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Si bien estamos acostumbrados a escuchar de los amigos los cuentos de amores pasados, de esos que dejan huella, esos que no se olvidan o de aquellos que simplemente no pudieron ser; Amodio es entonces la obra para deleitar ese lado voyerista y un tanto entrometido que tenemos los seres humanos a la hora de conocer, de boca de quienes las vivieron, las historias de amor y desamor, con engaños, mentiras, amores a primera vista, amores impulsivos y amores que regresan.
Durante esta temporada, los espectadores podrán disfrutar de un espacio no convencional, donde la Casa del Teatro Nacional se convierte en muchas posibilidades para desarrollar una sola obra compuesta por varias historias. Sin telones de apertura, ni cambios de luz que marquen una nueva escena, la escenografía es cambiante y es el público quien transita el espacio para involucrarse como un fisgón que se deleita con lo que ocurre y después de observar se levanta y se traslada para conocer otra faceta del amor.
Al igual que las relaciones de pareja, la puesta en escena de forma no tradicional permite romper la rutina, ver las cosas desde otro punto de vista, el público entra en el espacio del actor y se identifica con las historias. Sin duda el número siete se considera trascendente, un número perfecto a la hora de hablar de maravillas del mundo o de cuestiones religiosas; sin embargo, en este caso ese número se logró de forma casual, pues el elenco ya estaba dispuesto para trabajar, así que la directora se encargó de que las historias se adaptaran al número de actores que participan.
Un elenco que pone el corazón en cada sentimiento que se desborda en la trama desarrollada. Pilar Díaz Quesada, Camilo Amores, Diana Bolaños Rico, John Mora, Isabel Gaona, David Páramo, Felipe Correa, Andrés Suárez y Esteban García son los encargados de robarse risas, generar sorpresa y hacer que el público se reconozca en al menos una de las historias que se cuentan en Amodio.
Pilar Díaz Quesada, la directora, estudió teatro en Ginebra (Suiza), se graduó en The American Academy of Dramatic Arts (AADA) en Nueva York y realizó el programa completo de la técnica Meisner en el William Esper; técnica que hoy día enseña en Colombia y Suiza. La técnica propone una actuación desde lo real, explica que consiste en una serie de ejercicios que se trabajan bajo una definición concreta de la actuación como “vivir honestamente bajo circunstancias imaginarias dadas”, que es lo que posibilita al actor lograr un tipo de actuación honesta.
Esta joven directora ha logrado fortalecer su carrera artística desde varios frentes: se ha desempeñado como actriz en diversas obras, ha dirigido obras de teatro infantil y es coach de actuación. Actriz, docente, productora y ahora directora, Pilar confiesa que su verdadero amor es la dirección, ya que le permite reunir todas las pasiones de su carrera profesional en una sola.
Llama la atención de esta obra el gran trabajo de producción y la unión del equipo de la tras escena, que se vincula para convertir cada espacio en un nuevo escenario mientas el público se traslada de una historia a otra. Quince personas contando los actores, quienes también toman partido en el montaje, se encargan de trasladar, mover, organizar y volver a desmontar las escenografías para cada relato. Adicional a esto, la decoración y los objetos que dan vida al Súper Center, la tienda departamental, están disponibles para que el público los adquiera.