefe de debate del candidato Iván Duque. En concreto dijo que luego de una audiencia en el tribunal Superior de Medellín, en el 2011, con Mario Uribe, unas personas visitaron a su padre en Bello y preguntaron por él: "Mi papá les dijo ‘él no está’. Le dijeron: ‘Sí, nosotros sabemos dónde se encuentra él pero hágame un favor y le dice a ese hijueputa que se calla o lo callamos con ustedes’". Tres días más tarde su padre murió. 

Tiempo después, aparecieron cartas de Areiza en las que se retractaba, y acusaba al contradictor de Uribe, el senador Iván Cepeda, "de ofrecerle 100 millones de pesos a cambio de declarar contra Ramos, Álvaro Uribe y su hermano Santiago". Pero Areiza aclaró que esas cartas no eran suyas: "Aseguró que le llovieron amenazas y que luego el abogado Jaime Restrepo –conocido como el Patriota y afín al uribismo– lo visitó y le hizo firmar varias hojas en blanco. Areiza declaró que luego llenaron las páginas con falsos argumentos". Sobre esa visita, las hojas en blanco y las intimidaciones a que era sometido, quedaron sus testimonios grabados en video, acerca de los cuales señala el periodista Daniel Coronell:

"Desesperado por las amenazas decidió –nadie le preguntó por qué– llamar a un conocido personaje al que terminó dejándole una razón: 'La intención mía de hablar con José Obdulio y decirle, hermano, paren toda esta amenazadera si es que tienen que ver ustedes o tienen que ver otras personas. Nunca pude hablar con el señor José Obdulio Gaviria y encargaron a una persona que me fue a visitar que era el abogado Jaime Restrepo Restrepo”… Según el testigo asesinado, recibió al enviado Restrepo con estas palabras: 'Hermano, yo estoy de verdad atemorizado, estoy cagado del susto, yo no quiero más esta persecución. ¿Qué tengo que hacer para que se pare todo esto?' Entonces, él me dijo, ‘yo vengo en representación de las personas a las que usted llamó, entonces si usted nos quiere dar una muestra de confianza, fírmeme las hojas y listo, y yo miro a ver qué hago con esto'".  Días después de estas últimas declaraciones, Areiza fue puesto en libertad sin protección y asesinado por sicarios.

En el caso de la persecución de la que fueron objeto miembros de la Corte Suprema de Justicia, durante el gobierno de Álvaro Uribe, y en especial contra el exmagistrado auxiliar Iván Velásquez, investigador estrella de la parapolítica, también fue una carta la que medió, y el supuesto autor de ella luego se retractó. En ese entonces el protagonista fue el paramilitar Tasmania, quien "a mediados de 2007 dijo, en carta al presidente, que Iván Velásquez, magistrado auxiliar estrella de la Corte Suprema en el expediente de la parapolítica, le había ofrecido beneficios a cambio de que declarara en contra de Uribe y de su primo segundo Mario Uribe, detenido dentro del expediente de la parapolítica".

"Pero el 13 de junio de 2008, manifestó que todo había sido un montaje impulsado por su abogado, Sergio González, y por el narcoparamilitar extraditado Juan Carlos Sierra, alias El Tuso, y que Santiago Uribe y Mario Uribe estarían enterados del asunto... Tasmania, que ahora teme por su seguridad y la de su familia, también dijo -y lo ha reiterado en dos ocasiones bajo juramento- que para rendir su primera versión le ofrecieron a cambio una casa, protección en la cárcel de Itagüí y dinero en efectivo". 

Al parecer, la investigación penal iniciada por la Corte Suprema de Justicia en contra del expresidente Uribe por su posible participación en la manipulación o fabricación de testigos falsos va contando cada vez con más elementos coincidentes.

(Le puede interesar: Los personajes claves del proceso contra el senador Álvaro Uribe Vélez)

*Guillermo González Uribe es periodista, escritor y editor.

Por Guillermo González Uribe* / Especial para El Espectador

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