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El fin de la legislatura trajo consigo un hecho histórico que pasó desapercibido por el polémico hundimiento del proyecto de la Fiscalía que buscaba engrosar las penas contra la corrupción, eliminar el beneficio de casa por cárcel e incluir en el estamento jurídico otros más de cincuenta artículos construidos durante dos años de discusión. El 20 de junio pasado, los congresistas de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), partido naciente del Acuerdo de La Habana firmado entre el Gobierno y la extinta guerrilla de las Farc el 24 de noviembre de 2016, concluyeron su primera etapa como parlamentarios, bajo un panorama incierto para muchos que dejaron las armas, cuando ya se registran más de 130 homicidios a excombatientes.
Desde la dirección del partido están preparando demandas ante instancias internacionales, como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, al considerar que no cuentan con garantías de protección y seguridad por parte del Estado. Además, porque sienten que el Gobierno los deja a un lado al plantear estrategias que resguarden las vidas de sus miembros, sin embargo, en la orilla de lo político, especialmente el Congreso, el primer año parlamentario fue una suma de aprendizajes, en un escenario en el que, por primera vez, levantaron sus banderas políticas a través de la palabra y el debate.
Además de asistir a las sesiones, la bancada se metió en el rol, desde la propuesta de proyectos hasta la convocatoria de debates de control político para indagar sobre los avances de la implementación del Acuerdo de Paz, bajo la perspectiva, también, del asesinato a líderes sociales y excombatientes. Este último, un espacio de análisis de la situación al que no asistieron los altos funcionarios del Gobierno, según los parlamentarios. “Tal como la situación en la que hemos pedido entrevista con el presidente Duque y no ha sido posible que nos atienda”, precisó la senadora Victoria Sandino. En total, como coautores con otros partidos, especialmente los de oposición, la FARC radicó 18 proyectos de ley y seis de acto legislativo, enfocados a cumplir lo suscrito en La Habana.
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De los cuatro congresistas consultados por El Espectador, todos coincidieron en un balance positivo de su desempeño y protagonismo en el Capitolio, pese a situaciones adversas que vivieron, por ejemplo, por cuenta de acaloradas discusiones en las que, principalmente el uribismo, fueron señalados de “narcoterroristas” y otros adjetivos descalificadores. “Nosotros tomamos la decisión de no responder en esos términos. No es y no será nuestra práctica. Los debates tienen que ser políticos y, si quieren, ideológicos, pero no de esa manera”, comentó Sandino, quien, además, precisó que el trato que recibieron de la mayoría de los partidos fue respetuoso, situación contraria al imaginario que se plantearon antes de ejercer sus funciones parlamentarias.
“Ha significado un cambio en la vida, un cambio en la lucha política, de las armas al Congreso. Fue algo muy radical y demandó transformar los hábitos”, compartió su experiencia personal el senador Julián Gallo, vocero de la bancada. A él, se le suma sus compañeros Luis Alberto Albán y Pablo Catatumbo. Ambos reconocieron el compromiso que asumieron para aprender las dinámicas del Congreso a través de unos cursos acompañados por la Universidad Nacional y del Rosario. “Pero una cosa es la teoría y otra la práctica”, dijo Albán, dejando entrever las mismas dificultades que tuvieron para entender el universo legislativo. “Sabe más una gallina de chupar helado que nosotros del Congreso. Por eso han sido determinantes los integrantes de las Unidades de Trabajo Legislativo (UTL), quienes nos instruyen de conceptos y nos apoyan técnicamente para poder complementar la visión política en algunos temas”, resaltó Gallo.
Destacan también las relaciones con otros parlamentarios y el trabajo en territorio con las comunidades. “A mí no me gustaba que me dijeran congresista o senadora. No me sentía nada de eso. Ahora entiendo cuando me lo dicen. Soy senadora por unos temas específicos, como este de escuchar a la gente, de poder ayudarles y contribuir en algo”, postuló Sandino. “Hemos ganado la credibilidad y confianza de muchos compañeros de otros partidos que, incluso, nos han buscado para compartir proyectos, para impulsar propuestas”, manifestó por su parte Albán.
De los proyectos propios radicados por la bancada, solo dos tuvieron trámite en comisiones y plenaria del Senado, que son el acto legislativo que garantiza el derecho al agua y la creación de la Subdirección de Vías Terciarias. Los otros, como el tratamiento penal diferencial a pequeños agricultores de cultivos ilícitos, el reconocimiento del campesino como sujeto de derechos y los beneficios a morosos del Icetex se quedaron sin oxígeno, dicen, porque no se asignaron ponentes o no se enviaron a la respectiva célula legislativa.
La idea de la FARC es presentar de nuevo lo que no logró moverse y, con más experiencia y sin tanta timidez, presionar para darles gestión. Igualmente, en este período de descanso continúan las reuniones y las mesas parlamentarias sociales, en las que están construyendo iniciativas individuales y colectivas. Por ejemplo, la senadora Sandino entregará propuestas sobre salud sexual y reproductiva para niñas y adolescentes, y sobre violencia gineco-obstétrica. Por su parte, el representante Albán trabaja en los proyectos de desarrollo de las Juntas de Acción Comunal y subsidio mínimo vital. En conjunto con otras bancadas se preparan proyectos para la regulación del consumo de la marihuana, el uso de esta planta en tratamientos terapéuticos, como una nueva apuesta a la política de drogas, y la reforma rural integral, pendiente del Acuerdo de La Habana.
En el hilo de lo que calificaron como positivo, se suman los debates de control político que, adicional al del avance de la implementación del Acuerdo de Paz, se cuentan las discusiones adelantadas sobre el caso de corrupción de Odebrecht y las mociones de censura contra los ministros de Hacienda, Alberto Carrasquilla, y Defensa, Guillermo Botero, de los que fueron firmantes. Participaron en otros espacios de control como el de las directrices del Ejército que revivirían los llamados falsos positivos, convocado por Gustavo Petro en Comisión Primera de Senado, y la reactivación del uso de glifosato. Llevaron a cabo audiencias públicas en Congreso y territorios.
Pero, como bien dijo el senador Catatumbo: “La experiencia, como todo en la vida, tuvo sus cosas positivas, negativas y otras regulares”. En principio, poco de lo pactado en La Habana logró sobrevivir. La reforma política se hundió, junto a la electoral, al igual que las 16 circunscripciones especiales de paz. Mientras que otros proyectos ni siquiera han sido radicados, como la reforma rural integral. Recuerdan, también, que el plan marco de implementación dentro del Plan Nacional de Desarrollo tampoco se incluyó y que la discusión de este mismo fue muy pobre en Senado. “Se aprobó a pupitrazo limpio”, señaló Catatumbo. Por último, reiteraron su rechazo a las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que, aunque se hundieron representando un triunfo para el Acuerdo, significó, a su juicio, un desgaste legislativo.
“No me explico por qué el presidente se embarcó en esa pelea contra la Corte, las objeciones eran abiertamente inconstitucionales y se preveía que a la larga se hundirían. Fue un gesto hostil al Acuerdo de Paz. Considero que se perdió mucho tiempo que lo pudimos utilizar en el PND, que era más urgente e importante”, señaló Catatumbo. Además de los reparos, Gallo recalcó también el proyecto uribista que pretendía crear una sala especial para militares en la JEP. “Todo esto desgastó al Gobierno y le hizo perder tiempo al Congreso. Fue muy desastroso para el desarrollo político, pero el Ejecutivo se siente satisfecho porque se aprobaron la reforma tributaria, Ley TIC, PND, Presupuesto General de la Nación. Y pasaron a costa de imponer unas mayorías, así se diga que no, con lo que se ha denominado mermelada”, aseveró el senador vocero, haciendo reparos a la nueva forma de relacionamiento que impuso el presidente Duque con el parlamento.
Sin mucha bulla, los congresistas de la FARC concluyeron esta primera etapa que los formó políticamente. La segunda legislatura, dicen, la asumirán con más propiedad, sin escatimar que siempre hay cosas por aprender.