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¿Cuál es el balance que hace de este Congreso que, se supone, era el de la paz?
Altamente positivo. Se sacaron iniciativas, como el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición y quedó desarrollado con una reforma constitucional, con una ley estatutaria y con una ley de procedimiento. Se logró que los miembros del hoy partido FARC transitaran de ser una organización armada a una organización política y la prueba es que ya tiene senadores y representantes elegidos. También, reformas como la estabilidad jurídica del Acuerdo de Paz, que es el blindaje de las normas que lo desarrollaron frente a las pretensiones de modificarlas sustancialmente. El Estatuto de la Oposición, que era un saldo pendiente desde 1991, también salió adelante.
Con ese blindaje jurídico y las reformas del uribismo ¿qué tan fácil será modificar el Acuerdo de Paz?
Son inviables las modificaciones de las normas que han desarrollado el Acuerdo de Paz, porque en esa reforma que introdujimos se señala expresamente que durante tres periodos constitucionales de Gobierno no se podrán hacer cambios sustanciales. Quienes quieran hacerlos, no van a poder.
La semana pasada, en el Congreso hubo una especie de pulso político entre el gobierno saliente y el entrante, alrededor de la reglamentación de la JEP. ¿Quién ganó ese pulso: ustedes o el uribismo?
No hubo ningún pulso político, sino un desarrollo normativo de las pautas de procedimiento de la JEP y las únicas ganadoras son las víctimas. El Centro Democrático solamente introdujo dos artículos nuevos de los 74 del proyecto de ley. Por lo tanto, el gobierno logró persuadir al Congreso de acompañar el 98 % de la iniciativa. Si hablamos de triunfos, este fue, políticamente hablando, para el gobierno del presidente Santos, en medio del clima político más adverso.
Desde esa perspectiva, ¿cómo describe el actuar de algunos legisladores que en 2016 refrendaron el Acuerdo de Paz y hoy se retractan?
Partidos como el Polo Democrático, la Alianza Verde y la ASI estuvieron con la paz de manera integral, incondicional y de principio a fin. Otros, como la U, Cambio Radical, el Partido Liberal y el Conservador, tuvieron algunos miembros incondicionales y coherentes con la paz, pero otros fueron oscilantes en sus posiciones y profundamente incoherentes.
¿Eso les costará políticamente?
Las decisiones incoherentes terminan haciéndoles daño a ellos mismos porque es la ciudadanía la que observa y los resultados electorales vienen cada vez más dando cuenta de esa insatisfacción con la incoherencia. Las pruebas saltaron a la vista con las últimas elecciones. Desafortunadamente, muchos dirigentes políticos aún no se dan cuenta de esa realidad.
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El presidente Santos dijo que no va a objetar los artículos que reformaron la reglamentación de la JEP, porque no puede hacerlo. ¿El gobierno va a demandar lo que introdujo el uribismo a la JEP?
Ese proyecto lo vamos a sancionar, porque la JEP requiere esas normas con urgencia, pero luego demandaremos ante la Corte Constitucional los dos artículos que introdujo el Centro Democrático.
¿Le genera tranquilidad el gobierno de Iván Duque? Se lo pregunto porque pareciera que el clima de polarización no ha cedido…
Los congresistas del Centro Democrático no le ayudan al presidente electo en su discurso de unidad. Han mantenido una actitud hostil frente al gobierno actual y frente a quienes piensan distinto a ellos. Yo los invitaría a ser consecuentes con lo que ha dicho el presidente electo y, si le quieren ayudar a materializar su discurso, deberían moderar sus opiniones porque siguen en la misma actitud que destilaron en las elecciones pasadas, generando polarización y dividiendo al país.
Usted fue el ministro que lideró la implementación del Acuerdo de Paz. ¿Cuáles fueron los momentos más complejos con los que tuvo que lidiar?
Uno muy crítico fue cuando Cambio Radical nos anunció que no votaría la ley estatutaria de la JEP. Nos pareció la primera gran incoherencia. Y el segundo momento fue cuando, en el trámite de la ley de procedimiento de la JEP, muchos senadores, que antes apoyaron la paz, votaron, contra nuestra voluntad, los dos artículos que promovió el Centro Democrático, y que desde el principio señalamos que eran contrarios a la Constitución.
¿Qué reformas se quedaron en el tintero y que no podrá eludir el próximo Congreso?
Una reforma electoral, que debería estar en el primer punto de la agenda legislativa. Si no se tramita una norma que reforme de fondo el sistema actual, la ciudadanía va a seguir pasando factura y es muy probable que, en cuatro años, haya una decisión que renueve de manera importante las instituciones democráticas.
¿Qué proyectos llevará el 20 de julio el presidente Santos?
Estamos terminando la consulta previa con las comunidades para llevar al Congreso la reforma de desarrollo rural integral, y la vamos a radicar con mensaje de urgencia. Estábamos agotando la consulta, que es obligatoria, pero, el 20 de julio, la radicaremos. Es muy importante, porque ayudará a cerrar las brechas entre quienes viven en el campo y la ciudad. Y además, implica el desarrollo del primer punto del Acuerdo de Paz. Lo que más destacamos es que esta iniciativa ha sido concertada con muchos sectores sociales y políticos.
¿Cómo le ha ido en el proceso de empalme con el gobierno entrante?
Ya tuvimos una primera reunión y fue muy cordial. La manera como se ha desarrollado habla muy bien de la solidez de nuestras instituciones. Cuando el presidente Santos fue a las urnas, el 17 de junio, llamó la atención frente a que los dos candidatos que estaban compitiendo representan a sectores políticos que han estado en la oposición a este gobierno. Eso significa que estamos en una democracia auténtica, real y que permite la alternancia en el poder. El empalme con el equipo del presidente electo se ha desarrollado tan cordial y tan institucional, que es también una prueba adicional de que, con el gobierno del presidente Santos, la sociedad colombiana nunca estuvo en riesgo de convertirse en un régimen como el de Venezuela.
¿Qué rol espera que asuma el presidente Santos cuando salga del gobierno? Hoy vemos al expresidente Uribe muy activo y aún ejerciendo la política…
Existen todas las pruebas de que el presidente Santos es un hombre de talante democrático e institucionalista y, por lo tanto, tenemos certeza de que ese talante lo acompañará como expresidente.
La oposición que ahora liderará el excandidato y futuro senador, Gustavo Petro, tendrá muchos más dientes por cuenta del Estatuto de la Oposición. ¿Qué cree que va a pasar con él como representante de ese sector?
En una democracia siempre es necesaria la oposición y, cuanto más seria y apegada a la verdad sea, mucho mejor para la democracia.
¿Cómo evalúa la que ustedes tuvieron?
La oposición que tuvimos acudió en muchas ocasiones a la mentira. Ojalá la que va a enfrentar el gobierno entrante sea una oposición que no cometa el grave error de acudir a esas prácticas de desinformación que tanto daño hacen.
A propósito de incoherencias políticas ¿cómo vio la decisión de su partido, bajo el liderazgo de César Gaviria, de adherir a la campaña de Iván Duque?
(Risas) Me muero de las ganas de opinar sobre el Partido Liberal, pero lo haré tan pronto salga del gobierno.
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