Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El hombre de arena se llevaba a los niños que no querían irse a dormir. Si los encontraba despiertos, les arrojaba un manojo de arena hasta que lloraran sangre, y luego, los metía en sacos para robárselos. Se los llevaba para divertir y alimentar a sus hijos, quienes lo esperaban en un nido en la luna creciente; y al ver llegar a los niños con los ojos destrozados, entre risas macabras y un hambre voraz, se comían los ojos de los pequeños secuestrados con sus picos filosos y torcidos. Nataniel, un pequeño de menos de diez años, se convenció de que el abogado aterrador y de apariencia repugnante llamado Coppelius, quien visitaba cada noche su casa después de las nueve y, para atormentarlo a él y sus hermanos, manoseaba los dulces que su madre servía “envenenando su alegría”, era el hombre de arena. Nataniel creció, no logró superar aquella fantasía (o verdad) y se reencontró años después con su tormento bautizado con un nombre diferente: Giuseppe Coppola, un mecánico piamontés que volvió a tocar su puerta para atormentarlo. A partir de ese momento su vida se convirtió en un torbellino de absurdos: sueño intermitente, un romance inexplicable con una mujer de ojos fijos y movimientos mecánicos; y un desenlace fatal de una vida consumida por el éxtasis de la fantasía.
La mujer resultó siendo una muñeca y la muerte fue la única capaz de frenar tal disparate. “El hombre de arena” es el cuento en el que se basó “Coppélia”, la pieza musical de Léo Delibes, y sobre la que se compuso la coreografía de ballet del mismo nombre. Ernest Theodor Amadeus Hoffman (Prusia 1776) fue un escritor, compositor musical, cantante y dibujante. Su nombre fue reconocido sobre todo por sus textos: híbridos entre hechos místicos, fantasiosos y realismos psíquicos y terrenales. Hoffmann, un juicioso seguidor de Mozart, que cambió su segundo nombre en su honor, no solo inspiró a “Coppélia”. “El cascanueces”, pieza de ballet de Tchaikovsky, fue inspirado en su cuento “El cascanueces y el rey de los ratones” y la ópera de Jacques Offenbach fue inspirada en “Los cuentos de Hoffmann”.
Hoy, domingo 18 de noviembre, se inicia la temporada del Bolshoi en Cine Colombia con “Coppélia”. La coreografía original del maestro del ballet, Marius Petipa, fue revivida por Sergei Vikharev, quien con su trabajo y la partitura de Léo Delibes, recrea la magia que nació desde los miedos y las pasiones del Nataniel de Hoffmann, que, en esta pieza de danza, se convierten en una cómica historia de amor y celos entre Swanilda, una campesina comprometida con Frantz; quien se enamora de Coppélia, una muñeca que en ocasiones se asoma por un balcón en posición de lectura. Su postura y figura confunden a todo el pueblo, quienes desconcertados creen que aquella silueta sin vida es una mujer real, que además de gozar de una belleza nunca antes vista, se oculta entre las cortinas de la casa de Coppelius, un juguetero viejo y paranoico.
La Escuela de Ballet del Teatro Bolshói, ubicada en Moscú, es una de las más prestigiosas del mundo. Para esta temporada se presentará con ocho títulos y se iniciará con “Coppélia” (1870), una de las dos obras que rompió con la tradición en la que el ballet era solamente una extensión de la ópera, pero, sobre todo, una pieza que con tres actos abrirá los sentidos y la curiosidad de los asistentes por una de las artes escénicas más exigentes del mundo. El folclor húngaro, polaco, ucraniano y gitano compartirán el escenario con la elegancia, precisión y sincronía de los movimientos exigidos por el ballet clásico. Esta muñeca y la dicotomía entre dejarse seducir por la encantadora fantasía o la inevitable realidad, han buscado transformar desde las emociones a lo largo de la historia, no solo por el desconcierto que suscita la obsesión de Frantz por un ser inerte como Coppélia, sino por el rigor que se requiere para llegar a movimientos perfectamente calculados y precisos.
Desde la silla y la comodidad que permite una absoluta y juiciosa contemplación de cada movimiento, se puede apreciar cómo el ballet duele. No logran esconder la exigencia e inclemencia con la que la danza les ha exigido que se preparen. El vestuario, la nutrición, el maquillaje, la ansiedad, el terror al error y la presión de los ojos atentos que disparan, han convertido a cada bailarín en testimonio del control total del cuerpo y la temprana entrega a este arte.
Para esta versión, Margarita Shrainer será la encargada de interpretar a la celosa e inquieta Swanilda, una de las piezas más importantes para remozar una obra tan tradicional. El bailarín ucraniano Artem Ovcharenko personificará a Frantz, el ciego enamorado de la impasible y, en ocasiones perturbadora, Coppélia. Ovcharenko ha participado en producciones del Bolshoi desde 2007, con protagónicos como James en “La Sílfide” (2009) Romeo en “Romeo y Julieta” (2010) y “Hamle”t (2015)
Esta obra es una oportunidad para apreciar cómo las piernas, el tronco, los brazos, las manos, las rodillas, pero, sobre todo, la voluntad de seres en apariencia frágiles, pero fuertes como robles, consiguen sacarlo de su rutina y convencerlo de que ceda sus ojos a los hijos de Coppelius en el nido de la luna creciente.