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¿Qué cualidades busca para elegir a los directores con quienes trabaja?
Me inicié en esta profesión de forma más bien ortodoxa. Fue poco profesional la manera como empecé a trabajar con diferentes directores, en particular con Derek Jarman, quien me proporcionó una atmósfera muy familiar de trabajo, lo cual se tradujo en una amistad de por vida. Ese hábito lo internalicé tanto, a tal punto que durante mucho tiempo resultó muy difícil volver a trabajar, ya que no encontraba gente que estuviera en esa sintonía. La buena noticia fue que en efecto sí existían personas que querían trabajar así. Entonces diría que la amistad está en primer plano.
¿Qué tan importante ha sido el cine independiente para encontrar su propio camino en la actuación?
Tanto con Derek Jarman —quien ya no está entre nosotros— como con Sally Potter continúo teniendo una conversación muy viva. Sigue siendo fundamental el placer y el divertimento de realizar nuestro trabajo, el cual no percibimos como un mero producto. A veces nuestros filmes fueron recibidos con indignación, pero no nos importaba en absoluto (sonríe). No perseguíamos ningún lucro, sencillamente trabajábamos y seguíamos hacia adelante. Creo que con el tiempo ese ritmo se fue quedando muy dentro de mí, como también el sentimiento de que lo único que importaba era el proceso en sí, las relaciones establecidas durante el mismo y la alegría de trabajar con tus amigos.
¿Qué la llevó a involucrarse como productora en la película de Netflix “Okja”?
Durante la mayor parte de mi vida profesional he trabajado apoyando a cineastas, así que forma parte de una evolución natural. Supone dar un paso más porque acompaño al director desde la misma concepción del proyecto.
¿Lo considera también una forma de control positivo sobre los trabajos en los que participa?
Mi labor no es la de controlar, sino demostrar un compromiso. Producir es una forma de ejercer de aliado público. Es importante que los cineastas sepan que su equipo está implicado en la película, que somos soldados de su ejército.
¿Se siente cercana al tono melancólico que domina “Only Lovers Left Alive”?
Sí y no. Al final del año, durante el rodaje de la película de Jim Jarmusch, mi mamá murió. El shock fue evidentemente traumatizante, pero también me iluminó sobre el tema de la película y me permitió aprehender las cosas. Cuando un padre muere, se siente muy fuertemente la sensación de llegar al final de una historia, de estar por fuera del tiempo. Hoy vivo en una isla en Escocia, no tengo televisor ni cuenta en Twitter ni Facebook. Vivo un poco ermitaña, trato cotidianamente de aislarme y de protegerme de la época. Al mismo tiempo, me atraen irreprimiblemente la sociedad, la gente, el punto de vista de la juventud. La curiosidad es el empuje que me lleva hacia el mundo.
* Entrevista realizada con el apoyo de Revista Avianca, El Mundo y Los Inrockuptibles.