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La segunda convención nacional del rebautizado partido nacido del Acuerdo de Paz estuvo rodeada de una bruma de dudas sobre cómo están las cosas al interior de la colectividad Comunes, su nuevo nombre. De dicho espacio no participaron los congresistas de las antiguas FARC, Victoria Sandino, Benkos Biohó y Joaquín Gómez, por considerar que la dirección del partido no daba cabida a los disensos, y que en la cumbre, que tuvo lugar el pasado fin de semana, no se discutieron los temas relevantes: la implementación del Acuerdo de Paz y el asesinato a excombatientes.
(Lea: Comunes, el nuevo nombre del partido de los excombatientes de las Farc)
En entrevista con El Espectador, Sandra Ramírez, senadora del partido, contó que esa marcada distancia entre parte de la oficialidad de la organización y los inasistentes a la convención no da cuenta de una ruptura al interior de la misma. Para ella es una manifestación de que “Hay diferencias en la lectura que hacemos del momento político”. Dice que la cumbre estuvo enfocada en resolver y unificar líneas estratégicas del partido para poder hacer parte de una gran convergencia que participe en la contienda electoral de 2022 que, en todo caso, es un paso más hacia lo fundamental: la implementación de lo pactado en 2016 en Cuba.
¿Cuál es el panorama del partido luego de la convención nacional de este fin de semana?
Es positivo. Dimos unas discusiones muy importantes en medio de la fraternidad, respeto, disciplina partidaria. Esto se ve reflejado en que aprobamos cuatro documentos muy importantes: la plataforma política organizativa y propagandística de nuestro partido, las líneas estratégicas para una gran convergencia en 2022, el cambio de nombre que es relevante por lo que significa esto para nuestro partido dada la realidad política del país, y avanzamos en darle facultades al consejo político para el cambio de representante legal. Haber concluido y aprobar por mayorías estos documentos quiere decir que estamos caminando todos juntos en este proceso revolucionario en el que venimos trabajando.
Habla de unidad al interior del partido, pero si algo demostró la convencional nacional es que hay marcadas diferencias con quienes no asistieron, entre ellos Victoria Sandino, Joaquín Gómez y Benkos Biohó...
Los compañeros son también directivos del partido y tienen unos derechos, entre ellos a participar en la asamblea. Teníamos sus acreditaciones listas para entregárselas apenas llegaran, si decidían hacerlo. Y que expusieran ahí sus inquietudes y opiniones, que es lo que uno hace en este tipo de eventos. Esta fue una forma de trabajo desde antes de ser partido.
(Contexto: La división tras la convención del Partido FARC)
¿Pero hay o no una ruptura al interior de la colectividad? Desde la creación de la misma se ha hablado de diferencias con sus miembros, con Andrés París, por ejemplo, y ahora con los mencionados. ¿Qué está pasando?
Las diferencias y los disensos se dan en absolutamente todos los partidos. Por eso se tienen unos estatutos que rigen a la militancia, que también fue aprobado por Victoria Sandino, Benkos Biohó y Joaquín Gómez. En uno de los últimos plenos (reuniones de partido), en la que también participaron ellos, aprobamos que ninguna diferencia, si se presentara, se haría pública por los medios de comunicación. Se decidió que estos asuntos se llevarían a instancias internas. Si transgredieron esta norma, su caso lo analizará la comisión de ética. Es lo que tenemos hasta ahora.
Insisto: ¿hay una ruptura o distanciamiento con estos militantes?
Hay diferencias en la lectura que hacemos del momento político. Por votación mayoritaria del séptimo pleno convocamos a la convención nacional con su asamblea extraordinaria, para hablar de los cuatro puntos que definimos: cambios de nombre y de representante legal, definir la plataforma política y trazar la estrategia electoral para 2022. En ese sentido, si la lectura del momento político de ellos no se aprobó por mayoría, sencillamente la minoría se somete a la mayoría. Eso pasa en toda organización. Fue lo que ocurrió.
¿Cuál es la lectura de la realidad política de la oficialidad que sí asistió a la convención?
A nosotros se nos aproxima la contienda electoral. Todos los partidos se están moviendo en ese aspecto trascendental para Colombia. Hoy somos una colectividad y no podemos ser ajenos a eso. Por eso la asamblea tocó temas como las líneas estratégicas para poder hacer una gran convergencia con otros partidos de cara a esas elecciones.
Lo otro es que necesitábamos con urgencia una plataforma política para nuestra acción como organización. Era prioridad un cambio de nombre porque la realidad nos está diciendo que el nombre nos estaba generando confusión. Nuestro anterior nombre, FARC, tiene una carga negativa inmensa y nos han estigmatizado. ¿Usted cree que a un partido le va a traer beneficios en lo electoral este aspecto? Es complicadísimo. Esa fue nuestra lectura.
(Un poco de historia: La bitácora crítica del partido que nació del proceso de paz)
Si eso es una urgencia, ¿en qué lugar queda la implementación del Acuerdo de Paz y los asesinatos a los excombatientes? Ahí es donde radica, entre otras cosas, el cuestionamiento de Sandino, Biohó y Gómez. Ellos insisten en que no se pueden sobreponer las necesidades políticas que dejan de lado esos dos puntos.
La implementación del Acuerdo es nuestra bandera. El Acuerdo se hizo para toda la sociedad colombiana y su implementación se logra con el trabajo de todos, juntos, como partido. En ese sentido, el Acuerdo incluye unas responsabilidades y compromisos políticos para dar cuenta de qué fue lo que ocurrió en el conflicto. Ganar terreno político en las elecciones de 2022 es un paso más hacia la implementación del Acuerdo. Quienes estemos ahí vamos a poder promover esta bandera.
Ahora, sobre los asesinatos: hay unas acciones que estamos realizando para parar esta barbarie. Hicimos una solicitud de medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hemos hecho lo propio ante el Consejo de Naciones Unidas, ante la alta comisionada, ante la Unión Europea y los países garantes del Acuerdo, ante el nuevo presidente de Estados Unidos. Esto para parar esta oleada de violencia ante la que el Gobierno no hace nada. Las cifras son escalofriantes: hoy 25 de enero tener 14 líderes asesinados, en un país que firmó un acuerdo...¡por favor! Todo esto también depende de nuestro trabajo ante esos organismos.
¿Se están quedando sin bases en el partido? Una de las críticas a la dirección de su colectividad era que estaban descuidando a la militancia base y que eso puede ser un riesgo para la existencia de la organización.
Hubiera sido muy importante que los compañeros hubieran estado en la convención nacional para que se enteraran del informe sobre la organización y sus 25 direcciones departamentales y dos territoriales. Nuestro partido no se va quedar solo en quienes firmamos el Acuerdo. No vamos a pasos agigantados, pero sí estamos creciendo en militancia.
Pasaron de ser una guerrilla donde la autoridad era la regla, y desde hace tres años son un partido democrático. A pesar de las críticas, ¿hay espacio para el disenso? Hablan de que trabajarán por un país que no esté regido por el patriarcado, que es autoritario. ¿Hay ahí una contradicción?
En la guerra éramos una organización político-militar. En la militar se cumplen órdenes, pero en los espacios de militancia con pensamiento político se daba la discusión. Eran espacios democráticos donde se hablaba de las diferencias, pero con respeto. Ahora, en la legalidad, hay espacios para los disensos. Se exponen las diferencias al colectivo y así se define cómo regulamos nuestra participación.
¿Cómo está el panorama para 2022? ¿Se han acercado a otros partidos para planear su participación en esa contienda?
Nos hemos acercado a partidos minoritarios para crear una gran convergencia de cara a esas elecciones. Por eso también fue importante la asamblea. En ella decidimos unos puntos para un gobierno que haga la transición completa de la guerra a la paz.
Es fundamental un presupuesto para la paz con justicia social, entender la salud como un derecho amplio e integral, que el trabajo sea reconocido como lo que crea la riqueza y dignifica a la sociedad, concebir la educación como un derecho fundamental y por ende acceder a ella de forma gratuita, y entender que la tierra, el agua, el aire, y el ambiente sano son bienes comunes y vitales para la humanidad. Estos asuntos hacen parte de nuestra visión política para llegar a una gran convergencia.
¿Con qué colectividades han hablado?
Con los alternativos, la bancada de oposición. Y con otras fuerzas propaz de la que hacen parte otros partidos, colegas del Congreso que son defensores del Acuerdo.
Si le nombro el Polo, Colombia Humana y Petro, los verdes, ¿con cuál han tenido más acercamiento?
Le puedo decir que la gran convergencia tiene que incluir a todos. Nos toca acercanos a todo y estamos en ese trabajo. Pero también con otros sectores afines a la paz, algunas personas del Partido Liberal, Cambio Radical, de la U, que están buscando el cambio del país. No nos podemos quedar atrás en la contienda de 2022.