El robo de 1.000 millones de euros que paralizó al mundo

La historia de un atraco perfecto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, creada por el español Álex Pina, se lanzó al mercado el 2 de mayo de 2017.

Daniela Callejas Delgado /Twitter: @_danicallejas
19 de marzo de 2018 - 02:16 a. m.
 El elenco de “La casa de papel”, posando con una maqueta del Banco Central.  / Netflix
El elenco de “La casa de papel”, posando con una maqueta del Banco Central. / Netflix
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Nos venden la idea de que lo que sucede allí no es un robo porque están tomando dinero que aún no existe, que en teoría no le pertenece a nadie. Juegan con nuestra mente, porque todos llevamos un delirio rebelde por dentro, Álex Pina, creador de la serie, nos enamora de los “malos” hasta el punto de hacernos amar a los ladrones de la fábrica, esos que están siendo perseguidos por todo el Gobierno español.

La real seducción, lo que me convierte en fan de este grupo de desgraciados, es su guía y su mentor, el profesor, un hombre brillante que parece siempre ir un paso adelante, aparentemente siempre tiene la solución y todo bajo control.

Esta producción tiene siete personajes principales, ellos evidencian los trastornos psicológicos con los que los seres humanos nos enfrentamos o tendremos que vivir en algún momento de nuestras propias historias, esto es La casa de papel: un espejo de comportamientos naturalmente humanos.

Esta narración corta, de cómo cada vez es más difícil lograr los objetivos que nos proponemos en la vida por más planeados que estén, es el primer síntoma de este trastorno. En la serie, el ver que no todo sale meticulosamente al pie de la letra, empieza a frustrar a los protagonistas y, por supuesto, a la audiencia.

Trastorno de la ansiedad generalizada: se evidencia cuando el nivel de ansiedad se eleva. Experimentamos síntomas físicos como tensión muscular, sudoración, temblores, náuseas, excitación y todo lo que perturbe su calma.

El personaje más noble y querido de esta serie es Denver. Este hombre parece que encuentra el amor en medio del robo, pues se enamora de una de las rehenes, quien aparenta sufrir el síndrome de Estocolmo: una relación de dependencia que se crea entre la víctima y el secuestrador; puede ser defectiva (por defensa) o simplemente afectiva. ¿Lograrán cumplir su idilio de amor una rehén y su secuestrador luego del desenlace?

Berlín es el líder de la manada, el capitán del barco. Uno de los atracadores más exitosos del grupo. Parece ser el hombre más frío, el más fuerte y consciente. Es quien no se deja llevar por ningún tipo de emoción y su interés parece ser únicamente salir victorioso, con los bolsillos llenos de dinero. Este hombre nos hace cantar a grito herido el himno de esta producción, Bella Ciao, Bella Ciao, Bella Ciao, Ciao, Ciao.

Tokio y Río van de la mano, no sólo en esta descripción, también a lo largo de la serie. Son el sur y el norte, el día y la noche. Tokio es una mujer atrevida, quiere dejar atrás su pasado, nadar en dinero y, por qué no, escaparse con Río, el menor de los atracadores. Este joven programador tiene una familia que conmociona a los medios de comunicación, cuando en un mensaje lo ponen a dudar sobre su moral, al convertirse en uno de los secuestradores más buscados de España.

Nairobi es la encargada del control de calidad y de llevar la cuenta de los billetes. Su motivación para el atraco es externa, el dinero que quiere llevarse no sólo es para ella. Es una mujer espontánea, decidida, perfeccionista, con carácter. En cierto momento de la historia, cuando todos empiezan a perder el control, Nairobi toma las riendas de la operación. Se convierte en el polo a tierra de sus camaradas.

El Profesor es la mente maestra detrás del gran golpe. Buscó personajes para obra maestra, con talentos imprescindibles para hacer jaque mate en la Fábrica de Moneda y Timbre de España.

Los seduce a todos con esta cifra, $2.400 millones de euros, ¿quién puede resistirse a esta suma de dinero? Ellos no, y menos cuando estamos en una sociedad en la que, para muchos, el dinero lo es todo. Imagínese poder quebrar las reglas, pasar por encima de la autoridad y ganarse el cariño del público, en este caso con el objetivo de no volver a pensar en cómo conseguir dinero el resto de su vida.

Es imposible describir en 1.000 palabras la genialidad de cada personaje, la genialidad de este asalto, de esta obra, así que déjese llevar y, por qué no, empiece a planear el asalto de su vida, no necesariamente a un banco o a una fábrica de billetes. Usted decide qué puede hacer para salir victorioso.

Al final, encontré trastornos que padecemos todos los seres humanos, incluyendo los personajes: el instinto de supervivencia con el que lidiamos toda la vida y el amor, este que nos acompaña en todos los pasos de nuestra vida, de cualquier manera. Sin decir que el amor es bueno o malo, porque se habla de él de acuerdo con la experiencia, el primer capítulo tiene la frase más seductora: “al final el amor es una buena razón para que todas las cosas fallen”.

Un festival de acontecimientos, impulsos, malas decisiones, factores inesperados y personajes más humanos que ficticios, nos sumerge en 128 horas de asalto, el tiempo equivalente y justo que necesitamos los espectadores para dejarnos llevar con ilusión hasta los inesperados minutos finales, donde apretamos los labios, cerramos los ojos y exclamamos con placer ¡Bella Ciao!

***

Bella Ciao, la canción de la resistencia

Todo comienza con un robo a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que fue planificado por El Profesor y ejecutado por un grupo de ocho personas. De fondo suena Bella Ciao, canción que fue entonada por la Resistencia italiana: movimiento armado que se opuso al fascismo liderado por Benito Mussolini y al nazismo. 

Otra versión sobre la canción es que esta  poseía extractos de los cantos Fior di tomba y Picchia picchia la porticella. Sin embargo, el sonido más antiguo con el que más se relaciona es la música klezmer, de la tradición askenazí de Europa del Este. De hecho, algunos atribuyen el origen de la canción a una acordeonista klezmer, Mishka Ziganoff, quien dejó un registro en 1919.

La canción se difundiría más en las manifestaciones de 1968, y sería adoptada en Chile como un himno de la revolución cultural del gobierno de Salvador Allende. 

Ha sido interpretada por Mercedes Sosa y Manu Chao, entre otros.

Por Daniela Callejas Delgado /Twitter: @_danicallejas

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