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Este miércoles se realizó en el Senado un debate de control político sobre la posible injerencia de funcionarios del Gobierno en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, un tema que ha levantado preguntas sobre si esta administración ha violado, de alguna manera, la soberanía estadounidense al inmiscuirse en asuntos políticos internos. Más allá de que las voces del poder en Colombia tengan algún eco en los resultados de esos comicios, esta discusión es importante porque, para analistas y políticos, las presuntas acciones podrían dañar la relación bipartidista que ha sostenido el país con Estados Unidos y con la que han mantenido un fuerte apoyo internacional en diferentes sectores nacionales.
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Los senadores Iván Cepeda (Polo) y Antonio Sanguino (Alianza Verde), de la oposición, citaron a la canciller Claudia Blum para que respondiera a las acusaciones que ambos le endilgaron: reuniones de personal diplomático con miembros de la campaña de Trump, silencio por parte del Gobierno ante estos hechos, y, como resultado de esa fórmula, el rompimiento de la política exterior con la nación norteamericana por “entregarle a un sector republicano de la Florida los intereses de Colombia”, como señaló Cepeda.
El congresista del Polo afirmó que sí ha habido una acción concertada para intervenir en el voto colombiano de la Florida y que los primeros indicios se remontan al 9 de septiembre, cuando el expresidente Juan Manuel Santos dio esa información. Según la acusación de Cepeda, es Francisco Santos, embajador de Colombia en Estados Unidos, el que habría ofrecido apoyo a Trump. “No hemos escuchado del Gobierno un solo reproche. Es imperdonable que se hayan llevado a cabo gestiones para que el ataque al Acuerdo de Paz sea elemento de campaña de Trump”, comentó el parlamentario.
Específicamente, aseguró que el embajador ha sostenido conversaciones y reuniones con Fabio Andrade, un colombiano uribista radicado en Estados Unidos y que fomenta la plataforma llamada Colombia Habla, y que también ha participado en otra plataforma pro Trump, en Miami. Adicional a ello, mostró algunos videos que serían evidencia de una injerencia directa de congresistas como María Fernanda Cabal y Santiago Valencia, del Centro Democrático, en reuniones con bases republicanas.
En ellas, según las grabaciones, Cabal critica abiertamente el programa de la demócrata Kamala Harris y Valencia pone a disposición de los simpatizantes políticos de Trump unas cápsulas informativas que su equipo creó y que atacan el Acuerdo de Paz. “Qué bueno que ustedes las saquen, además ahora sirven mucho con la campaña de Trump”, pronunció Valencia en uno de esos encuentros, el pasado 5 de octubre. “¿Si eso no es intervención, entonces qué es?”, cuestionó Cepeda, increpando que la Cancillería no ha manifestado rechazo a esas actuaciones.
“No intervenir en situaciones domésticas de otro estado constituye una norma del derecho internacional y uno de los principios rectores de nuestras relaciones exteriores, como dice el artículo 9 de la Constitución. En las leyes estadounidenses está prohibida la participación en la política y las elecciones de un gobierno externo, de partidos políticos, asociaciones, etcétera. Se prohíben donaciones, contribuciones, dinero, tiempo, asesoría. Sin embargo, el Gobierno está desconociendo abiertamente estas obligaciones al intervenir en las elecciones”, añadió Cepeda, recordando diferentes comentarios de periodistas, demócratas, y el trino del embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg, con los que se preguntan por las actitudes de parte de políticos uribistas en Colombia.
En seguida, algunos senadores del Centro Democrático salieron en defensa de los copartidarios que Cepeda nombra en sus evidencias y de la gestión de Claudia Blum. Ernesto Macías, por ejemplo, expresó que el debate le parecía “inoficioso e insulso” puesto que la canciller había respondido a cabalidad, según su juicio, todas las preguntas. “La canciller ha sido muy clara en afirmar que no tienen conocimiento de que un funcionario haya tenido reuniones con activistas de una campaña en específico”, contó. Y que, en todo caso, de haberse dado alguna reunión entre Francisco Santos y miembros de la campaña Trump, Macías dijo que eso “está dentro de sus funciones y tareas como diplomático”. “No creo que se dañen las relaciones bipartidistas por el calor de esta campaña”, sentenció.
Acorde a eso, habló también Paola Holguín. Sus argumentos eran en defensa de otro asunto que durante el debate cuestionaron Sanguino y Cepeda: la participación de Juan David Vélez, congresista por los colombianos en el exterior, que también ha tenido cercanía con grupos republicanos. “Vélez es ciudadano colombo americano, y está inscrito al Partido Republicano. Parece que el debate es para censurar las opiniones de los congresistas del Centro Democrático”, declaró.
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Pero esa respuesta no dejó contentos a los senadores opositores. Ellos vieron con malos ojos no solo esa defensa, sino la que hizo el propio Juan David Vélez durante el debate. “Una cosa es tener opiniones políticas y otras organizar electoralmente una participación en el extranjero. En eso sí tiene responsabilidad el Gobierno nacional”, respondió Iván Cepeda. “Lo que no puede hacer Vélez es abusar de su posición de congresista en el exterior para hacer proselitismo electoral en nombre de una fuerza política”, añadió Sanguino.
Los argumentos de la canciller Blum tampoco resolvieron las inquietudes de los dos legisladores. La diplomática reiteró que “Colombia es respetuosa del proceso electoral de Estados Unidos y entiende que ese es un asunto interno. Colombia no interviene de forma alguna en esas elecciones”, manifestó. Así mismo, insistió en que el Ministerio de Relaciones Exteriores en representación del Gobierno sigue “profundizando” en la relación bipartidista porque ambas naciones son, la una para la otra, “aliados estratégicos”.
“Mantenemos relaciones frecuentes con demócratas y republicanos en las cámaras. Este año el embajador Santos ha sostenido 45 reuniones de trabajo: 25 con demócratas y 20 con republicanos. Y ha sostenido 30 reuniones con asesores legislativos de ambos partidos. El embajador no se ha reunido con representantes, miembros o activistas de la campaña presidencial de Donald Trump”, fueron las ideas principales del discurso de la canciller. Así, como suele suceder con temas en los que están en desacuerdo la oposición y el partido de Gobierno, el debate transcurrió entre acusaciones y respuestas inflexibles. Se expusieron, eso sí, las inquietudes de quienes consideran que el Gobierno ha transitado este tema como un silencioso cómplice de lo que sería una presunta predilección por el Partido Republicano.