El Magazín Cultural

Olga Tokarczuk, la piedra en el zapato de la extrema derecha

Tokarczuk es apenas la 15ª mujer en ser laureada en 116 ediciones de la máxima distinción de la literatuta universal. La primera fue la sueca Selma Lagerlof, en 1909, y la única latinoamericana la chilena Gabriela Mistral, en 1945.

Joseph Casañas - @joseph_casanas
10 de octubre de 2019 - 07:45 p. m.
La escritora polaca Olga Tokarczuk recibió este jueves el Premio Nobel de Literatura 2018. / AFP
La escritora polaca Olga Tokarczuk recibió este jueves el Premio Nobel de Literatura 2018. / AFP

El poder de una obra y la estupidez humana. Año 2014. A Olga Tokarczuk la invitan a un programa de televisión para hablar de Los libros de Jacob, texto en el que cuenta la oscura y perversa historia del rabino Jacob Frank, un líder religioso de origen judío que dirigió la conversión forzosa al catolicismo en el siglo XVIII y que es recordado por haberse autoproclamado “mesías”.

Pese a que el libro llevaba varios meses circulando y había sido traducido incluso al inglés, la extrema derecha polaca ignoraba que la pluma de Tokarczuk desenmascaraba a uno de sus líderes ideológicos. A su mesías. No lo sabían hasta que vieron la entrevista. No lo sabían hasta que escucharon a Tokarczuk. Su líder había sido desnudado y, de paso, sus convicciones habían sido sacudidas.

“Creo que es necesario y justo reconocer nuestros errores. No hay que esconder los terribles episodios que protagonizamos como potencia colonizadora. Se utilizó la esclavitud para reprimir a las minorias, llegando incluso al asesinato y la violación, como fue el caso contra la comunidad judía”, dijo Olga Tokarczuk en aquella entrevista. Una bofetada en la cara para los fundamentalistas polacos. Lea también: Peter Handke: un destello de locura

Tras la entrevista, la escritora —que nació en Sulechów, un pequeño pueblo polaco en la provincia de Voivodato de Lubusz, situada en el oeste— fue amenazada de muerte. Las autoridades encontraron que había razones para tomarse en serio los más de 160 mensajes intimidatorios que circulaban por redes sociales. No todos eran reales, pero alguno podría tener la capacidad de convertirse en realidad y hacer daño. La editorial no quiso correr riesgos y le asignó un guardaespaldas. Ni en su literatura, que mezcla la realidad y la metafísica, se hubiera imaginado ese escenario.

El episodio no la amedrentó; todo lo contrario. Horas después de que la Academia Sueca anunciara que la escritora de 57 años había ganado el Premio Nobel de Literatura, la escritora envió un mensaje directo. Sin eufemismos. “Piensa ahora en Polonia y en los polacos que viven momentos difíciles. El domingo se celebran elecciones decisivas para la forma que tomará la democracia, incluso para la supervivencia de la democracia”.

Tokarczuk no es el tipo de escritoras que evita hablar de las realidades políticas y sociales de las sociedades actuales. Ya pasó tiempo desde que decidió reconocer su simpatía por la izquierda y cuestionar la política del actual gobierno: el nacionalista conservador de Derecho y Justicia (PiS).

Los dirigentes de ese partido, como los de cualquier otro de aquí o de allá, tienen un discurso armado. Un libreto efectista que busca que sus votantes sientan miedo por fuera de sus doctrinas políticas. La obra de Olga Tokarczuk cuestiona esa forma de hacer política tan utilizada por estos días, por estos lados, por estos tiempos. La que es considerada como la más trascendente novelista de su generación hace una invitación constante a cuestionarse conceptos como identidad, patria y nacionalidad.

“Ser polaco significaba pertenecer a una comunidad cultural que representaba un verdadero desafío y los políticos deberían estar alineados con eso. La historia de Polonia es muy complicada. Estos mapas de cambios todavía están presentes, sobre todo en la mente de las generaciones más jóvenes”.

Al mismo tiempo, dice, “Polonia es un gran lugar para un escritor. Nada es obvio en Polonia, tienes que narrar todo de nuevo. Necesitas escribir novelas históricas ahora y reiterar las cosas. Los vicios de esa propia historia. Es similar a volver a traducir la misma novela para adquirir un nuevo idioma. Debes volver a contar la historia de Polonia mediante un nuevo idioma. El idioma polaco es uno de los mejores, cuando se trata de expresar cosas difíciles”. A partir de sus letras y sus posturas, se explica su predilección por los trabajos de Carl Jung.

En la actualidad, sus libros son los más vendidos en Polonia y están traducidos a más de 25 idiomas, incluidos el catalán y el chino. Muchos han sido llevados al teatro y a las pantallas. Su obra, sumamente variada, abarca desde el cuento filosófico Los niños verdes (2016) hasta una novela policíaca, ecologista y metafísica: Sobre los huesos de los muertos (2010), y una novela histórica de 900 páginas: Los libros de Jacob (2014).

Después de cada libro vuelve a su pueblo. Piensa, escribe y publica, pero, de nuevo, vuelve a su pueblo. Volver a la raíz, dice, es un método para evitar la contaminación mental y literaria que implica vivir en las grandes ciudades.

“Un escritor, si quiere escribir desde una posición alejada y distante, y tiene la ambición de ver un contexto más amplio, tiene que establecerse fuera del centro, tal vez incluso en los márgenes. Esta perspectiva, este punto de vista, es muy bueno para escribir. Enfría tu cabeza. No te permite dejarte llevar por las modas, por cosas que son populares en la corriente principal”.

La propia Tokarczuk se describe como una persona sin una biografía: “No tengo una biografía muy clara que pueda relatar de una manera interesante. Estoy hecha de esos personajes que han salido de mi cabeza, que he inventado”, comentó recientemente.

Por Joseph Casañas - @joseph_casanas

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